El Destino de Moon

45. Déjá Vu

 

~Jack~

Sentía todo su cuerpo entumecido. Tosió tratando de moverse, pero le fue imposible. Sus manos y pies estaban siendo inmovilizados, una luz daba de lleno en su cara, pestañeo varias veces abriendo los ojos encontrándose con la luz de una lámpara.

Miro a su alrededor. Estaba en una especie de habitación bastante abandonada llena de moho y basura, olía horrible. Miró su cuerpo, estaba sentado en una silla metálica amarrado con una soga.

No tenía su camisa puesta. Podía ver el vendaje en su estómago manchado de sangre.

Suspiro mirando al frente una puerta de madera algo deteriorada. Al lado de él había una pequeña ventana por donde entraba la luz solar, mira hacia atrás viendo un asqueroso retrete con mierda y orina por todo lado.

Eso explicaba el mal olor que había ahí. Del otro lado estaba una cama con sábanas blancas llenas de polvo e insectos caminando por encima de ella.

¿Qué era ese lugar de mierda?

—En hora buena...—la voz de Vladimir hace que gire la cabeza hacia la puerta viéndolo entrar a la habitación junto con Fial y un hombre desconocido con una bata blanca la cual estaba sucia al igual que él—ya despiertas.

Miró a los tres hombres parados al frente aburrido— ¿Qué hago aquí?—pregunta.

—Oh si, ahora te diré con más detalles porque estás aquí—contesta Vladimir—verás, desde hace mucho he tenido la idea de que podemos crear supersoldados para la guerra.

La idea era tomar humanos y convertirlos en fuertes soldados a través de una inyección con la que he estado trabajando desde hace siglos, literalmente. Pero mi primo como el obstinado y recto que es, se negó en probarlo y me prohibió usarlo en los humanos, ya que eso iba contra las reglas.

Obviamente, no le hice caso y lo probé, pero lamentablemente no funciono, puesto que faltaba un ingrediente a la fórmula así que volví hacerla, y ahora volveré aprobarla contigo. Eres el paciente cero, ¿no es divertido?—dice con una sonrisa.

Alzo una ceja mirándolo serio—No, no es divertido que te estén inyectando el culo.

—Si quieres podemos inyectarte en el brazo, es menos doloroso—sugirió.

—Gracias—responde entre dientes mirando al suelo suspirando— ¿Sabes qué? No, mejor no. No me gustan las jeringuillas, ¿puede ser tomada?— pregunta mirándolo.

—Noup, lo siento. Tiene que ser obligado por jeringuillas. Pero oye, como estas siendo muy cooperativo, cosa que me agrada, te hipnotizaré para que no te duela.

—Eso suena bien, pero una cosa. Tu inyección mágica, ¿funcionara?— Pregunta algo dudoso— ¿me matara? Porque si eso pasa sin duda estaría agradecido.

Lo mira sorprendido luego a Fial—tenías razón en lo que dijiste, tiene muchas ganas de morir...

—Te lo dije, es perfecto—asintió este sonriendo feliz.

Lo miro de nuevo— ¿no te da pena que tu querida chica vaya a morir? Escuche por ahí que están unidos...

—Mi fan número uno...—responde sonriendo.

—Ahora lo soy si—dice agachándose a la altura de su rostro—no eres un humano común, tienes agallas. Eres valiente, no le temes a morir ni nada, me gusta...

—Sí... dale las gracias a mi padre—contesta.

—Claro, hijo de un policía...—asiente alejándose.

—Hubiera querido que fuera así...

—Como sea—chasquea la lengua mirándolo divertido—empecemos ya con el tratamiento.

—Claro mi señor—hablo por primera vez el hombre de bata blanca saliendo hacía a fuera.

No duro tres minutos cuando volvió a entrar con una mesita donde había utensilios médicos.

Se mareó al ver el tamaño de la jeringuilla.

«Dios mío... » Pensó sintiendo náuseas.

Se acercó a él con un algodón con alcohol limpiando su brazo derecho, no iba a resistirse. De cualquier forma iban a hacerlo, son dos hombres que no son humano, el tercero ni mierda de que especie era, solo sé que tiene apariencia de un humano. Así que no tenía oportunidad, además de agregarle el hecho de que estaba amarrado a una silla.

—Antes que nada, si la inyección mágica esa funciona, ¿en qué me convertirá?—pregunta viendo la aguja gotear.

Era un líquido rojo, sabrá Dios que cosas había ligadas ahí.

—En un híbrido—responde Vladimir—serás un vampiro y un lobo. Si funciona te entrenare para que sepas usar tus nuevas habilidades y serás mi fiel y más leal soldado.

— ¿Qué honda con tu posesividad conmigo?—dijo mirándolo como el bicho raro que era— ¿eres gay o qué?

Giro la cabeza escupiendo sangre por la fuerte bofetada que recibió de su parte.

Volvió a mirarlo a través de sus mechones de su cabello—ok, pero hay que dejar lo tóxico a un lado, ¿sí?

—Vuelves a decir otra estupidez como esa y te mandaré al otro mundo sin pensarlo dos veces—responde molesto.

— ¿No que querías que fuera tu más leal soldado? Ya me quieres matar por un simple comentario... deberías de tener algo claro desde ahora en adelante, si sobrevivo claro, cosa que tengo dudas, soy algo sarcástico y directo. Así que soy tú y lo reflexiono mejor antes de tomar una mala decisión.

Se agachó poniendo una mano en su barbilla clavándole sus uñas—eso veremos pequeño mocoso... —susurra entre dientes, luego mira al tipo desconocido—empieza.

Lo suelta retrocediendo. Tembló de pies a cabeza viendo esa cosa acercase a él.

Cerró los ojos fuertemente cuando sintió la aguja, solo fue por un segundo.

Sintió como todo su cuerpo empezaba a hervir por dentro. Echo su cabeza hacia delante apretando los puños. Cada célula de su cuerpo ardía, era como si le hubieran encerrado en una caldera con las llamas del infierno a alto nivel.

Se removió en la silla gritando de dolor echando la cabeza hacia atrás viendo al techo, empezó a toser ahogándose con su propia sangre. Vomito a la vez que sentía sus órganos destruirse uno por uno, su cuerpo se volvió de un rojo incandescente viendo las venas pasar de roja a negra.




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