El destino de Megan

Capítulo 6

Hacía cuatro semanas que esos malnacidos de los hermanos Mackington habían llegado al castillo para llevarse a Megan.

Hizo lo que tenía que hacer, no podía permitir que otro hombre disfrutara de ella, y mucho menos que le contara lo que había pasado allí durante tantos años. Si alguien se enteraba lo ahorcarían, al fin y al cabo, ella era la primogénita de George MacLeod, una Lady y nadie podía mancillar su honor y menos todas y cada una de las cosas que le había hecho a esa muchacha.

Había intentado olvidarse de ella, había ido a la cabaña. Sus placeres eran un poco atípicos, lo reconocía, no tenía suficiente con poseer a una mujer, para poder demostrar su hombría debía someterlas, verlas sufrir y suplicar para después poder disfrutar de los placeres carnales.

En estas cuatro semanas, era tal su ira y su frustración que se había excedido un poquito con alguna que otra chica, total nadie las echaría de menos y además las mujeres no servían para otra cosa que no fuera satisfacer a los hombres.

De alguna forma tenía que idear algún plan para enterarse de lo que estaba sucediendo sino se iba a volver loco, aunque por otro lado dudaba que esa fulanilla le contara nada a nadie, le temía demasiado, ya se había encargado él de que así fuera, además, aunque no había muerto, que era lo que tenía que haber hecho dudaba mucho que se despertara en algún momento. Había visto como había quedado su cuerpo y no tenía posibilidades de sobrevivir, a lo mejor ya estaba muerta.

Esperaría unos días a tener noticias y si no idearía un plan, y si seguía viva acabaría con ella, aunque intentaría poder disfrutar de ella, aunque fuese una vez más, no le importaba si estaba dormida o despierta, le gustaba ver sufrir a las mujeres, pero tampoco era algo que le preocupara con ella porque solo con pensar en ella se ponía duro.

Con ese pensamiento aquel monstruo se levantó del suelo exhausto por la noche que había pasado en esa cabaña, pensar en ella había levantado su hombría, cogió a la mujer que tenía más cerca y poniéndola de rodillas la penetró desde atrás con rabia y frustración, una vez que descargó toda su ira, frustración y esencia en esa mujer buscó su ropa y sin mirar atrás a esas mujeres que arrinconadas esperaban que saliera de allí se marchó.

Los días iban pasando, Megan cada vez estaba más recuperada físicamente, había empezado a levantarse y dar algunos pasos por la habitación, sabía que su tiempo allí se estaba agotando, cuando estuviera recuperada seguramente la llevarían a una habitación como la que tenía en casa de su padre.

Las dos mujeres que la acompañaban todos los días eran muy amables con ella. No le habían explicado mucho ni de dónde estaba ni porque estaba allí y no en la torre del castillo de su padre, y por supuesto ella no iba a preguntar, no quería enfadar a esa gente, todavía no la habían hecho daño y con eso la bastaba, además la daban de comer y beber, ella sabía que lo tendría que pagar tarde o temprano, pero de momento no le habían pedido nada a cambio.

Había escuchado la conversación que su padre había tenido con ese hombre, se iba a casar con ella. No tenía mucha idea de lo que significaba eso, Marion era la esposa de su padre y también era la señora del castillo. Había visto a su padre entrar en las estancias de Marión, la había escuchado gritar y golpes, su padre gruñía igual que el monstruo, luego silencio y su padre salir de allí colocándose la ropa.

Seguramente para eso la habían llevado a ella allí, no entendía como el monstruo lo había permitido, porque más o menos era lo mismo que él hacía con ella, a lo mejor ya se había cansado y por eso la casaban con ese hombre.

El hombre grande, que se llamaba Niall, iba a visitarla todos los días.

El se comportaba de forma amble con ella, aunque seguía dándole mucho miedo, y más cada vez que pensaba que la pegaría y empujaría dentro de ella. A lo mejor todavía no lo había hecho porque estaba débil, por eso la daba de comer y la cuidaba.

Nunca nadie había hecho nada por ella y está gente la estaba cuidando de manera muy cariñosa, la mujer bajita la lavaba, la curaba las heridas y le daba un líquido que la quitaba el dolor y la ayudaba a dormir. La señora mayor era la madre de Niall y según le había dicho era la esposa del Laird, era como Marion, Pero no se parecía en nada a ella.

Marion era una mujer cruel, siempre la trataba con desprecio, la tiraba del pelo hasta arrancárselo o para arrastrarla hasta la torre si la veía fuera. Si ella conseguía alguna manta o alguna prenda de abrigo para no tener frío y ella lo encontraba se lo quitaba, lo rompía o se lo quemaba.

Sin embargo, está mujer, que se llamaba Annette era buena, la trataba con mucho cariño, alguna vez la había besado y abrazado y a Megan le había gustado la sensación de estar entre sus brazos. Le había contado que era amiga de su madre cuando eran niñas, y a veces cuando se estaba quedando dormida la escuchaba contando historias sobre su madre.

Nunca nadie le había hablado de su madre. Lo único que sabía es que ella la había matado cuando nació, por eso su hermana Ellie la llamaba asesina. Annette le gustaba mucho y la gustaba estar con ella.

Lo único que Annette le había contado era que estaba en el castillo de los Mackington, le prometió que cuando estuviera recuperada le contaría todo lo que deseara saber, que lo primero era su salud, ya habría tiempo para lo demás. Desde que descubrió que su padre y el monstruo estaban lejos ella se había tranquilizado.




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