El destino de Megan

Capítulo 12

  • Niall si seguimos a este ritmo vamos a reventar a los caballos. - dijo Donovan después de llevar largo rato cabalgando.
  • Necesito llegar lo antes posible. - gruñó el muchacho
  • Pues déjalos descansar y podremos llegar, sino tendremos problemas

Niall sabía que su hermano tenía razón, si alguno de los animales sufría un percance se retrasarían. Pararon junto a un arroyo para que los animales bebiesen, Donovan encendió un fuego para que pudieran pasar la noche, si todo iba bien llegarían al día siguiente antes de la cena.

  • ¿Cómo estás hermano? - preguntó Niall preocupado por lo que sus hermanos habían pasado.
  • Me recuperaré, no te preocupes, lo que vivimos anoche Alastair y yo será difícil de olvidar, pero cuando consigamos salvar a esas mujeres estaré mejor.
  • Gracias por todo, no teníais por que ayudarme con esto.
  • Somos tus hermanos, te queremos, no lo olvides. Y si algo es importante para ti también lo es para nosotros.

Descansaron un rato y antes del alba emprendieron el viaje, querían llegar lo antes posible a casa. Sabían que, aunque alguno de los MacLeod quisiera ir a por Megan estaban a más distancia que ellos. Poco después del mediodía los dos hermanos llegaron al castillo. Niall estaba deseando ver a su pequeña, era como una cuerda que tiraba de él, Dónovan detectó el nerviosismo.

  • Entra, yo me encargaré de los caballos.
  • gracias. - y de un salto bajó de su caballo para dirigirse al castillo.

Niall corrió escaleras arriba y entró directamente al salón, por mucho que quisiera ver a la muchacha primero tendría que ver a su padre, aunque no eran una familia demasiado estricta con las normas el protocolo el respeto nunca se debía perder. Al entrar al salón se quedó petrificado con la imagen que se encontró.

Annette y Megan se encontraban sentadas en el salón frente a la chimenea, de pie al lado de ellas estaba Mike Mackington. Algo le estaba diciendo a la muchacha que esta comenzó a reírse. Ese sonido fue música celestial para los oídos de Niall, Megan llevaba un vestido verde agua, muy sencillo pero que le hacía resaltar todas las curvas de su cuerpo y los ojos, esos ojos con los que el hombre soñaba todas las noches, esa mujer tenía la mirada más bonita que jamás había visto. Se la veía mucho más recuperada, el pelo le estaba creciendo y era de un rojo fuego que parecía brillar con la luz. Era una imagen preciosa.

No hizo ningún ruido y se quedó quieto, quería saber que le hacía reír a esa mujer, porque una fuerza dentro de él le decía que quería ser él quien la hiciese reír de esa manera, deseaba poder conseguir esa confianza en Megan, ¿Como lo habría conseguido su padre?

  • El muy tonto quiso coger la espada de madera y se asomó al pozo tanto que se cayó. - estaba diciendo Mikel a carcajadas.

El rosto de Megan cambió a preocupación

  • Oh, pero se pudo haber matado.- los ojos de la chica destilaban miedo

Niall se sorprendió, Megan estaba hablando con su padre tranquilamente, se la veía tan inocente. Le daba un poco de envidia ver esa complicidad entre los dos, le gustaría que fuera con él, pero lo conseguiría, además se sintió halagado al descubrir que Megan estaba preocupada por su yo infantil.

  • Si, pero ese muchacho tiene la suerte de su lado, cayó dentro del cubo y se quedó con las piernas colgando.

Megan comenzó otra vez a reírse imaginándose la escena. Niall miró a su padre, le estaba contando historias de sus travesuras cuando era pequeño, eso le enterneció e hizo que se le encogiera el corazón.

Recordaba ese día, su padre siempre les decía que no podían acercarse al pozo que era muy peligroso, no tendría más de cinco o seis años y Donovan tres o cuatro. Se asomó al pozo para rescatar la espada y quedó colgando del cubo, Donovan corrió a buscar a su padre y cuando llegaron corriendo esperando la desgracia encontraron unas piernas dentro del cubo, Mike como castigo ordenó dejarle allí durante un rato, sabiendo que no corría ningún peligro. Recuerda como durante mucho tiempo los guerreros de su padre y los sirvientes se lo recordaban entre risas.

Niall pensó que la vida era muy cruel, sus recuerdos de infancia siempre eran con Donovan haciendo travesuras, poco después se les unió Alastair, eran felices, recibían cariño y aunque conocían sus obligaciones y destino y la preparación para la guerra era dura siempre detectaron amor por parte de todos.

En el clan Mackington no había escalas sociales, solamente en actos oficiales, durante su convivencia eran una familia, solo hacía falta recordar las collejas que recibían de Mary la cocinera por robar bollos de la cocina.

Además, recordaba las largas temporadas que pasaba junto a sus amigos. Allan, Rose, Mimi y Robert pasaban mucho tiempo en los castillos de unos y de otros, sus padres eran muy amigos, muchas veces también se les unían Evan y William. Eran felices y esa amistad les había unido de tal forma que eran como hermanos.

Sin embargo, esa muchacha pequeña y preciosa que estaba ahí sentada no podía recordar su infancia sin miedo, dolor, frío y hambre. Sus recuerdos de infancia eran estar encerrada durante días en una mazmorra sintiendo como las ratas le mordían el cuerpo, o sufriendo latigazos por escaparse para robar comida, o acabando con una pierna partida por cruzarse con su madrastra, o incluso acabar con una marca de un hierro candente por pedir una manta para combatir el frío en un húmedo chiscón.




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