Winchester, Inglaterra
El Rey Enrique estaba en su palacio de Winchester reunido con sus asesores, su padre había fallecido y él había subido al trono. Estaba obsesionado con los escoceses, que hubiesen ganado a la gran Inglaterra era inaceptable no soportaba que Robert Bruce fuera rey de esas tierras infestas de bárbaros.
Enrique odiaba a Robert y a sus amigos, desde que sus padres estaban enfrentados ver a ese grupo de bárbaros en el campo de batalla cubriéndose los unos a los otros le ponía enfermo. En más de una ocasión había intentado acabar con ellos, una vez estuvo a punto de acabar con Alastair Mackington, hasta que ese guerrero temido por todo el ejército ingles llamado la sombra consiguió rescatarlo.
Nadie sabía quién era la sombra era un ser temido en el campo de batalla, tenía una destreza increíble con las armas, una agilidad que no había visto jamás en ningún guerrero y aparecía y desaparecía con facilidad. Enrique se juró que le cogería y acabaría con la leyenda.
Enrique no era muy inteligente, además no le interesaban las guerras ni las estrategias, prefería las fiestas de palacio, la caza y disfrutar de los favores carnales no solo de las mujeres sino también de los hombres. Eso, y vengarse de esa pandilla de bárbaros que le habían ridiculizado a él y a su familia.
El que había hablado era Leonard duque de Kent, le explicó al Rey como hace varios años un Laird traidor que se había quedado viudo fue a ver al Rey Juan para ofrecerle sus servicios en la guerra contra los escoceses, el pobre era un Laird echado a perder y Juan no se fío de ese hombre. Su padre lo encontró borracho en una cantina contando historias de maldiciones y edictos y que querían robarle el título si no tenía un hijo, por más que lo había intentado con diferentes mujeres no conseguía concebir.
Lógicamente, Leonard no le contó exactamente la verdad sobre su hermana. Su hermana se había enamorado de un despreciable escocés que la había mancillado y después la abandonó con un bastardo en su vientre. Su padre la echó de casa, tuvo que buscarse la vida viviendo en burdeles y vendiendo su cuerpo al mejor postor.
Cuando ese Laird echado a perder apareció en escena, su padre buscó a la hija deshonrada y se la entregó a ese hombre como si fuera el ser más preciado a cambio de una buena cantidad de dinero.
Leonard con un plan trazado, esperando poder llevarlo a la práctica marchó camino a Escocia a visitar a una hermana que hacía 16 años que no había visto, y a la que no tenía intención de volver a ver, Pero si lo conseguía podría ganarse los favores de su rey dentro y fuera de su alcoba
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Editado: 23.03.2025