El destino de Nucere

Capítulo VII: La visita del Corsario Negro

Barco Victoria Arum

Luego de la cena, Nucere regresó con su madre en la sala de observación, que la halló sentada leyendo un libro. A un costado estaba su bandeja de comida.

—¡Mami!—llamó el pequeño.

—¡Mi pequeño! ¿cómo estuvo la cena?

Nucere le contó todo con lujo de detalle. Cada palabra eran dichas con admiración, que se reflejaba en su mirada.

—Bien. Creo que es momento de descansar—dijo Salamina—.Ya es tarde, y debes levantarte temprano mañana.

—Esta bien pero quiero dormir aquí esta noche. No quiero dejarte sola.

—Ven aquí, te cantaré algo.

Nucere se acomodó en un pequeño asiento junto a su madre.

La voz de Salamina era muy hermosa, tanto que se asemejaba a la de un ángel o una sirena.

La canción trataba sobre los sueños.

Poco a poco los ojos de Nucere se fueron cerrando hasta quedarse profundamente dormido.

—Perdóname Nucere. Sé que le prometí a tu madre protegerte pero—se estaba diciendo ella en sus pensamientos cuando Rochei la interrumpió.

—Venía a ver cómo estabas—dijo el otro jefe de enfermeros.

—Mi hijo me ayuda a estar mejor—le contestó mientras le acariciaba el cabello a su niño.

—Eso es muy bueno. Mañana podrás regresar a tu camarote. Tienes buena compañía.

—Sí. Gracias, Rochei.

Rochei sonrió.

—Son lindos cuando están dormidos—comentó mirando a Nucere.

—¿Lograste hablar con tus hijos?

—No todavía. Su madre no me lo permite.

—Ojalá puedas encontrarte con ellos.

—Gracias. Me llevaré la bandeja. Descansa.

—Buenas noches.

Una vez que Rochei se hubo marchado, la enfermera acostó a su hijo en el sillón, y volvió a entonar una canción de cuna.

Mientras tanto en la cubierta, HiDenisse se topó con Danzzel que estaba sentado en un costado junto a cinco botellas de alcohol vacías.

—Danzzel, ¿qué estás haciendo? Los niños no pueden verte así.

—Ese idiota de Yor vino a interrumpir nuestra charla. Es un estúpido. No me gusta su actitud—dijo el capitán; se notaba la borrachera en su voz.

—No estás en tus cabales, amigo.

—Debo llegar a casa a tiempo, ¿pusiste las coordenadas que te di?

El primer oficial quedó callado unos minutos.

—Sí, capitán. Llegaremos mañana por la mañana.

—¡NO! Debemos arribar lo antes posible. Tengo que verlo. Tengo que verlo.

—Shh, baja la voz.

—¡Arum! ¡Ya voy! ¡Arum! Espérame.

El capitán estaba tan borracho que no podía mantenerse en pie, por lo que su primer oficial tuvo que poner uno de sus brazos alrededor de su cuello.

Por lo general, Danzzel era un hombre alegre y aplicado en su trabajo pero cambiaba por completo cuando llegaba esa época del año; se volvía más errático, y tomaba de más.

—¿Sabes amigo? Un día Arum estará en este barco conmigo—le dijo mientras caminaban despacio rumbo al camarote—¡Sí, señor! Padre e hijo serán grandes marinos juntos.

—Sí, Danzzel. Arum será un gran capitán como tú.

—¿Sabes cuándo podré ir a recogerlo? Pronto serán las graduaciones de los cadetes.

—En unos días. Arum estará feliz de verte.

HiDenisse se aguataba las ganas de llorar.

Para él era demasiado triste ver a su amigo llamar a su hijo en sus pesadillas. Recordaba aquellas noches que tenía que ir a su cuarto a calmarlo.

Al entrar al camarote, Danzzel se echó a llorar con más fuerza cayendo sobre sus rodillas.

—¡Perdóname Arum! ¡Lamento no haber podido llegar a tiempo!

El primer oficial lo abrazó más fuerte.

—No te hagas esto Danzzel. Arum murió por una enfermedad, no fue tu culpa.

—Mi pequeño Arum.Mi niño.

En ese momento Rochei se hizo presente al escuchar los llantos de su capitán.

Entre los dos acostaron a Danzzel. Y el sub jefe de enfermería comenzó con los procedimientos para la borrachera.

—Me quedaré con él. Ve a descansar ya que tendrás que asumir como capitán—le dijo Rochei.

—Está bien. Por la mañana volveré.

HiDenisse se marchó a su camarote que se encontraba cerca de la escalera. Optó por bañarse, y acostarse.

La primera noche fue bastante tranquila a pesar de lo sucedido con Danzzel.

Muchos estaban al tanto de lo ocurrido.

HiDenisse tendría que tomar el mando unos días.

Barco Corsario "Lucsa Relgh"

Luego de la charla con su primer oficial, León no se quedó tranquilo, y decidió visitar a Tharan Dyfler, uno de los antiguos oficiales de su capitán, quien se había retirado para abrir una posada en la Isla Lish'Rah; el territorio más pequeño del Archipiélago Zha'Reia ubicado en el norte del mismo.

Permitió que sus camaradas descendieran y disfrutaran de un rato libre hasta su regreso. Su primer oficial decidió acompañarlo.

La aldea Brunhilder contaba con una población aproximada de mil habitantes, los cuales se dedicaban a la fabricación de relojes, y partes autómatas para el cuerpo.

Las casas estaban fabricadas de madera robusta, y los tejados a dos aguas eran de hierro color azul grisáceo mientras las ventanas tenían vitrales que reflejaban la luz resaltando los colores amarillo, rojo y azul; algunas casas tenían balcones fabricados en hierro. Los jardines delanteros tenían plantas de color esmeralda brillante y algunas flores de color bronce.

Las calles eran empedradas donde descansaban faroles de gas pintados de color negro. La distancia entre las vías no era mucha por lo que no era posible que pasara un vehículo muy grande.

El aroma de todo el lugar era una mezcla entre humo y aceite. Por todos lados se podían escuchar los sonidos de máquinas de vapor trabajando.

Cuando León y Noxer llegaron a la entrada de la aldea, fueron recibidos por dos torres de reloj hechas de bronce y agujas de hierro forjado. Tenían una altura de dos metros, que los unía un cartel fabricado en hierro y engranajes trabajados.

Todo estaba muy animado esos días.

Las mujeres llevaban puestos vestidos cortos y largos de terciopelo rojo y negro, y encajes en la parte superior de los mismos. En los pies llevaban botas de cuero altas o zapatos de tacón. La gran mayoría usaba peinados recogidos acompañados de sobreros colocados en diagonal.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.