El Destino de Moon

35. Responsabilidad

Capitulo largo.

~Aluriam~

Bajaba los escalones lentamente con las manos en los bolsillos con la vista fija en el suelo sumergido en sus antiguos recuerdos. Llego al cuarto nivel caminando por el pasillo yendo hacia la cocina la cual solo era una fachada más del castillo porque ninguno de ellos la utilizaban, solo guardaban la sangre en los refrigeradores para que se conservara.

Al entrar vio a su hermano menor sentado encima de la encimera con una pinta de sangre en sus manos mirando fijamente al suelo. Estaba encorvado y con la mirada perdida.

—¿Cuántas veces te he dicho que no te encorves así?—le dice mirándolo seriamente mientras abría la nevera sacando una pinta de sangre abriéndola tomando un poco parándose del otro lado frente a él—no es la mejor manera de sentarse de...

—Un príncipe—lo interrumpe rodando los ojos aburridos enderezándose—ya losé...

—Entonces, ¿Por qué lo sigues haciendo?

Se baja de un salto de la encimera mirándolo—ya déjame en paz—dice molesto— ¿Por qué no vas y sigues muriendo en otra parte y a mí déjame ser...? —de inmediato se arrepintió de haber dicho eso al verlo bajar la cabeza al suelo con una expresión triste, pero no dijo nada. Solo dejo la pinta vacía encima de la encimera caminando hacia la salida.

Se detuvo al ver a su padre detenerse en el umbral de la puerta cruzándose de brazos viéndolo seriamente.

—Discúlpate—dice señalando con la cabeza a su hermano mayor—no seas grosero con tus mayores, ve y discúlpate. Tampoco es su culpa que su Lovfor haya muerto y que por la desesperación haya cerrado dicho trato, si estuvieras en su lugar hubieras hecho lo mismo. Así que pídele disculpa y sé un buen hermano.

—¿Y por qué mejor tú no vas a pudrirte en tu torre como lo has hecho todos estos años?—responde molesto—hagan lo que quieran con sus vidas, a mí me dejan en paz... y en segundo plano como siempre—susurra eso último pasando por su lado, pero su padre lo detiene poniendo una mano en el cuello de su camisa y de su capa levantándolo del suelo frente a él mirándolo con los ojos entre cerrados a punto de regañarlo como en los viejos tiempos.

—Pequeño mocoso, siempre de insolente... —dice de forma des aprobatoria dándole la vuelta caminando hacia su hermano quien lo vio con una sonrisa divertida en los labios.

Se cruzó de brazos desviando la mirada hacia otra parte.

—Vamos, discúlpate—vuelve a pedir su padre, pero hace caso omiso de nuevo— ¡que te disculpes pequeño mocoso!—exclama removiéndolo en el aire fuertemente.

— ¡AAA! ¡Está bien!—grita molesto volviendo sus manos puños soltando un resoplido alejando algunos mechones rubios de su cara mirando a su hermano—perdón, no fue mi intención herir tus sentimientos, ¿ok?—dice volviendo a cruzarse de brazos.

— ¿Ves? No fue tan difícil—dice su padre dejándolo en el suelo de nuevo— ¿Por qué no cenamos esta noche?, como una familia al igual que antes

— ¿Ahora somos una familia?—murmura Alumiar mirando al suelo. Su padre le da un fuerte golpe por debajo de la cabeza— ¡Auch!—exclama llevándose una mano ahí alzando la cabeza viendo la mirada asesina de su padre.

—Está bien...—responde Aluriam—esta noche, a las ocho sería bien. Así conocemos a la Lovfor de Alumiar...

— ¡Correcto!—exclama feliz su padre aplaudiendo—haré que los sirvientes empiecen con los preparativos, nos vemos esta noche...—dice saliendo de la cocina.

Fija la vista en su hermano suspirando— ¿Por qué siempre te gusta ser tan malcriado con nuestro padre?—pregunta—te encanta enfadarlo y sacarle canas verdes por tus berrinches...

Gira la cabeza mirándolo—Porque puedo...—contesta encogiéndose de hombros.

Suspira de nuevo poniendo una mano encima de su cabeza inclinándose un poco hacia él—eres todo un pequeño rebelde...—susurra para después sonreír—nos vemos esta noche—dice caminando hacia la salida volviendo de nuevo hacia los escalones para ir al décimo piso en donde estaba su habitación.

~*~

Ahora se arrepentía un poco de asistir a esa cena. No se encontraba con los mejores ánimos para ir, quería quedarse todo el rato en su ataúd hasta su muerte, pero había dicho que sí y no podía retractarse ahora.

Llego al primero nivel, salió del ascensor caminando hacia el gran comedor en donde se celebraría la cena. Asistiría su padre, Briela, Alumiar y su Lovfor, como también dos humanas que eran invitadas de su cuñada.

Al entrar solo se encontró con su padre y Briela que estaba al lado suyo parloteando amenamente muy feliz como una nena que le contaba sus aventuras a su padre.

—Oh, ya llegaste... —susurra su padre cuando lo ve acercarse a él con una gran sonrisa en su rostro—solo falta Alumiar y su novia...

—Y las dos invitadas... —agrega Briela y asienten.

—Ya estamos aquí—dice entrando a la sala con Isis y su hermana y mejor amiga detrás de ellos.

Se acercaron a ellos.

—Ella es Anaís Lendoff, mi Lovfor—dice poniendo una mano en su cintura acercándola a él.

—Un placer de conocer la señorita Lendoff... —habla su padre haciendo una reverencia.

—Lo mismo digo... —dice Aluriam haciendo una reverencia también.

Ella sonríe nerviosa haciendo lo mismo.

—Ah, ellas dos—señala a una pequeña niña y a otra un poco más grande que se mantenía al lado de Anaís con los brazos detrás de sus espaldas mirando a los señores frente a ellas nerviosas—Saíh Lendoff su hermana pequeña y Arisvely Domínguez su mejor amiga.

—Un gusto en conocerlos...—dicen las dos al mismo tiempo.

—El de nosotros también... —responde Vlad.

—Bien, vamos a comer—dice Briela caminando hacia el comedor sentándose.

Los demás la siguen.

Los sirvientes se acercaron dejando cuatro copas de sangre frente a los vampiros y dos platos de espagueti a las dos humanas.

—No estoy muy familiarizado con la comida mundana, así que elegí eso para ustedes. Espero que les guste... —dice Vlad levantando su copa dando un trago.




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