El destino del alfa. (el destino 3.)

Capítulo 2.

Phoebe sale de su asombro cuando escucha a su hermano acercándose. Rápidamente se transforma en lobo y se queda sentada donde estaba.

Raffe le pregunta que le había pasado, pero ella le contesta que no había pasado nada y vuelven sobre sus pasos, para llegar donde habían dejado la ropa.
El chico no se creía lo que le había dicho su hermana, pero no la presionó. Ya le contaría cuando ella quisiera.

Phoebe se encierra en su habitación en cuanto llegan a casa, diciendo que estaba cansada y no tenía hambre. Mia y Joseph miraron a su hijo en busca de una explicación, pero este se encoge de hombros mientras se sienta en la barra del desayuno con el móvil en la mano. No le iba a contar nada de lo que había pasado con As. No por el momento.

Phoebe coge su portátil en cuanto cierra la puerta de su habitación. No podía quitarse de la cabeza lo que había pasado en el pantano. As… o Asmodeo, como le había dicho él, la había sorprendido y asustado. Nunca había visto a nadie con alas. Y sus ojos… No le había dado miedo de él, sino miedo de que Raffe llegase y la encontrase con él.

Teclea “Asmodeo” en el buscador de Google.

Estuvo más de dos horas leyendo artículos, páginas e incluso se descargó el PDF de la biblia.

En pocas palabras: Asmodeo era un príncipe del infierno, un ángel caído y el que representa a un pecado capital. La lujuria.

 

 

Tras toda la noche volando, por fin llega a su destino. Asmodeo había vuelto al infierno, justo donde se encontraba la puerta al último círculo de este, y donde estaba su hermano encerrado, pero no se encuentra el lugar desértico como esperaba. Sus cinco hermanos estaban junto a las grandes puertas, y parecían nerviosos.

  • ¿Qué está pasando? – pregunta él acercándose.
  • Menos mal que has llegado – dice Aamon -. Ha ocurrido algo. Fue hace unas cuantas horas.
  • ¿Quién ha llegado? – Asmodeo pone la vista en las puertas, muy sorprendido de escuchar la voz de su hermano -. Venga, que no puedo ver nada.
  • ¿Cómo es posible? – pregunta mientras se acerca a grandes zancadas -. ¿Lucifer?
  • Asmodeo – dice el primer caído, muy feliz al escuchar a su hermano.

Los siete se ponen a hablar, y le explican al recién llegado lo ocurrido.

Un terremoto había sacudido el infierno, y el epicentro había sido justo donde se encontraban. Fueron a ver si habían sufrido algún daño las puertas, pero descubrieron a Lucifer. Él estaba gritando, desesperado por saber que estaba ocurriendo y deseoso de poder hablar con alguien. Desde el encierro hacía eso. Gritaba hasta quedarse agotado, y se llevó una gran alegría al oír las voces de sus hermanos.

  • ¿Qué? – dice Lucifer cuando Asmodeo lo pone al día de todo -. ¿Alice fue la responsable de que los sellos se quebrasen? ¿Mi Alice?
  • Sí – dice el caído de ojos amarillos, mirando minuciosamente la cerradura de las puertas. Ahí era donde se encontraba el sello, y estaba rodeada de símbolos enoquianos, algunos habían desaparecido, pero los más poderosos seguían ahí. El tiempo que se marchó de Nueva Orleans fue para estar ahí, en el infierno y poder estudiar el sello -. Y el hechizo que usó es muy complejo. ¿Cuándo le enseñaste todo esto?
  • Yo solo le enseñé enoquiano, pero no su magia – gruñe Lucifer.

Asmodeo manda a sus hermanos a sus respectivos reinos, para que busquen cualquier cosa sobre lo que acaba de pasar, y así poder quedarse a solas con Lucifer.

  • Bien, ahora que estamos solos…
  • Sé que tienes algo que contarme – le corta el primer caído -. Desembucha.
  • Es sobre la hija de los lobos de los que he hablado.
  • Sí, Phoebe. ¿Qué pasa con ella? – Asmodeo le dice como se siente cuando está cerca de ella. Era confuso para él sentirse así, ya que había visto crecer a la chica, pero era algo que no podía evitar -. Y no quiero ni pensar en lo que pasará cuando nos encontremos. Joseph y Mia me van a matar.
  • ¿Sería posible que trajeras a los alfas? – pregunta Lucifer -. Me gustaría conocerlos.
  • ¿No será peligroso?
  • El infierno es nuestro reino, y yo cree al primer lobo. Van a poder entrar sin ningún problema.

Asmodeo acepta y se despide de su hermano. Tenía que salir del infierno para llamar a los alfas.

 

Mia y Joseph estaban cargando las maletas en el coche. Hoy saldrían para Warren, junto a toda su familia.

  • Hola, As – dice Joseph aceptando la llamada -. ¿Dónde te has metido?
  • Estoy en Francia – responde -. Necesito que vengan aquí. Ha ocurrido algo.

Joseph mira a Mia, la chica lo estaba mirando con el ceño fruncido, pero en cuanto Asmodeo dijo que era relacionado con el último sello aceptan ir.

 

En cuento finaliza la llamada Raffe y Phoebe salen de la casa cargados con sus maletas.

  • Chicos, hay un cambio de planes – anuncia Joseph.
  • Tenemos que desviarnos un poco – continúa Mia -. As nos ha llamado, y es urgente que vayamos a Francia. No creo que nos lleve mucho tiempo.
  • Dos días, como mucho tres.

Raffe se encoge de hombros, un poco fastidiado, pero acepta. Phoebe en cambio no dice nada. Con tan solo escuchar el nombre de As, su corazón se había acelerado.

Mientras iban de camino al aeropuerto, Mia les envía un mensaje a sus hermanos, para que sepan el cambio de planes, y que se encontrará con ellos cuando se enteren de todo. Cuando termina con ellos, llama a Richard, el piloto de Joseph.

 

Phoebe se sentó alejada de su hermano y padres, ya que seguía buscando sobre Asmodeo en internet. Antes de salir había conseguido coger uno de los libros de su madre, le había llamado la atención, y resultó ser muy útil, ya que hablaba sobre los siete príncipes del infierno.

  • ¿Qué estás leyendo? – Raffe se sienta junto a su hermana, y ella cierra el libro de golpe y lo guarda -. Estás muy rara desde ayer.
  • No estoy rara – se defiende.
  • Si tú lo dices… - la mira de reojo -. ¿Es por As?




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