El Destino de Moon

44. Él día de mi muerte

Presente

~Jack~

Al final el baile termino siendo algo caótico, ni que decir. La unión de la raza desapareció como veinticuatro horas en donde nadie sabía qué diablos con ellos.

Debía admitir que se preocupó un poco por la mocosa esa. Pero ya todo estaba calmado, Dorian se estaba recuperando y su hermana la loca estaba... estable.

Los días pasaban tan rápido que ya hoy era el día de su muerte. Vaiolett se había quedado pegada a él como un chicle los últimos días. Creía que era su forma de despedirse. Lo había pasado bien, aunque debía de admitir que empezaba a tener dudas de que si era lo correcto o no.

A ver, aquellas almas inocentes, algunas de ellas no todas, merecían justicia y él ya no sabía qué hacer con todo eso. En su vida pasaba más mierda que esa.

No solo quería morir por sentirse muy culpable por haber matado a personas que merecían vivir, también por otros problemas que aún no decía y que morir era la única solución, así estaría más tranquilo en el infierno.

—Jack... —escucho la voz de Vaiolett detrás de él.

Giro su cabeza viéndola por encima de su hombro. Estaba hermosísima, era la primera vez que la veía con el cabello suelto después de mucho tiempo. Tenía un hermoso vestido color rosa que parecía tener vida propia porque brillaba bajo la luz de la luna.

—Vaiolett...—susurro bajo ese hechizo en el que caía cada vez que la veía.

No sabía por qué, pero esa mujer le hacía sentir cosas que no creyó que sentiría nunca en su vida.

Debía acallar esos sentimientos, ella nunca seria para él.

Alguien tan pura y hermosa jamás seria de un asesino, merecía alguien mejor y eso lo tenía claro. Solo esperaba que su destino la tratara como lo que era, una reina.

La vio tratar de sonreír, pero fallo, ya que bajo la mirada respirando profundamente pasando sus manos por su vestido. Ese simple gesto le hacía saber que no estaba bien.

Había conocido pequeñas mañas suyas que le alertaba su estado de ánimo, y su cambio de color de piel, como ahora que era de un gris brillante.

— ¿Estás bien?—pregunta bajando de lo alto de la montaña acercándose a ella.

Amalia apareció al lado de los dos mirándola preocupada por un momento, luego a él— ¡Claro que no está bien pedazo de imbécil! ¡¿No ves que...?!

— ¡Amalia! ¡Ya basta!—la interrumpe Vaiolett mirándola algo molesta—te dije que te quedaras ahí y no te movieras hasta que te lo dijera.

Esta asintió y desapareció.

Volvió a mirarla— ¿Qué está pasando?—pregunta confundido— ¿sucede algo malo?

—N-No, no sucede nada, tranquilo—responde nerviosa jugueteando con sus dedos mirando al suelo.

—De acuerdo...—contesta acercándose a ella—quiero decir algo antes de irme. Gracias por joderme la vida en estos últimos tres meses, sin duda eres una gran persona. Ruego quien quiera que sea tu Soulmate sepa valorarte, cuidarte, amarte y soportar tus berrinches. Mereces lo mejor—dijo poniendo una mano en su cabeza desordenando su cabello —Adiós, pequeña Mariposa...—susurro sonriendo.

La vio alzar su cabeza topándose con sus ojos llorosos. Eso le sorprendió por lo que retiro su mano.

—Ah, no llores por mí, ¿No has escuchado que no deberías de gastar tus lágrimas en cosas sin importancia?—sonrío.

Inmediatamente, deje de sonreír cuando cayó de rodillas llorando a mares.

Ok, eso sí que no lo esperaba.

Se agachó poniendo una mano en su mentón alzando su cabeza—Vamos, no llores por mí. No vale la pena hacerlo, ¿sí?—susurro retirando sus lágrimas de sus mejillas.

—E-Es que... —musita pasando una mano por su nariz suspirando—lo siento, pero no podré hacerlo, Jack. He fallado en la misión y con obvias razones, ¿Cómo podrías matar al amor de tu vida? Nadie puede hacerlo... al principio no entendía por qué algo me hacía querer estar a tu lado desde que te conocí esa noche en la reunión hasta tiempo después cuando caíste al estanque mágico, ahí lo supe todo. Trate de hacerte cambiar de opinión sobre querer suicidarte, hasta busque ayuda, pero veo que he fallado miserablemente.

Se quedó estático viéndola llorar, ¿pero qué había dicho?— ¿De qué estás hablando?—pregunta poniéndose de pie retrocediendo algo aturdido por sus palabras—no te estoy entendiendo, será mejor que te expliques mejor...—susurro deseando que lo que había dicho fuera una simple broma.

Se echa a reír amargamente alzando la cabeza mirándolo con los ojos rojos llorando— ¿Qué quieres que te diga Jack? ¿Qué lo que estoy diciendo es mentira? ¿Qué tú no eres mi Soulmate? ¿Para qué seguir mintiendo? Tarde o temprano todo esto iba a saberse, lo intente todo.

Joder... Carlos me ayudo, aunque él no sabe que querías matarte. Mierda te amo, no sabes cuándo...—se pone de pie con algo de dificultad. Escuchar esas palabras fue como tirarle un balde de agua fría como a la vez si alguien aplastara su corazón hasta hacerlo pedazos—lo cierto es que, termine enamorándome sin poderlo evitar, por eso trate de hacerte cambiar de opinión, pero tú... tú aún quieres morir y lo peor es que yo también por no hacer que cambiaras de opinión, perdón por no cumplir mi promesa, no puedo hacerlo... lo siento— dicho eso se esfuma dejando un brillo rosado en el aire.

Se quedó mirando al suelo sin saber qué hacer o decir.

¿Todo ese maldito tiempo...?

Retrocedió faltándole el aire. Eso no estaba pasando, era mentira.

Sí, eso era.

Era una mentira para jugar con su mente. No podía decirle ahora que era su ¡Maldito Soulmate como si nada!, de seguro es una manipulación para hacerle cambiar de opinión.

El portal apareció enfrente de él pasando por él apareciendo en la habitación de Carlos sin importarle una mierda que después tenga que explicarle por qué salió de un portal.

Ahora mismo estaba fuera de sí. Sentía como si alguien le estuviera ahorcando dejándole sin respiración, su corazón latía de manera sobre natural sintiendo un nudo en la garganta.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.