El Destino de Moon

26. Confesión

Movía los pies muy concentrada en su tarro de helado ignorando el ruido que hacia Jared al afilar unas espadas.

Aparte de cazador era un herrero.

Hacía una hora que había salido de su clase de karate y fue directamente al taller de Jared para que la alimentara, se había vuelto tan común esa parte que ya contaba con una pequeña nevera llena de las cosas que le gustaba en el taller.

Se sentía un poco extraña. Nunca había tenido un amigo que durara más de una semana, siempre se alejaban dado a su personalidad y forma de ser. Decían que era una persona oscura, sin sentimientos y corazón, que no le importaba a nadie que no fuera así misma y que siempre estaba de muy mal humor.

Así que se preguntaba porque él aún seguía estando a su lado si las personas decían que era de tal manera, ¿acaso era una persona masoquista que le gustaba que lo maltrataran? Eso era, porque en los meses que lo tenía conociendo nunca habían dejado de mandarlo al diablo cada cinco minutos.

Se quedaba ahí con ella dándole comida gratis, preocupándose por su salud tanto mental como física y aconsejándola. Pero a pesar de esas cosas, no se encariñaría mucho con él porque en algún momento se iría de su lado al igual que los demás y entonces volvería a estar sola de nuevo.

Nara entró al taller con su uniforme y el mantel negro que decía XOXO.

Nara era una amiga cercana a Jared. Se encargaba de uno de sus negocios que eran las líneas de discoteca XOXO de la ciudad de los ángeles. Ellas dos se habían llevado muy bien desde el primer día que se conocieron cuando Jared la llevó a ver sus grandes colecciones de armas al enterarse de que le gustaban esas cosas.

No sabía que él tenía ese tipo de negocio y que había sido el creador de las mayorías de las armas que usaban los sobrenaturales. Era un prodigio.

—Hola bola oscura—dice mirándola con una sonrisa caminando hacia Jared.

Le guiño el ojo mientras chupaba su cuchara retirando el helado de chocolate.

—Harry se ausentará esta semana por problemas de salud, necesito a alguien conmigo en el mostrador cubriendo sus horas para que me ayude—dice entrando sus manos en los bolsillos del delantal.

Jared se endereza dejando la espada a un lado quitándose el casco soltando un resoplido mientras arreglaba su cabello.

Debía de reconocerlo... él contaba con una belleza que era indescriptible... era único que en su clase. Esos brazos musculosos no tan exagerados, su espalda ancha bien trabajada... era divino. Un auténtico adonis...

— ¿Y a quién crees que se pueda buscar a estas alturas?, es difícil buscar un reemplazo—responde dejando su casco de soldadura al lado de la espada poniendo ambas manos en la mesa fijando la vista al suelo.

—No lose, pero no puedo quedarme sola de nuevo otra noche más, son muchos clientes...

—Entiendo... —dice viéndola—nada más dame un día para buscar a alguien más...

—De acuerdo—contesta dándose la vuelta mirando a Allison sentada en una mesa del otro lado viéndolos con la cuchara metida en la boca—adiós—dice con una sonrisa saliendo del lugar.

Se despide de ella moviendo su mano con el que agarraba el tarro de helado ya vacío, miro de nuevo a Jared encontrándose con su mirada por un segundo para después suspirar dándose la vuelta caminando hacia las escaleras que llevaban a su apartamento.

La discoteca se encontraba en el primer piso, su taller en donde tenía todas sus armas en el segundo y en el tercero su departamento. El edificio en sí era de lujo y contaba con pasadizos secretos los cuales trataba de aprender.

Dio un salto bajando de la mesa caminando hacia el bote de basura tirando el tarro vacío y la cuchara plástica. Camino hacia la salida para llegar al primer nivel.

Salió al pasillo viendo del lado izquierdo el ventanal que dejaba ver la ciudad y el cielo estrellado con la luna resplandeciente. Camino hacia las escaleras de emergencia empezando a descender. Vio la gran puerta que llevaba a la discoteca escuchando la fuerte música.

Abrió la puerta encontrándose con los dos titanes de seguridad que custodiaban la puerta evitando que personas se colaran y subieran a los demás niveles del edificio.

Eran tan grandes que los había apodado mentalmente titanes como el anime que se había visto hace mucho. Los saludo por su nombre con una sonrisa caminando hacia el mostrador en donde veía a una Nara bastante distraída con una chica rubia que bailaba sensualmente en la pista de baile sola disfrutando de la música.

Sonrió poniendo su mentón en su hombro derecho con las manos detrás de la espalda viendo detenidamente a la chica—lo admito... es hermosa—susurra en su oído espantándola.

— ¡Carajos! ¡Me distes un susto de mierda!—exclama dándose la vuelta con una mano en el corazón.

Sonrió divertida parándose al lado de ella apoyando los brazos en el mostrador viendo a la chica por unos minutos y luego ver a Nara moverse de un lado a otro nerviosa evitando su mirada fingiendo que hacia algo importante.

— ¿Por qué no vas allá y le dices que te gusta?—pregunta.

Se gira viéndola estupefacta — ¿Pero qué dices?, ¡¿Estás loca?! No haré eso...—susurra acercándose a ella.

—Solo se vive una vez, no pierdas el tiempo viendo a la chica que te gusta desde lejos porque alguien podría venir y conquistarla primero que tú y ahí sí serías loca por permitir eso—responde.

Suspira rodando los ojos dándose la vuelta—no tengo tiempo para esas cosas...—susurra atendiendo al chico que se había acercado a pedir dos cervezas.

Miro de nuevo a la chica una idea algo loca pasando por su mente.

Salió del mostrador caminando hacia la pista de baile acercándose a la chica rubia— ¡Hola!—la saludo parándose al lado de ella.

La chica dio un respingón por el susto viéndola algo nerviosa—H-Hola...—susurra para después sonreír mirando a todos los lados.




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