El destino de Solaria

01

Eleonor terminó de empacar su maleta, acompañada por una elegante y esbelta gata de pelaje más negro que la noche y de unos brillantes ojos dorados, que la había estado siguiendo los últimos días. Su madre, una fuerte pero gentil gigante, le gritaba desde el otro lado de la puerta, no estaba dispuesta a permitir que su "pequeña" hija, abandonara la casa. Pero Eleonor estaba decidida a irse. Ya no era una niña pequeña, ¡había cumplido quince ese año!, además no era tan frágil como su madre pensaba que era, podría no ser tan alta como un gigante promedio, pero ella poseía magia excepcional.

Su madre logró entrar a la habitación y siguió reprochando que su idea de irse sola era peligrosa, incluso, le cuestionó la presencia de la extraña gata que la acompañaba, una bruja enmascarada las había visitado hacía unos días, y su madre no creía que se hubiera ido sin querer algo a cambio.
Tenía un punto.

Aquella mujer no dijo una sola palabra; simplemente dejó sobre la mesa unos lentes de montura negra, marcados con runas.
Eleonor había nacido ciega, y hasta entonces, el mundo había sido una mezcla de formas, sonidos y sombras que solo su magia le ayudaba a interpretar.
Pero todo cambió en el momento en que se los puso: vio el mundo por primera vez.

Aun así, Eleonor simplemente continuó ignorándola.

Desesperada, su madre comenzó a gritar, momento en el que la gata saltó a una repisa a la altura de su rostro. Se quedó congelada, mirando fijamente los profundos ojos dorados del felino. Una sensación de miedo y desconcierto pareció invadirla.

De repente, su madre quedó en completo silencio, lentamente su postura se modificó hacia una de cautelo por momentos que parecieron una eternidad para Eleonor, poco a poco, su madre acercaba el rostro hacia donde se encontraba la gata. Eleonor la miraba extrañada y con preocupación, no entendía la razón del comportamiento peculiar de su madre, trató de hablar con ella, sin embargo, no le respondió. Finalmente, la madre pareció salir de su estado de trance y ligeramente entrecerró los ojos, esbozó una breve sonrisa, y acto seguido, besó a Eleonor en la frente. —¡Cuídate!, nos veremos pronto-, le dijo con serenidad, antes de salir de la habitación.

Eleonor se quedó perpleja ante tal suceso, eso había sido extraño, pero de cierto modo se sentía aliviada de tener la aprobación de su madre, sin importarle demasiado la escena que acababa de presenciar.—¡Eleonor!. Dijo Kael, un joven gigante de ojos verdes, quien era también su hermano mayor.

—Mamá ya me dejó ir, no intentes detenerme. Dijo Eleonor algo cansada.

—No voy a detenerte, solo vine a despedirme y...a desearte suerte. Dijo Kael con una leve sonrisa.

—Estaré bien, no se preocupen demasiado

Eleonor se despidió de su madre y su hermano y se dirigió a la plaza del pueblo, donde un grupo de jóvenes la estaban esperando.

Hacía algunos días, Eleonor se había involucrado en una pelea con unas chicas que a menudo la molestaban y se le había pasado un poco la mano. En su defensa, fueron ellas las que comenzaron, además, intentaron quitarle sus lentes. Pero antes de que terminara su ataque, un joven pelirrojo se había atravesado provocando que cayera al suelo, fue una completa humillación. Eleonor estaba furiosa, pero antes de poder reclamar algo aparecieron otros dos jóvenes que la ayudaron a levantarse, se disculparon y la invitaron a tomar algo en compensación. Esos jóvenes resultaron ser un grupo de autodenominados héroes, que justo estaban buscando un recluta con poderes mágicos.

No fue como que a Eleonor no le resultara extraño, pero ¡últimamente le pasaba todo tipo de cosas!

Y aquí estaba ahora, a punto de emprender un viaje con estos "héroes".

—Por aquí—. La saludó un jóven pelirrojo de nombre Jasper

Eleonor, en compañía de la esbelta gata negra, se apresuró hacia ellos

Eleonor, en compañía de la esbelta gata negra, se apresuró hacia ellos

—¿Es tu mascota?—preguntó Sasha, una jóven alta y pelirroja mientras se agachaba para ver más de cerca a la gata.—Es muy linda

—Debe ser su familiar. Dijo Henry, un joven alto de ojos grises y cabello rizado.—Escuché que en este pueblo las brujas tienen gatos negros.

Eleonor encontró el comentario de Henry algo divertido, pero lo dijo con tanta seguridad que decidió contener su risa. Henry era el chico más lindo que había visto en su vida, literalmente. Y no quería causar una mala impresión

—Bueno, ella es una gata que encontré en el bosque y ha estado siguiéndome los últimos días. He intentado darle comida, pero no parece quererla...

Mientras hablaba, la gata subió a la caravana de los héroes y volteó a ver a Eleonor, parecía indicarle que dejara de hablar y subiera.

—¿Son sólo ustedes tres?—Preguntó Eleonor una vez arriba de la caravana

—No. Dijo Sasha. El capitán ya nos espera en el pueblo de Mist

—¿Mist? ¿Dónde dicen que se aparecen fantasmas?

—Sí. ¿Acaso tienes miedo? —bromeó Jasper, lanzándole una mirada divertida.

—Ni un poco —respondió Eleonor con seguridad, ajustándose los lentes.

El viaje fue largo, pero Eleonor no se quejó. Se mantuvo pegada a la ventana, observando cada detalle del paisaje que se desplegaba ante sus ojos. El cielo, teñido de un amarillo rojizo, iluminaba las montañas distantes y el agua cristalina de los ríos que atravesaban el camino. A lo lejos, los árboles rojizos con hojas doradas se mecían suavemente, y un par de castillos antiguos asomaban en el horizonte.

Para Eleonor, era como entrar a otro mundo. Los colores eran algo nuevo y fascinante para ella. Todo lo que veía parecía tener vida propia, y aunque el viaje era silencioso, su mente no dejaba de maravillarse.



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En el texto hay: fantasia, romance, romantasy

Editado: 07.10.2025

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