Estaba muy tranquila ordenando un poco su escritorio cuando apareció en su habitación de la nada con un ramo de flores negras.
—Humana apestosa—la llamo.
Dio un brinco por el susto girándose hacia el observándolo un poco confundida por la repentina aparición en su habitación y el ramo de flores que tenía en sus manos con evidente expresión de fastidio y odio.
— ¿Qué demonios haces aquí?—pregunto cruzándose de brazos.
Había sido exactamente una hora que había llegado del reino de los druidas con la sorpresa de que era su salvadora.
Miro por un momento el suelo luego me miro—he venido a presentar mis más sentidas disculpa por mi...—pareció buscar las mejores palabras ya que desvió la mirada hacia su cama con algo de repugnancia cosa que la divertió. Era evidente que no se sentía cómodo con lo que estaba diciendo— comportamiento poco amigable hacia a ti...— dijo entregándole el ramo de flores sin mirarla.
Las tomo con una pequeña sonrisa oliéndolas, olían un poco raro por lo que alejo su nariz con disgusto de inmediato.
—Gracias...—contesto mirándolo— pero ¿te obligaron hacer esto verdad? — Pregunta lanzando las flores hacia el zafacón—tu cara de culo te delata.
Dejo de mirar las flores tiradas en el zafacón volviendo a mirarla entrando sus manos en sus bolcillos con una expresión divertida.
—Así es— responde— y, como buen gesto, había traído esas hermosísimas flores como evidencias de mis sinceras disculpas.
Un mechón de su cabello largo rojo oscuro se salió de detrás de su oreja yendo a parar en su frente.
Dio un paso al frente—que mal, no me gustan las rosas ni las flores—contesta—pero valoro tu intento de disculpas, pero temo que debo rechazarla...—al ver su cambio de humor sonrió.
Su odio era evidente en sus ojos azules los cuales se oscurecieron más que parecían casi negros—veras...—paso su dedo índice por su traje negro con una pequeña sonrisa malvada—enserio me siento demasiado ofendida por tu mal trato hacia mí, tendrás que hacer algo mucho mejor para que acepte tus disculpas y te ayude con tu pequeño—suspira alejando su dedo alzando la mirada hacia el—problemita con los humanos...
Iba a refutar, pero fue interrumpido por unos toques en la puerta.
—Ashley—llamo su madre del otro lado de la puerta—necesito que me ayudes con algo, ¿no estas ocupada?
Miro por un momento al druida frente a ella quien la miro también dejando de mirar la puerta.
—Bueno, me voy—dice alejándose de él acercándose a la puerta—será mejor que desaparezcas si no quieres darles explicaciones a mi mama de porque estas en mi habitación a estas horas de la noche...—susurro con una pequeña sonrisa mirando la expresión molesta del señor Smith quien desapareció de la misma forma que apareció en su habitación.
Abrió la puerta con una sonrisa radiante hacia su madre.
~*~
Salió del cubículo del baño arreglando sus pantalones anchos mirándose en el espejo acercándose al lavabo. Se enjuago la mano cerrando la llave sacudiéndose las manos alza la vista de nuevo hacia el espejo arreglando unos que cuantos mechones rebeldes de su cabello.
Suspiro tomando su mochila caminando hacia la puerta al abrirla volvió a parecer en la oficina del señor Smith.
Se quedó un momento mirándolo procesando todo hasta que suspiro—conozco la salida—dijo.
Al abrir la puerta se encontró con aquella chica de la otra vez, debía de preguntarle su nombre.
— ¡Oh! Viniste, bienvenida de vuelta—dice con una sonrisa.
Le devuelve la sonrisa—y me voy—contesta pasando por su lado.
—Espera—la detiene por el brazo—debes quedarte, hay que hablar sobre tu destino aquí en el reino, he traído el libro en donde sale tu cuento.
—Cool—respondió siguiéndola de nuevo a la oficina.
Se sentaron en el mueble, frente a ellas estaba un gran libro viejo y algo degastado por el tiempo.
Tomo el libro entre sus manos dejándolo en las piernas de Ashley mostrándole el título del cuento.
— "La humana que salvo el mundo de los druidas" eres tú, te diré lo que dice ya que esta en latín.
—Se un poco de latín, puedo leerlo—dijo empezando a leer el cuento.
"Había una vez una hermosa doncella humana que vivía en un hermoso castillo negro custodiado por una bestia feroz y gigante.
La hermosa humana se encontraba aburrida en el interior del castillo que un día decidió salir al jardín en donde se encontró con una pequeña esfera de luz que la guio a un hermoso bosque de roble en donde los arboles hablaban y reían junto con ella hasta que un hermoso y apuesto rey, pero odioso y malhumorado apareció llevándosela de allí devolviéndola de nuevo a su hogar en donde volvió a sentirse triste y sola en su habitación.
Un día fue a darse un baño caliente en su cómoda tina y al abrir la puerta apareció en medio del salón de baile del castillo de aquel mundo encantado.
Los presentes la miraban de forma extraña, pues no esperaban ver a una humana allí y con un vestido tan feo.
El rey fue a su auxilio sacándola de allí de inmediato, le pregunto cómo era que había vuelto a su mundo, pero la pequeña humana no sabía que responder porque tampoco sabía cómo así que la llevo de vuelta a su castillo ambos creyendo que sería el último momento en donde se verían de nuevo.
Una noche mientras miraba las estrellas por el balcón aquella esfera de luz volvió aparecer de nuevo guiándola de nuevo al reino de los druidas para ayudarlos en la guerra contra los humanos.
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Editado: 18.07.2022