El Destino de Moon

19. Pecadores

 

Ambas gritaron por la sorpresa de las balas.

El auto era cada vez más embestido por los otros. Eso le empezaba a recordar el día en que murió su padre adoptivo, había sido de aquella misma forma cuando la traía a ella y sus hermanas del cine.

Les habían atacado dos autos desconocidos y él había dicho que se agacharan. Había visto cuando una bala le explotó la cabeza y cayeron por un barranco. Los doctores dijeron que fue un milagro que sobrevivieran a ese accidente, ahora revivía el mismo recuerdo.

Alzo la vista viendo que el vidrio no se rompía del todo. Era a prueba de balas o mejor dicho, todo el auto lo era.

Miro al frente viendo a Dorian acelerar llevándose por delante el auto que les detenía el paso, algo desconocido pasó rápido por debajo del auto y lo hizo explotar. Otra explosión detrás de ellos se escuchó, ella y su amiga gritaron por el miedo.

Solo le disparaban los dos que estaban al lado de ellos. El vidrio empezaba a ceder lo que significaba que en cualquier momento ya serian un colador.

El vidrio del lado de Dorian se rompió en mil pedazos, la bala pasó de largo destruyendo el de copiloto, sentía que el corazón se le iba a salir en cualquier momento de la boca.

Lo observe por un segundo. Tenía las cejas arrugadas, en sus ojos se veían una llamarada de fuego, sin duda estaba más que emputado. Los dos autos que estaban al lado explotaron de la nada.

Vomito.

Vomito encima de la palanca de cambio justo en donde estaba la mano de Dorian, sus anillos y reloj se llenaron de la comida de esa tarde. Empezó a ver borroso, su cuerpo temblaba de pies a cabeza, se le hacía difícil de seguir respirando, su corazón latía frenéticamente sintiendo un escalofrío por todo el cuerpo.

Escucho las voces de su amiga y Dorian a los lejos, miraba fijamente la palanca como su vomito se escurría por todos lados recordando aquella fatídica noche.

Sintió como alguien la jalaba de la cintura hacia afuera topándose con los ojos dorados de Dorian.

Le hablaba, pero no era capaz de escucharlo. Podía aún escuchar los chillidos asustados de sus hermanas cuando los atacaron de repente aquella vez. Sintió sus mejillas húmedas. Dejo de respirar por unos segundos, dejo de temblar y su corazón se normalizo.

—Hay que irnos ya— Frunció el ceño al escuchar la voz de Lexer. Dejo de mirar a Dorian viendo detrás de el a Jared, Lexer y Briela.

— ¿Que...?—su pregunta quedó en el aire cuando la cargó entregándola en los brazos de Jared mientras le decía que las llevará a la casa de nuevo, este asintió.

Vio a hacia donde se dirigía tragando en seco.

Había una manada de lobos grises enfrente de ellos. Llevaban en las patas una pulsera grande dorada con un grabado de una media Luna en ella, un collar grande con el mismo grabado. Lexer, Hanzel, Michael, Briela y Dorian se dirigían a ellos preparándose para atacar.

El lobo que estaba en medio delante de la manada empezó a correr hacia ellos, Dorian hizo lo mismo en su forma humana dando un salto en el aire convirtiéndose en lobo derribándolo.

Los demás atacaron también. Del suelo empezaron a salir grandes ramas gruesas enroscándose en las patas de tres lobos inmovilizándolos mientras que Briela saltaba en el aire cortándoles las cabezas con una enorme hacha que era el doble de su tamaño.

Jared empezó a caminar en dirección contraria con Moon en brazos, todo estaba bien hasta que vio como tres lobos rodeaban a Dorian atacándolo sin piedad, apenas podía defenderse de los ataques.

Gritó su nombre bajándose de los brazos de Jared empezando a Correr hacia él, pero él la detuvo tomándola por la cintura alzándola al aire, empezó a patalear y lanzar puñetazos para que la bajarán, pero fue inútil y justo cuando entraron al portal observo como tres cuchillas se clavaban en la espalda de Dorian haciendo que cayera a un costado para que el lobo que tenía debajo suyo deteniéndolo se levantará del suelo de inmediato y lo atacara en la garganta.

Volvió a gritar su nombre desesperada.

Aparecieron en el pasillo de la mansión. Se giró bruscamente hacia Jared empezando a golpearlo en la cara mientras lo maldecía por haberla detenido de ir ayudar a Dorian hasta que alguien volvió a detenerla por la cintura girándola encontrándose de lleno con unos ojos rojos brillantes y una sonrisa divertida.

—Dulces sueños princesa...—dijo poniendo un pañuelo en su boca y nariz, empezó a forcejear para que la soltara, pero fue imposible, era mil veces más fuerte.

Lo único que logro escuchar antes de desmayarse fue cuando les dijo a sus hermanos que la mantuvieran en cautiverio hasta que Dorian llegara.

~*~

Pestañeo varias veces mirando al frente encontrándose a sus hermanos bien asustados enfrente de ella alineados. Se sentó en la cama con parte de su cabello en su frente todo enmarañado dificultándole un poco la vista.

Miro sus muñecas como estaban amaradas con una soga gruesa al igual que sus pies, volvió su vista a sus hermanos furiosa.

— ¿Porque estoy atada de pies y manos?—preguntó entre dientes.

—Para vivir por más tiempo...—respondió Ashley con una sonrisa nerviosa.

Se removió como loca en su cama tratando inútilmente de deshacerse de las sogas hasta que se detuvo viéndolos— ¡quítenme esta mierda ya!—gritó.

—Por tu bien... —su hermano da un paso juntando sus dos manos como si fuera a pedir una plegaria—es mejor que estés así para que no termines haciendo una locura.

Sonríe como una demente, ahora mismo estaba fuera de sí.

Quería saber si él aún seguía vivo porque, aunque no lo admitiera en voz alta, en esos momentos estaba que se cagaba del miedo, podía no soportarlo algunas veces, pero no quería jamás verlo muerto al estúpido.

—Si no me sueltan ahora, la locura que cometeré será matarlos a todos ustedes...—los amenazo mirándolos emputada.




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