~Alumiar Tepes~
Ni bien entro al auto se acomodó para dormir un poco. Últimamente no estaba descansando ni comiendo bien, había mucho trabajo.
—No es hora de dormir, tienes que prepararte para la reunión de mañana—escucho la voz de su hermano.
Se hizo el sordo y siguió tratando de dormir.
—Sé que estas despierto idiota.
Abrió los ojos mirándolo molesto—ya déjame en paz—dijo entre dientes—me tienes de aquí y para allá, estoy cansado ya.
—Solo te enseño lo que tienes que hacer antes de que me vaya—contesto—no seas quejumbroso.
—¿Quejumbroso yo? Si padre dejara de ser tan vago pudiera tener algo de tiempo para descansar y salir con mi esposa imbécil—respondió molesto—yo solo tenía que encargarme del negocio familiar, no del reino.
—Ah, ¿Ya ves que no es tan fácil solo pararse al lado del trono y sonreír como pendejo? Ahora me entiendes.
Rodo los ojos—como sea, quiero dormir... o comer, olvide cuando fue la última vez que lo hice...
—Ahora no hay tiempo para eso ya llegamos—dijo abriendo la puerta cuando el auto se detuvo frente al castillo.
«Eso fue muy rápido» pensó saliendo también.
Caminaron rápido llegando a la sala. Se sentó en el mueble boca arriba mirando el techo.
—¡Elain! —llamo a unas de las sirvientas. Esta apareció de inmediato muy nerviosa—¿puedes por favor traerme algo de sangre? Muero de hambre.
Miro de reojo a su hermano quien estaba sentado en el mueble individual luego asintió.
No tardó mucho en aparecer con una pinta de sangre.
Agradeció empezando a beber.
Elagio, unos de los de seguridad del castillo apareció frente a los dos.
—Buenas noches mis señores—saludo haciendo una reverencia—debo informarles de un problema.
—¿Qué paso ahora? —Pregunto exasperado mientras rodaba los ojos—¿Ya Allen volvió a causar problemas? ¿Es que no se cansa? —miro por la ventana el cielo nublado.
—Esta vez no es Allen mi señor—contesto—es de la princesa Anais...
Al oír ese nombre lo miro de inmediato poniéndose de pie—¿Qué sucedió? —pregunto asustado.
—No está en el castillo—respondió apenado—ni la señorita Arisvely ni su guarda espalda Farrel. Nadie los vio salir del castillo.
Fue hasta el agarrándolo del cuello levantándolo del suelo.
—¿Cómo mierdas me estás diciendo que mi mujer no está aquí? ¡¿En dónde diablos estaban ustedes para que saliera sin decir nada?!
Sus manos temblorosas se posaron en las suyas viéndolo con temor—L-Lo siento mi señor... estábamos ocupados con el asunto de aquellos rebeldes que intentaron entrar a estas tierras, el único que estaba cerca del castillo era Farrel.
Lo acerco a el—si ella no aparece en una hora desatare el mismo infierno en todos ustedes, ¿entendiste? —susurro entre dientes para luego lanzarlo a la pared bruscamente.
Se arrodillo de inmediato juntando sus manos—¡mi señor perdónenos! ¡Haremos todo lo posible para encontrarla!
—Ya desaparece—se levantó de inmediato yéndose de inmediato.
Empezó a dar vueltas en toda la sala con las manos hecha puño preguntándose en donde diablos estaba.
—Siéntate y cálmate—hablo su hermano.
Lo miro con ganas de partirlo en dos—¿Qué me calmes dices? ¡¿Crees que deba sentarme a tomar él te como si nada hubiera pasado?!
—Necesitas calmarte y analizar en donde puede estar tu esposa—responde.
Suspiro—No tengo la menor idea en donde pueda estar ahora, no creo que haya sido ese maldito. Me lo hubiera hecho hacer lo que le diera la gana.
—En efecto—dice Aluriam—¿Sabes de los lugares que le gusta frecuentar? ¿A dónde va siempre? ¿Tuvieron alguna reciente pelea por algo? Si desapareció así sin decir nada es porque debe de estar molesta por algo...
—¿Por qué lo estaría? Tiene todo lo que quiere y necesita...—contesta.
Su hermano lo miro seriamente—a veces me pregunto si es que eres o te haces idiota...—susurra—no me refiero en lo material idiota, sino en el afecto. Puede que ahora este en el lugar que siempre frecuenta para llamar tu atención...
Se quedó mirando el suelo fijamente. Eso era otro problema, no sabía mucho de ella, ¿Cómo diablos sabría en dónde estaría ahora? — ¿Y porque carajos querría llamar mi atención de esa manera desapareciendo así? Eso solo me hace enojar y preocupar...
—Exacto—concuerda su hermano—si discutieron y aún no han hecho las paces es probable que haya tomado este método para que vayas a ella y hable.
—¿Pero de qué diablos vamos hablar hombre? No hemos discutido... apenas hemos hablado y salido desde que nos encontramos...
—¿Qué? ¿Me estás diciendo que casi no han hablado? Pero, ¿Cómo? Tienen mucho tiempo desde que se conocieron...
—Así es, pero entre el negocio familiar y ser quien vaya a sustituirte me han mantenido ocupado. Por eso no he podido hacer lo que quiero hacer con ella porque al llegar a casa estoy bastante exhausto de todo y quiero dormir.
—Excusa, excusas y excusas...—susurro Aluriam negando con la cabeza.
—¿Disculpa? ¿Te parece que es trabajo fácil lo que estoy haciendo? —Pregunta enojado—tu no tuviste que hacerte cargo de todo de la noche a la mañana...
—De hecho sí, pero ese no es el tema ahora—contesta poniéndose de pie por un momento sirviéndose algo de vino volviendo a su sitio de inmediato—eres el jefe, el rey ahora.... Bueno, próximamente el rey. Pero bueno, siendo tal persona tienes el derecho de trabajar en el negocio familiar en las mañanas y en la tarde los asuntos del reino hasta no sé, ¿cinco o seis de la tarde? Y después tienes toda la noche para hacer lo que se te venga en gana con tu esposa.
Iba a decirle algo grosero, pero luego lo pensó mejor y si tenía razón—¿si fui un idiota verdad? —pregunto pasando una mano por su cabello.
Su hermano asintió—ahora entiendo mejor porque la pobre chica ha escapado, demasiado aguanto...—dijo dando un trago a su copa de vino.
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Editado: 18.07.2022