El destino del alfa. (el destino 3.)

Capítulo 4.

Raffe y Asmodeo fueron los encargados de llevar a Isabelle a la cabaña. Ahí se haría el interrogatorio.

Mia y Joseph se dirigen a entrar, pero Raffe le corta el paso.

  • Dejarme a mi hacer el interrogatorio – pide -. Puedo hacerlo y Phoebe puede ayudarme.

En cuanto menciona a su hermana ella aparece. Había notado que le había pasado algo a su hermano, ya que desde que tienen memoria, tienen un vinculo muy fuerte. Era muy parecido a la unión que tenían Joseph y Mia, pero no tan fuerte.

  • Sí – dice ella colocándose junto a su hermano -. Interrogaremos a esa chica.

Sus padres acceden a regañadientes, ya que estaban preparando a los mellizos para cuando tomasen el mando. Esto nunca había pasado, que dos hermanos fueran alfas, y mucho menos que fueran verdaderos alfas. Por eso mismo habían decidido que ambos tomasen el mando, de ahí su entrenamiento, y por eso el que estuvieran tan molestos cuando descubrieron que sus padres les mentían.

  • Tú la conoces – susurra Mia mirando a Asmodeo, que se había quedado fuera junto a los alfas -. Sabes su nombre.
  • Y por cómo te miraba, puedo decir que ella también te conoce – añade Joseph -. Y que no le agradas mucho.
  • Claro que la conozco – susurra -. Fue mi discípula cuando estaba en el cielo. Me dio la espalda en la rebelión.
  • ¿Es peligrosa? – quiere saber Mia.
  • Con el brazalete puesto, no – dice sacudiendo la cabeza -. Si me permiten, quisiera estar en el interrogatorio.

Los alfas asienten y ven como el caído entra.

As ve a los gemelos hablar en susurros, intentando ponerse de acuerdo con lo que iban a preguntarle a Isabelle.

  • Nunca han interrogado a nadie, ¿verdad? – pregunta él -. ¿Entonces por qué les han pedido a sus padres esto?
  • Conoces a nuestra madre – dice Raffe con obviedad -. No quiero que la mate.
  • No creo que una simple loba pueda matarme – gruñe Isabelle.
  • Izzy, tú mejor cállate por el momento – la reprende Asmodeo -. Mia fue capaz de matar a Uriel. Un Arcángel. No tendrá que esmerarse mucho para acabar contigo.

Isabelle se queda callada.

  • ¿De qué se conocen? – quiere saber el chico.
  • Antes de que cayera era un arcángel, al igual que todos mis hermanos – dice -. Isabelle luchaba bajo mi mando, pero me abandonó.
  • Tú junto tus hermanos y el primer caído se pusieron en contra del Trono – se defiende Isabelle -. No podía seguirte, no cuando te pusiste en contra del creador.
  • Ni si quiera te atreves a pronunciar su nombre – Asmodeo sacude la cabeza -. Recuerdo una época en la que te llevabas muy bien con él.

Isabelle lo mira como si estuviera loco, pues no recordaba haber conocido al primer caído. Al adversario.

  • No sé de qué estás hablando – susurra ella y eso hace que Asmodeo ponga toda su atención en la chica.

No podía ser posible que no se acordase de Lucifer, ya que ella era una de sus favoritas, y eso fue por las alas de Isabelle. Eran de mismo color que las de Lucifer. Exactamente iguales. Eso sorprendió a su hermano y fue así como la amistad entre ellos comenzó.

Fue muy raro cuando Isabelle llegó a las filas de Asmodeo, y ver sus alas. Ningún ángel tenía las alas iguales, pero Izzy y Lucifer eran la gran excepción.

  • ¿Me estás diciendo que no recuerdas a Lucifer?
  • Nunca le conocí. Siempre estaba alejado de todos, según dicen, montando su plan para revelarse contra el creador.
  • Necesito que salgan – les pide a los gemelos, pero estos se niegan -. Necesito hablar con ella.
  • Hazlo con nosotros presentes – dice Phoebe.

Eso descoloca a As. Había intentado hacer como que no estaba, pero ya no lo soporta más, así que antes de que haga una tontería se marcha hecho una furia.

  • Que mamá no entre – pide Raffe antes de ir tras Asmodeo. Tenía que decirle lo de sus sueños. Ya iba siendo hora de contarle a alguien a parte de su hermana.

También quería saber más sobre la relación que tuvieron Isabelle y As.

Phoebe se queda mirando a la chica. No le había gustado saber que había amenazado a su hermano con una daga, y se supone que había venido para terminar el trabajo de Uriel.

  • Isabelle, ¿verdad? – pregunta ella y la chica ángel asiente -. Mi hermano dice que has venido para acabar lo que Uriel empezó.
  • Sí – gruñe intentando quitarse el brazalete, pero sabía que era en vano. Aunque Asmodeo ahora era un caído, seguía siendo muy poderoso. Mucho más que ella -. Nunca debieron existir. Son unas bestias creadas por el adversario.
  • ¿Quién? – pregunta Phoebe.
  • El primer caído – dice Isabelle poniendo los ojos en blanco.
  • Ah, Lucifer – ríe llevándose la mano al collar que tenía. Se trataba de la piedra que hacía que sus habilidades estuviesen controladas -. Así que no quieren que salga del infierno.
  • Mira, niña, no pienso hablar – dice ella exasperada -. Pueden hacerme lo que quieran, pero no diré nada.
  • Me parece bien – la loba se encoge de hombros -. Pero no pienso permitir que le hagas daño a mi hermano.

Isabelle frunce el ceño, pues no sabía porqué tenía que hacer daño al chico de ojos verdes.

  • Solo he venido para matar a tu madre y acabar con el lobo negro de la profecía.
  • Raffe es el lobo negro de la profecía – dice antes de salir.

 

Raffe persigue al caído hasta el bosque. Parecía muy agobiado, pero no entendía porqué estaba así.

  • As, ¿estás bien? – pregunta cuando se detienen. Puede que estuviera enfadado con él por lo que había pasado con Phoebe, pero aún con todo, le caía bien el caído.
  • Sí, solo necesito un momento – murmura con los ojos cerrados -. ¿Por qué me has seguido?
  • Quiero saber la relación entre Isabelle y tú – el caído le mira con una ceja alzada -. Es que… Puede que suene raro, pero llevo un tiempo soñando con ella.




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