El destino de Megan

Capitulo 1 -

Inverness 1306, Castillo de Inverness

- ¡¡Joder Robert!! No me puedes pedir eso. Se supone que somos amigos

- Por eso te lo pido hermano, necesito aliados, y esta unión nos daría una alianza con los MacLeod, sabes la brutalidad de ese clan.

- Pero nadie conoce a esa muchacha, nadie la ha visto nunca ¿No te parece raro? ¿Y si tiene algún tipo de deformación?

- ¿Prefieres casarte con la pequeña? Lady Elisabeth.

- No por Dios, Pero ¿Y si es peor?

- Si es peor la llevas a tu castillo, la das una buena vida durante un año y un día y tú sigues con la tuya. No te pido que te enamores Niall, solo te pido una unión de manos, después de eso, tú decides

- Lo hago porque eres mi rey, pero esto no me pinta bien, nunca entendí porque nadie conoce a la hija mayor de ese monstruo cuando a los otros dos hijos los pavonea por todos los sitios.

- Ves y averígualo, confío en ti Niall.

Robert Bruce acaba de subir al trono de Escocia, necesitaba todos los aliados posibles para hacer de Escocia una nación fuerte. Su intención es que cada clan conservara sus territorios, pero necesitaba mantenerlos unidos, por eso estaba pidiéndole ese favor a su gran amigo Niall Mackington.

El rey sabía perfectamente que le estaba pidiendo un gran sacrificio a su amigo. En el clan MacLeod había algo oscuro y tenían que descubrirlo.

Cuando vivía el viejo Laird la gente del clan era feliz, Cameron MacLeod era un hombre bondadoso y justo. Se casó con la hija mayor del clan MacClarens y tuvieron una hija llamada Liana.

Todo el mundo adoraba a esa muchacha, creció y se convirtió en una belleza, sabían que cuando tuviera edad casadera no iba a tener ningún problema para elegir esposo, ya que todos los hombres de Escocia bebían los vientos por ella.

La madre de Liana falleció cuando ella tenía dieciséis años de unas fiebres y su padre nunca superó la muerte de su esposa. Habían intentado tener más hijos, pero la providencia solo les bendijo con su queridísima Liana. Cameron estaba muy preocupado por quién lideraría su clan cuando él faltase. Liana tenía que casarse, pero le había prometido que no la obligaría a casarse con alguien que no quisiera, por lo que creó un edicto, para que en el caso de morir antes de casar a su pequeña el problema quedase resuelto. Firmó y sello el edicto y lo guardó en un lugar seguro.

Por desgracia el Laird murió al año siguiente, el consejo del clan estaba dividido, había algunos miembros que pensaban que ese edicto les haría débiles y le hicieron una encerrona a la joven Liana, concertándole un matrimonio con el hijo pequeño del Clan MacNeill, uno de los clanes más oscuros y bárbaros de todas las Highland.

Algunos miembros del clan intentaron evitar ese matrimonio, pero el tío de Liana, al ser el único pariente vivo de la muchacha había firmado el compromiso sin su consentimiento por lo que no se pudo deshacer el trato, y así fue como George McNeil se convirtió en el Laird del clan MacLeod.

En los años sucesivos el clan entro en una oscuridad profunda. Liana pasó de ser una muchacha buscada y adorada en las fiestas y los encuentros entre clanes a qué nadie la volviera a ver prácticamente. Sus amigas intentaban visitarla o invitarlas a sus clanes, pero siempre se excusaba.

Un año después de los esponsales falleció durante el parto de su hija Megan.

George MacLeod era un hombre hosco, creó un ejército de guerreros bárbaros y sin ningún tipo de escrúpulos, el resto de los clanes dejaron de invitarlos a sus reuniones excepto cuando era indispensable. Dónde ese grupo de guerreros iba sembraba el caos y el horror, los hombres escondían a sus mujeres y sus hijas y nadie quería hacer trato con ellos.

Al año siguiente volvió a esposarse con una viuda inglesa que tenía dos hijos, una niña de un año y un niño de seis, era perfecto, ya tenía un heredero. Ya no tenía que preocuparse por esa niña que había nacido de las entrañas de la inútil de Liana MacLeod. Al Laird le hubiese encantado acabar con esa mocosa, conocía la existencia de un edicto que le hacía peligrar su título al mantenerla con vida, pero le daba más miedo la maldición que esa vieja bruja le había echado en la torre del castillo.

Así pasaron los años y en las sombras más oscuras Megan MacLeod se convirtió en una mujer de diecisiete años.

Robert Bruce sabía que la idea era buena. Era peligroso, porque era cierto que un matrimonio con la hijastra del Laird no sería bien recibida, pero había llegado sus oídos que existía un edicto oculto del viejo Laird MacLeod que inhabilitaría el título de George, y algo tenía que ver con su hija Megan, de la cual todos conocía su existencia, pero nadie la había visto jamás. Y por supuesto Robert no podía permitir que en su reino hubiese engaños y conspiraciones, por eso tenían que trazar un plan para desenmascarar a George MacLeod, y ahí era donde entraba su fiel amigo y hermano de armas Niall Mackington, solo podía contar con sus amigos más íntimos para esta misión y sin duda él era uno de ellos.

Niall partió al alba del castillo de Inverness junto con sus hermanos y los miembros de su clan que le habían acompañado a buscar la que sería su futura esposa.

Nunca le habían gustado los MacLeod, pensaba que el jefe del clan era un cobarde, nunca había participado en ninguna batalla, siempre mandaba a su ejército al mando de su hijastro Ian, un inglesito criado en Escocia que trataba a todo el mundo con prepotencia, sus guerreros eran brutales en las batallas, conocidos por su poca piedad, arrasaban aldeas, mataban niños y ancianos y violaban a las mujeres.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.