El Destino de Moon

6. Odio Mutuo

Los días pasaban tan rápidos como una exhalación.

La familia Cullen pasaban sus días tranquilos empezando a acostumbrarse a su nueva vida y en el caso de Moon y Dorian: ambos no podían verse ni en pintura.

Ella molesta por su actitud de imbécil hacia ella, aunque tuviera la culpa de la muerte de su hermana, en ese tiempo no estaba meramente consiente de lo que pasaba a su alrededor y quería disculparse por eso, pero el muy idiota le había valido madres sus disculpas comportándose muy grosero y en el caso de él no soportaba verla ni escuchar sus disculpas vacías.

Era consciente del deber de su hermana, pero aun así no superaba el hecho de haber perdido la única persona que lo había tratado con respecto y amor durante su niñez y que ahora estuviera cuidando de la persona que había causado sus malos recuerdos, ella y los estúpidos reyes por su pelea tan absurda por el poder.

Si dejaran de ser tan avariciosos una vez en la vida las personas a su alrededor no sufrirían de sus actos. No solo perdió a su hermana en la guerra... también a sus padres y tuvo que arreglárselas para sobrevivir en un mundo lleno de odio, rencor y avaricias. Ella era parte de la realeza, ella no se ganaría un lugar en su vida. Solo cumplía con su trabajo al cual fue forzado a realizar en contra de su voluntad. Un día de estos el suicidio sería la mejor salida para sus problemas.

La puerta se abre abruptamente entrando por la puerta una Moon bastante enojada — ¿Por qué no me dijiste que el funeral de mis compañeros había pasado ya? —pregunta viéndolo con ganas de estrangularlo ahí mismo.

Alza la vista hacia ella con molestia —soy tu guardián no tu maldita secretaria para estar recordándote todo—responde volviendo a su trabajo.

Aprieta los puños más furiosa que antes —a ver imbécil, nos dijiste que harían un funeral en conjunto con todos que si queríamos ir que te avisáramos para llevarnos. Dijimos que si la mañana siguiente que nos entregaste los anillos, pero en ningún momento nos dijiste que era ese mismo día...

—Se supone que si mueres hoy te entierran al otro día... es conocimiento a nivel mundial. Cumplí con decirles, si no asistieron esos son sus problemas no los mío así que por favor salir de mi oficina, tengo mucho trabajo que hacer hoy—contesta sin mirarla.

—Ojalá te vuelen la cabeza para ir a tu funeral de rojo... —responde saliendo de allí emputada cerrando la puerta fuertemente.

En el camino se encontró con Hanzel y Michael que iban directo a la oficina de Dorian, pero se detuvieron al ver salir a la princesa de allí diciendo bastantes groserías. Se hicieron a un lado dejándola pasar viéndola con una ceja alzada confundidos, se miraron cuando desapareció.

— ¿Qué habrá pasado? —pregunta Michael mirando a su amigo.

—Esos dos son como el agua y el aceite... no se llevan muy bien —responde Hanzel —así que me doy a la idea de lo que pudo haber pasado...

Michael asiente volviendo a retomar su camino hacia la oficina de su amigo el gruñón.

Mientras tanto, Moon llegaba a su habitación cerrando la puerta tan fuerte que hizo eco por toda la casa. Se acostó boca arriba en su cama resoplando. Se había enterado de que el funeral había pasado porque sus amigas después de desocuparse de los policías y los psicólogos que daban apoyo a los estudiantes que sobrevivieron pudieron hablar con ella para preguntar cómo iba todo.

Ellas estaban bien. Ayudaron a los oficiales en que si habían sido lobos grandes y salvajes que habían atacado a la escuela dejando a los estudiantes que decían que habían sido Vampiros y enormes bestias como locos, tenían que ayudar a su amiga y su familia a ocultar el secreto, sería peor para ellos si supieran la verdad.

Las personas entrarían en pánico y buscarían la forma de deshacerse de los sobrenaturales como tiempos atrás. Ya le quedaba solo una semana para entrar de nuevo a la escuela, ya estaban terminando de darles los últimos toques y tenía un problema. Este mismo viernes último día de sus vacaciones habría luna llena y se convertiría en una loba.

Estuvo leyendo en la biblioteca que había en la mansión libros referentes a lobos dándose cuenta de que: perdían el control fácilmente, eran rápidos y tenían buenos reflejos, tenían un buen oído y olfato; podían escuchar los corazones de los demás, astutos, posesivos, agresivos, fuertes. Sobre protectores, tenían la habilidad de fuego, agua, tierra y hielo.

Que las lobas poseían también la voz de alfa, ya que en la cultura lobuna los machos consideraban y requerían a una hembra como su igual por si en algún momento tuvieran que dar la vida por su manada o su familia estás fuera capaz de tomar su lugar.

En todo eso se convertiría en tan solo cuatro días... aprendería a lidiar con eso en su vida diaria en la escuela y a prender de sus habilidades y empezar a entrenar para una pelea en combate con Michael porque Dorian y ella se negaron hacer eso.

Se giró en la cama viendo al techo. Le parecía algo imposible el hecho de que se convertiría en una loba, en un ser sobrenatural. Siempre creyó que esas cosas no existían más que en películas y ahora estaba a menos de ser uno de ellos. Increíble.

~*~

El viernes había llegado y Moon se preparaba para su transformación de esta noche. Se miraba al espejo a la vez que recogía su cabello en un moño, se había puesto una camiseta vieja blanca con una falda de jean igual de vieja con tenis negro.

Se giró al escuchar que tocaban a la puerta. Iría con Michael para no tener que ver la fea cara de su archienemigo, pero los dioses no le habían favorecido aquella noche. Se encontró de lleno con el rostro más feo del mundo y la persona más imbécil de toda la galaxia, Dorian Lancaster.

La miraba con tremendas ganas de hacerla polvillo ahí mismo mientras que ella borró su sonrisa cerrándole la puerta en la cara caminando hacia su cama con los brazos cruzados.




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