Jeon apunta la daga contra el pecho de Kathrinna y se dispone a apuñalarla, pero casi al tocar la piel la propia daga de Kathrinna se interpone, como si obrara por sí sola. Jeon trata de alejarla pero esta termina haciéndole un profundo corte en su mano ahora desprotegida por su armadura causando que deba soltar la daga solar, nuevamente se impulsa contra Jeon que pone un escudo mágico evitando que la daga pueda acercarse.
- Tenemos problemas – escucha Egios, al voltear ve a Eldwin quien se ha escabullido a la vista de Jeon y que vierte un polvo sobre las cadenas mágicas que lo mantienen preso, al contacto, las cadenas de disuelven.
- Gracias
- Bruhon es más fuerte de lo que pensamos, logramos derribar al wyvern, pero Xelos ya no tiene energía suficiente para aguantar por mucho tiempo más a Bruhon, tenemos que vencer a Jeon para ir a ayudarle.
- ¿Puedes dejarme algo de ese polvo?
- Sí, pero cuídalo, no tengo mucho más. – dice él.
Jeon utiliza un hechizo con la esperanza de restringir el movimiento de la daga y por un momento lo logra. Egios se acerca en ese momento y clava una espada a través de la pierna de Jeon ya que su cuerpo y cabeza aún están protegidos por la armadura demoníaca. Jeon voltea con intención de atacar a Egios pero recibe una embestida de Eldwin que lo deja en el suelo.
- ¡El anillo! ¡Rápido! – les grita Kathrinna.
Egios se apresura a ir por el anillo de Jeon pero este nuevamente se encierra en un círculo mágico, Eldwin se apresura a lanzar su polvo antimagia que corroe el campo mágico y le deja expuesto, Jeon lanza un misil mágico contra Eldwin que poco puede hacer para evitarlo al tiempo que Egios lanza un tajo con su espada cortando los dedos de Jeon haciendo que el anillo pierda su poder. Jeon intenta lanzar otro misil hacia Egios pero su magia ya se ha agotado, mira a los ojos a Egios quien se acerca amenazante con su espada.
- Es todo una mentira – le dice Jeon – ella te destruirá igual que a mí.
Egios hace caso omiso a sus palabras y se apresura a clavar la fina hoja en el pecho de Jeon, sus ojos mágicos poco a poco se desvanecen hasta dejar sólo dos cuencas vacías. Kathrinna se libera y se acerca a Egios con quien se apresura a ir hasta Eldwin. El impacto ha sido fuerte pero afortunadamente Jeon ya no tenía tanta magia como para lanzar un hechizo a toda su potencia.
- Estarás en cama un par de meses, pero te repondrás – le dice ella.
- Eso es… reconfortante.
- Aún no hemos terminado. – le dice Egios.
Un grupo de cultistas se acerca, varios de ellos aun portando sus armaduras mágicas. Y de entre ellos, Bruhon, que con algunas heridas deja caer el cuerpo de Xelos. Luego hace señas a los cultistas para que los apresen.
- Se las arreglaron para acabar con mi fiel mascota y ahora también a mi mano derecha – dice Bruhon mientras se acerca al cuerpo de Jeon – pero yo he eliminado a sus oficiales, este elfo, esa mujer de la guardia, esto se ha terminado, sus sacrificios y el de todos mis acólitos no ha sido en vano.
- Tu tiempo se termina – le dice Kathrinna
- Cualquier truco que aún tengas bajo la manga, ya lo he previsto.
La daga de Kathrinna se levanta del suelo, corta a los cultistas que llevan a Kathrinna y luego ella toma el arma, lanzándose sobre Bruhon pero este la encierra en una burbuja mágica incapaz de moverse. Egios trata de moverse pero los cultistas le amenazan con sus armas. Bruhon toma la lanza del suelo y con ella atraviesa a Kathrinna en su pecho.
- Quédate ahí – dice él – No entiendo por qué Jeon tuvo tantos problemas contigo.
Egios observa a Kathrinna inmóvil mientras lo llevan hasta el resto de sobrevivientes, encerrados en un punto del patio mientras los cultistas hacen un círculo alrededor evitando que alguno pueda salir. Allí encuentra a Fiona que es cuidada por Sevara y otro guardia, aún inconsciente. La Capitana con graves heridas también es asistida por uno de los guardias.
- Bueno, dimos una buena pelea diría yo – dice Eldwin.
- Debe haber algo que podamos hacer – dice Egios – No podemos terminar aquí, hay que salvar a Kathrinna, a Xelos.
- Están acabados – dice Eldwin – igual que nosotros, ahora vendrán a invitarnos a su culto y los que se nieguen serán un sacrificio para ese demonio.
- No te rindas aún.
- Mira a tu alrededor, estos hombres ya no tienen fuerza para luchar, los líderes han caído.
Egios mira a los sobrevivientes, los guardias reposan en el suelo, sin armas, muchos de ellos heridos, y en el fondo visualiza al guardia que lo sacara antes de la explosión, está sentado como meditando junto a otros cuatro, se acerca a él.
- ¿Últimas oraciones? – pregunta Egios.
- Enviamos nuestra posición a nuestro Guardián, él nos ayudará.
- Si quisiera hacerlo habría venido hace tiempo, no habría permitido que tantos murieran.
- Él vino, con nosotros, somos sus espadas y sus escudos, en forma de nuestros ejércitos él ejerce influencia sobre el mundo, porque no es un mundo para él reclamar sino para que nosotros aprendamos a defenderlo y luchar por él.
- ¿Por qué habría de ayudar entonces?
- Recuerde señor – dice otro de los guardias – Hasta el último hombre, hasta el último aliento – y entonces abre sus manos y le muestra una pluma blanca.
- Él ya nos ha escuchado – le dice el primer guardia. – escuche.
Editado: 13.09.2018