El Destino de Moon

33. Gregory Salazar

~Moon~

~Moon~

—Y así querías venir tú solo... —dijo mirándolo enojada.

Rodó los ojos atrapando en el aire su cuchillo—Ya no hagas un drama por eso...— responde tomando del cuello a un Vampiro que iba a atacarlo.

— ¡Tengo todo el derecho de hacer un drama!—exclamo jalándolo hacia atrás evitando que una flecha le atravesara la cabeza— ¡Aún no estás listo para pelear!—volvió a exclamar dándole un golpe en la cabeza para que reaccionara.

—Eso fue porque me distrajo tus gritos...—responde evitando su mirada furiosa.

Había un descontrol con los Vampiros defectuosos. Cada vez había más de ellos, están tan desesperados por sangre que empezaron a atacar a una pequeña aldea que estaba a seis kilómetros de Transilvania.

Los líderes de la raza tuvieron que intervenir, eso podría dejarlos en evidencia ante el mundo humano.

Y su señor novio se le ocurrió venir "ayudar", pero en vez de ayudar lo que estaba buscando era que lo mataran. Aún no está recuperado del todo de sus mortales heridas, por su suerte Moon decidió venir con él también, si no, ya estaría ahora mismo muerto.

En el enfrentamiento cada quien estaba por su cuenta. Son demasiados defectuosos, no podían vigilar por la estabilidad del otro, se podría decir que la frase "salvase quien pueda" les quedaría como anillo al dedo.

En cambio, ella, tenía que estar atenta a los ataques hacia ellos dos.

Ambos pegaron sus espaldas para cubrir mejor los ataques que pueda afectar al otro.

—Pero... ¿De dónde es que salen tantos defectuosos?—pregunto mirando que cada vez que mataba a uno aparecían como seis más de la nada.

—Te dije que te quedaras en casa... —responde provocando que girara su cabeza para mirar cómo le sacaba los ojos a un defectuoso.

— ¿Y qué te maten?—dice volviendo a mirar al frente justo a tiempo en que uno de ellos salto encima de ella. Le corto la cabeza en el aire haciendo una mueca de asco, su sangre olía horrible.

—Porque así he querido que fuera. No olvides que tienes mucho que no entrenas, toma esto como un ejercicio de práctica...—contesta.

— ¿Quieres decir como un examen?—pregunta algo confundida.

— ¡Correcto!—exclama—por cierto, a tu derecha se dirige una flecha directo a tu cabeza.

Bajo la cabeza y la flecha siguió de largo.

— ¡¿Es que aun Jared no ha podido detener a esos malditos que aún siguen lanzando flechas a diestras y siniestras?!—grito por tantas flechas que iban a su dirección.

—Descuida...—susurra—de seguro debe de tener algunos contratiempos que aún no ha terminado de exterminarlos. Recuerda que en una batalla pueden suceder cosas que atrasen el plan de ataque.

—Sí, pero... eso de ser la distracción no es muy bonito que digamos... —se queja— ahora me parezco a ti, como un cerdo al matadero.

— ¿Cómo un qué?—pregunta girándose por completo viéndola con una ceja alzada.

—Como un cerdo al matadero...—responde obvia.

—Primero que nada, es cordero al matadero y segundo, ¿Por qué soy como un cerdo al matadero?—pregunta confundido.

Rodó los ojos—Lo digo como se me dé la gana, si quiero decir cerdo al matadero, diré cerdo al matadero ¿ok?... y eres uno porque siempre andas haciéndote el héroe loco por dar la vida por mí y dejarme sola idiota.

A sus pies cayó el dispositivo que los cubriría cuando la bomba lanzada por Jared explotara y matara a la mitad de los defectuosos que estuvieran cerca de ellos.

Eso quería decir que ya había terminado de mandar al otro mundo a los que les lanzaban flechas desde la cima de los árboles, ellos controlaban a esos monstruos.

Dorian pasó su mano por su cintura pegándola a él. Un pequeño campo de fuerza los cubrió seguido por una fuerte explosión.

—De acuerdo gruñona, como digas—responde rodando los ojos también.

El campo de fuerza dejo de cubrirlos, una lluvia de flechas atravesaron las cabezas de los defectuosos. Miró en lo alto de los árboles a Jared sonreírles divertidamente.

—Ya era hora...—susurro alejándose de Dorian preparándose para el ataque de los demás Vampiros defectuosos que corrían hacia ellos mostrando sus colmillos sedientos de sangre.

—Perdonen la tardanza...—musita Zack parado al lado de Dorian—hubo contratiempos en el lado sur, pero ya está todo listo—dicho eso pasa a su forma lobuna.

Vaiolett, Briela, Alumiar, y Lexer aparecen junto al lado de ellos preparados para atacar.

Encerraron todo el pueblo con un campo de fuerza para evitar que se escaparan. Dorian y Moon distraerían a los condenados que estaban liderando a toda esta horda de defectuosos, así los demás iban a cada punto cardinal con el dispositivo que les había dado Jared para crear el campo de fuerza mientras que él se encargaba de eliminar a los condenados silenciosamente sin ser captados por uno de ellos.

Los que corrían a atacarlos eran todos lo que quedaban en la aldea. Su única opción era tratar de eliminarnos para poder salir de ese lugar... justo lo que querían.

Pero antes de que eso siquiera pasara el campo de fuerza fue desapareciendo dejándolos confundidos a todos.

— ¿Seguro de que pusieron bien el dispositivo?—pregunta mirando como el campo de fuerza había desaparecido por completo lo que significaba que en cuál cualquier momento estos podían escapar si veían que no podían cenarlos.

—Pues... creo que sí...—responde Zack volviendo a su forma humana mirando el cielo confundido.

—No estoy loca, puse esa mierda muy bien—dice Briela—hasta funciono...

—Por unos segundo...—susurra Dorian—puede que alguien lo haya puesto mal o... alguien rompió el dispositivo.

—Pero la única persona que puede hacer eso es... —habla Alumiar confundido también.

Miraban al cielo confundido porque el campo de fuerza desapareció por completo.

Un olor a carne asada llego a sus narices seguidas por gritos que los hizo bajar la cabeza mirando como todos los defectuosos se movían de un lado a otro prendidos en llamas.




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