Los tres caídos se quedaron de piedra al saber que el Trono no estaba en el cielo. Sabían que cuando ocurrió la caída no se encontraba, pero pensaron que volvió y no hizo nada para arreglar lo que Miguel y Gabriel hicieron.
Esta noticia cambiaba un poco las cosas, y no a su favor. Contaban con que cuando ocurriese la guerra, Dios interviniera para detener esa pelea de hermanos, pero estaban equivocados. Dios se había marchado y no había dado señal alguna.
Raphael se limpia la sangre de su boca con el dorso de la mano. No iba a hacer nada en contra de su hermano. Sabía que se merecía ese golpe. Eso y mucho más.
Todos miran a la cabaña cuando oyen que la puerta se abre. Raphael pone la vista en Lilith pero enseguida la pone en la chica que no conocía.
Asmodeo se apresura a ayudar a Phoebe para que se alejase lo más pronto posible de Lilith, y esta lo mira con superioridad, pero el gesto que había tenido con Phoebe había hecho que viera al caído con otros ojos.
El Arcángel no puede apartar la vista de Phoebe. Algo dentro de ella le había llamado la atención.
Sale volando sin mirar atrás.
Lucifer coge aire y se gira para mirar a Lilith.
Phoebe la mira con el ceño fruncido y Lilith le guiña un ojo sin que nadie se percate.
Raffe entra en el castillo y busca como un loco la biblioteca, tarda un poco, pero al fin consigue dar con ella. Como esperaba encuentra a los tres inmersos en los libros, tanto que no se percatan de que han entrado.
Isabelle intenta esconder una sonrisa, pero es en balde. Era muy divertido ver a los tres lobos concentrados en libros. Nunca pensó en ellos de esa forma. Antes los veía como bestias sin control, pero estaba muy equivocada.
Raffe se aclara la garganta y los tres alzan las cabezas a la vez.
Las puertas se abren de repente y entran Lucifer, Phoebe, Asmodeo y una mujer que no conocían de nada.
La desconocida alza sus manos, y con un simple movimiento muchos libros empiezan a salir volando de los estantes.
Lucifer pone los ojos en blanco. No soportaba a Lilith, pero era necesaria.
Los días fueron pasando rápidamente para todos. Habían estado muy distraídos con el tema de Phoebe y organizando el viaje de la manada. Raffe había ayudado en lo que podía pero Phoebe se había centrado en recuperar a su loba. Nadie la culpaba.
La relación entre Isabelle y Raffe había mejorado mucho. Tanto que Raffe quería pedirle una cita. Lo había preparado todo para que fuera una gran cita, solo faltaba que ella aceptase.
Estaba un poco nervioso por si Isabelle no aceptaba. En estos días todo había ido bien, no habían vuelto a hablar sobre lo que pasó con Miguel, pero había veces que la notaba ausente, como si empezase a recordar todo. Ella intentaba hacer como si no pasase nada, pero Raffe notaba su dolor, por eso mismo decidía distraerla con cualquier cosa. Ayudando a Phoebe, arreglando las casas del claro e incluso se había ido a pasear por el bosque, pero nunca solos. Siempre los habían acompañado alguien y quería que eso cambiase.