Ya eran las siete de la tarde cuando Rochei le permitió a Nucere entrar a ver a su madre, acompañado por Danzzel y Yor.
—Capitán, ¿qué hace aquí? No hacía falta que viniera—comentó Salamina un poco cansada.
—Eres una jefa de sección, y es mi obligación velar por el bienestar de mi tripulación—dijo Danzzel.
—Se lo agradezco.
Por su parte Nucere solo se limitó a esconder su cara en el cuerpo de su madre mientras la abraza con fuerzas.
—Hijo, ¿qué hiciste mientras mamá descansaba?
—El tío Yor me enseñó a hacer un pastel—respondió sin apartar su rostro de ella.
—Gracias Yor, ¿puedes hacerte cargo de él? Estaré agradecida contigo siempre.
La enfermera estiró su mano, y tomó la del cocinero.
Danzzel se puso incómodo y se excusó de volver a su puesto, y le deseó una pronta recuperación.
Yor comenzó a reír.
La enfermera le pidió que la ponga al corriente de todo, y eso sucedió.
—Mami esta noche es la cena con Danzzel pero si quieres puedo quedarme contigo—dijo el niño.
—No hijo. A ti te gusta cenar con el capitán y no te privaré de eso.
—Pero mamá.
—No te preocupes cariño. No iré a ningún lado. Diviértete.
—Gracias, mami.
Nucere volvió a abrazar a su mamá antes de irse.
El cadete caminó en dirección a la popa del barco donde se encontraba su camarote. Leyó con orgullo el cartel que decía "Nucere Vinya" e ingresó.
Sobre la pared del fondo estaba apoyada la cama para una persona con sus sábanas blancas y azules oscuras mientras que cuatro estantes colocados en escalera estaban sobre ésta. A los pies de la cama había un pequeño televisor para ver programas o películas en los días libres o cuando se estaba enfermo; la pared derecha (que lindaba con los pies de la cama) tenía más estantes y por debajo de ellos había una pequeña mesa de madera. Siguiendo la misma línea, y ya cercano a la puerta había una puerta que resguardaba la ducha.
Por otro lado, la pared izquierda (que lindaba con la cabecera de la cama) tenía los compartimentos para guardar la ropa y los objetos personales. Y por último estaba el baño compartido.
El pequeño se rascó la cabeza. Desde su llegada no había tenido tiempo de acomodar sus pertenencias ni decorar su habitación.
Ya lo haría en su rato libre.
Sin perder tiempo se quito sus ropas y abrió el agua de la ducha.
El agua caliente ayudó a disipar la tensión del día.
Luego de secarse se puso ropa más cómoda y subió nuevamente a la cubierta.
Allí frente a dos bancos de madera había una mesa no muy grande sobre la cual descansaban deliciosos platos con comida, y algunas bebidas.
—Perdón la tardanza, Danzzel—dijo el pequeño.
—No te preocupes. Ven a sentarte—le dijo señalando el asiento junto a él.
—Sip.
Ambos comenzaron a degustar los alimentos.
—¡Esto es muy rico!—exclamó Nucere.
—Me alegra oir eso, ¿de qué quieres hablar? ¿o prefieres que te cuente una historia?
—Nunca lo pregunté pero ¿siempre quisiste ser capitán?
—No realmente. Soy el menor de cinco hermanos, y siempre fui muy revoltoso. Fue mi hermana Nishe quien me inspiró.
—¿Nishe? Siempre hablas del capitán Dariel pero nunca mencionaste que tenías más hermanos.
—Dos de ellos ya no están entre nosotros, y con Kirke no tengo mucho contacto.
—No lo sabía. No quería entristecerte.
—Descuida. No es para tanto.
El capitán se sirvió una copa de licor y la degustó con placer.
—Yo no tengo hermanos pero me hubiese gustado tener uno. Sólo somos mi mamá y yo.
—¿Y qué hay de tu padre?
—Jamás lo conocí, y mi mamá nunca habla de él. Quizás falleció y es por eso que mamá no quiere que me ponga triste.
—Claro pero recuerda que todos aquí somos tu familia y yo siempre estaré para ti.
—¡Sí! Gracias.
En ese momento el capitán miró hacia arriba y señaló el cielo estrellado.
—¡Mira Nucere! ¿recuerdas cuál es esa constelación?
—¡La Constelación de Balar!
—Así es. Y en esa constelación está la Galaxia de Libra.
—¿Crees que hay vida en otros planetas?
—Desde luego que hay vida en otros lugares. Los científicos aeroespaciales todo el tiempo están investigando ese tema pero todavía nos falta mucho por aprender.
—¡Que interesante! me gustaría saber más sobre eso.
—Yo también ¿quieres más carne?
—Sí, por favor.
Nucere saboreó mejor la comida.
—Una vez leí que las flores amarillas simbolizan amor, lealtad, cariño y alegría.
—Que curioso, ¿y por qué lo leíste?
—Porque me gustaría flores amarillas en mi boda con Merne.
—No mencionemos a ese "pequeño engendro del mal"—replicó Danzzel con falsa molestia—.Y tu todavía estás muy chiquito como para pensar en el arreglo floral de tu boda. Recuerda que ese mocoso me debe un Duelo de Petición.
Nucere sólo pudo reírse.
—Me pregunto qué estará haciendo Merne ahora—dijo Nucere.
—Por lo que sé su tripulación fue asignada a otro continente. Es una zona de piratas y filibusteros por lo que debe estar preparándose para combatir.
—El trabajo de ustedes es impresionante; se ponen en peligro para protegernos a los débiles.
—¿Y quién dijo que eras débil?
—Yo no lucho. No tengo fuerza física como tú o Merne.
—Todos tenemos trabajos distintos. Nosotros combatimos con armas y fuerza bruta y ustedes salvan vidas usando la medicina. Ambos somos de igual de importantes en este mundo.
Nucere lo miraba lleno de admiración.
—Eres uno de los mejores arqueros que conozco, y un gran espadachín.
—En eso discrepo. Mi hermana Nishe era la mejor arquera de su tiempo. Podía lanzar más de 60 flechas en menos de un minuto, y jamás fallaba el blanco.
—Admiraba mucho a su hermana.
—Como no hacerlo. Era la mejor.
Continuaron con su comida. También hablaban sobre diversos temas, se reían e incluso se contaban historias.