El Destino de Moon

29. Familia Cullen

Retrocedió con el corazón casi en la boca, latía demasiado rápido, se le hacía difícil respirar normalmente.

Vio como aquel chico de ojos azules de esta mañana le ponía un respirador artificial. De inmediato todo el nerviosismo y el terror de verlo así la impulsaron a correr como loca desenfrenada hacia él.

— ¡Alumiar! ¡Detenla!—grito Lexer al rubio al verla correr hacia ellos.

Trato de detenerla, pero le dio un puñetazo en la cara siguiendo de largo.

La detuvo antes de que le tomara la mano que colgaba en el aire toda llena de sangre dorada.

Empezó a forcejear mientras gritaba que la soltara bastante furiosa. A pesar de que él era muy fuerte eso no la detendría.

Lexer, su madre y el chico de ojos azules pasaron por su lado hacia la casa rápidamente, por un milisegundo pudo ver el rostro de Dorian, tenía una herida muy grande en la cabeza.

Eso la puso más nerviosa que antes. Echo su cabeza hacia atrás dándole un golpe en la nariz a Alumiar para que la soltara y así lo hizo. Cayó de rodillas al suelo su cabello cubriendo una buena parte de su cara, se puso de pie para correr, pero el imbécil volvió a garrarla por la cintura evitando su huida nuevamente.

—Tienes que calmarte primero...—susurro en su oído.

Eso la enfureció más, estaba fuera de sí.

— ¡Vete al infierno maldito Fósil!—le grito mientras forcejeaba para que la dejara libre, pero era imposible.

—Me ofendes...—responde su cuerpo quedándose inmóvil hasta el cuello por el hielo.

— ¡¿Cómo te atreves a congelarme?!—le grito cuando se puso enfrente de ella.

—Te dije que te calmaras...—contesta seriamente.

—Tú no vas a decirme que hacer... —susurra con su voz de alfa mientras empezaba a transformarse en loba.

Ahora mismo era una presa de sus emociones sin control.

— ¡Maldita sea!—maldijo mientras el hielo iba cuarteándose hasta que finalmente cedió y antes de siquiera terminara su forma lobuna dos pulseras se cerraron fuertemente en sus muñecas clavándose pequeñas pullistas haciéndola gritar.

Cayó de rodillas mirando a Jared al lado del rubio. No lo dudo ni un segundo y saltó hacia él golpeándolo en la cabeza gritando como una loca desquiciada.

Alumiar y él trataron de inmovilizarla, pero les era imposible porque soltaba puñetazos a diestras y siniestras mientras trataba de llegar a la casa.

Tenía las muñecas adoloridas, pero eso no la detendría.

Zack y Abby se acercaron para ayudar.

A la primera en darle un fuerte golpe en la nariz con su frente fue a su hermana, a Zack le mordió el hombro y en el segundo que se vio libre corrió hacia la casa, pero Isis la detuvo dándole una patada en el estómago lanzándola lejos de la entrada.

Alumiar y Jared volvieron a apresarla en el suelo, se removió mientras gritaba y mordía.

— ¡Ay que sedarla!—Grito Jared mirando detrás de él a Zack—así podrá calmarse.

—Cierto—concuerda Alumiar—está fuera de sí, en el estado en el que esta será difícil calmarla.

—Buscaré a Vaiolett—responde Zack corriendo de nuevo a la casa.

Alzo la cabeza para mirarlo entrar por la puerta.

Parados al lado de la fuente estaba sus tres hermanos Ashley, Abby y Jack viendo todo lo que pasaba bastantes impresionados de que cinco sobrenaturales no pudieran detenerla y calmarla.

Miró al rubio quien la sujetaba fuertemente—al diablo es a quien ustedes van a sedar hijos de perra... —susurro entre dientes con su voz de alfa.

Le dio otro golpe en la cabeza a la vez que le daba una patada en la entrepierna a Jared cayendo al suelo dejándola libre.

Trato de correr de nuevo a la puerta, pero Audrey e Isis se interpusieron.

—Entiendo la situación... pero tienes que calmarte un poco...—dice su hermana acercándose lentamente con las manos en el aire—Dorian te necesita ahora, no puedes entrar así en el estado en el que estas. Así que respira profundamente, calma tus nervios, él estará bien, pero tienes que calmarte un poco.

—Deja de ser tan hipócrita, Si fuera Zack y no Dorian... ¿Te calmarías?—responde enojada.

—Trataría de hacerlo...—contesta—en estas situaciones hay que estar calmados para poder...

Le lanzo un puñetazo en la cara el cual detuvo con una sola mano.

Acerco su rostro al de ella de forma amenazante—no me digas que me calmes si no has estado en esta situación antes, no tienes idea de cómo se siente al ver a la persona que amas en una camilla medio muerto—susurró entre dientes— así que quítate del medio.

Sonrió tristemente—lo siento...—contesta dándole un golpe en la garganta con la palma de su mano.

Cayó de nuevo al suelo tosiendo.

Pequeñas ramas empezaron a salir del suelo rodeando todo su cuerpo inmovilizándola.

Alzo la cabeza viendo como Vaiolett se acuclillaba enfrente de ella poniendo una mano en su cara retirando los mechones de su cabello con una sonrisa tranquilizadora.

—Calma... calma, calma pequeña... —susurra con una dulce voz que le hizo pestañear varias veces sintiendo como sus ojos empezaban a cerrarse—todo estará bien cuando despiertes...—dicho eso vio como sus ojos brillaron mientras sentía como un millón de agujas clavarse en su cuerpo.

Cerró los ojos lentamente cayendo en un profundo sueño.

~Abby Cullen~

Miraba a todos hablar e ir de un lado a otro, no le prestaba atención a lo que decían. Su hermana estaba en el mueble profundamente dormida mientras que su madre, Lexer y el chico de esta mañana curaban las heridas de Dorian.

Hanzel había muerto.

Después de obtener la victoria en el ataque en donde había fallecido muchos de los buenos recibieron un llamado del consejo y asistieron. La reunión duró mucho tiempo, discutían sobre el ataque que ocurrió en el baile y en Nueva Orleans.

Cuando salieron del hexágono fueron interceptados por soldados de Dark.




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