El Destino de Moon

4. Bienvenidos a Transilvania

⚠️Capítulo súper largo⚠️

Todo iba bien hasta que el Audi siguió de largo pasando por la calle que llevaba a su casa. El primer instinto de Jack fue doblar sin importarle a donde se dirigiera el otro, pero sin saber cómo, el volante giro haciendo que volviera de nuevo a la misma calle evitando que doblara. Miraron a su hermano algo temeroso por lo sucedido, ¿ahora que iban a hacer?

Obligados y en contra de su voluntad, siguieron el Audi negro quien los guiaba a quien sabía dónde. Estaban un poco asustados. «¿Qué querían estas personas de ellos ahora?, ¿En serio eran lobos guardianes de los humanos?, ¿Los matarían o los dejarían vivir?» se cuestionaban algo intranquilos. El Audi se dirigió hacia una carretera desolada, estrecha y asfaltada. Era evidente que ningún auto pasaba por ahí.

Si aquí era que iban a tirar sus cuerpos, lamentablemente no iban a tener un buen lugar en donde sus insignificantes cuerpos podrían descansar tranquilamente como lo era un cementerio. Aquí estarían al aire libre pudriéndose a más no poder, algún animal que deambularía por ahí sé alimentaria de ellos sin duda.

Los árboles estaban algo viejos y sin vida, su color verde que los caracterizaban se había vuelto opaco, viéndose de color marrón con las ramas caídas topando los techos de los autos. ¿Qué era ese sitio?, nunca antes habían visto algo como esto, era horroroso y tétrico, daba mucho miedo. Excelente para una película de terror.

De pronto, un agujero entre azul y negro apareció a varios metros de ellos asustándolos.

— ¿Qué diablos es eso? —pregunto Moon inclinándose hacia delante para ver mejor aquella cosa que había aparecido de la nada.

El Audi entro como si nada desapareciendo, ahora era su turno. Cerraron los ojos por un segundo al pasar para luego abrirlos encontrándose con un sol saliente hacia el horizonte empañando las nubes de un color anaranjado, el cielo tan azul y hermoso. Pasaban por a través de un bosque con una carretera algo estrecha, el bosque en sí parecía tener vida propia, los árboles tan verdes que parecían que brillaban.

¿A dónde fueron a parar ahora?, hace un momento era de noche y ahora estaba amaneciendo, acaso... ¿Habían viajado en el tiempo?, si eso era así, era una total locura.

A los lejos divisaron la figura de una espada, a medida que fueron avanzando la figura fue siendo más visible. Era la espada de un ángel la cual la tenía alzada hacia el cielo con las alas bien abiertas y sus pies estaban empinados sobresaliendo de una gran torre negra la cual se podía ir viendo entre los árboles, parecía estar en la cima de una montaña. Subían por una empinada colina y a su derecha se podía ver algunos que cuantos árboles y la ciudad a los lejos... Esa ciudad no se parecía nada a los ángeles. Este era un poco más pequeños y muy pintoresco.

A los lejos vieron una gran reja negra que se alzaba en lo alto de la colina con cruces en la punta. Pudieron entre ver una fuente grande con un ángel con la punta de una espada incrustada en el suelo, sus manos relajadas en la empuñadura con la cabeza en alto y las alas hacia abajo. El Audi se detuvo por un momento mientras las rejas empezaban a abrirse, entro una vez abierta y avanzaron por un camino empedrado de piedras blancas hacia una gran mansión de paredes grandes y negras con ventanas del mismo color. Escalones de mármol gris con vetas blancas muy pulidos. Esta casa era de gente rica...

Vieron como el rarito salía del Audi abrochando el botón de su saco negro, cerró la puerta entrando sus manos a los bolsillos de su pantalón deteniéndose mirando con una ceja alzada hacia ellos esperando a que salieran de allí. El otro chico que iba con él salió también del auto parándose al lado de él. El chico de las luciérnagas llego a ellos también esperando a que salieran.

Suspiraron desabrochando sus cinturones animándose a salir del auto. El frío viento de la mañana revolviendo un poco el cabello de cada uno, Jack entro sus manos en los bolsillos del pantalón mirando a los tres hombres frente a él con desconfianza mientras que sus hermanas juntaban sus manos mirando con asombro y encanto la gran mansión que se cernía enfrente de ellas como un castillo encantado y abandonado. Las edificaciones eran oscuras y barrocas, ambientada al siglo XVII.

— ¿Dónde estamos? —pregunto Jack dando un vistazo al lugar.

La mansión estaba rodeada por grandes muros electrificados, un hermoso jardín bien cuidado; había cámaras de seguridad, la gran reja negra por la que entraron estaba cerrada y más allá se podía ver la pequeña colina por la que subieron, viendo los grandes árboles verdes del bosque que los rodeaba.

Estaban en el medio del bosque, un buen sitio para esconder ocho cadáveres.

—Transilvania—responde el chico que había traído a su hermana justo como lo había prometido. Giro los ojos hacia él mirándolo con detenimiento. Eran casi del mismo tamaño, lástima que eran tres y no eran humanos... si no, se habría librado de ellos fácilmente.

— ¿Cómo dijiste que te llamabas? —pregunta girando su cuerpo por completo hacia él observándolo con una ceja alzada.

—Dorian Lancaster—responde—adelante, entremos por favor—dice señalando hacia la mansión.

Giro su cabeza viendo una gran puerta negra de roble antigua. Volvió a mirarlo—Ustedes primero...

Dorian asiente dirigiéndose hacia la entrada de la mansión. El chico de las luciérnagas lo siguió al igual que el otro. Los observo subir los escalones respirando profundamente, miro a sus hermanas y las dos amigas de Moon quienes lo miraban expectante esperando que dijera que hacer.

Esto de ser el hermano mayor y velar por el bienestar de los pollitos no era una tarea fácil. Camino hacia la entrada haciendo señas de que lo siguieran. Una a una lo siguieron en filita como patitos siguiendo a la mamá pato en silencio.

Al entrar se quedaron asombrados por lo gigantesca que era la casa y su arquitectura. Dos escaleras grandes de mármol blanco con vetas blancas y una alfombra verde por encima decorándola. Las paredes eran blancas y un grande y hermoso candelabro descansaba encima de ellos iluminando todo el recibidor.




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