Miguel estaba viendo todo desde la distancia, acompañado de Gabriel. Todo estaba listo para comenzar, solo necesitaba el momento oportuno, y no tardaría en llegar.
Hace dos días Miguel había ido a Francia buscando la antigua manada de Alice. Tuvo un presentimiento de que el juguete de Lucifer querría ver a esa manada, y por eso mismo la buscó. Con la ayuda de Gabriel controló a todos los lobos. Ahora eran sus títeres y harían todo lo que él quisiera.
Un grupo de veinte había ido tras Isabelle y Alice, solo necesitaban una palabra de Miguel, y se abalanzarían sobre ellas. Luego estaba la alfa. Ella sería la encargada de retener a los hermano lobo. Ahora sabía que la chica que tuvo el poder de su hermano era la hija de los verdaderos alfas y que tuvo que ver mucho con que los sellos se quebrasen.
Los había estado vigilando desde la distancia, esperando el momento oportuno para hacer mucho daño. Tuvo que soportar ver como Isabelle permitía que esa sucia bestia la tocase, la mirase con amor... Le había costado mucho contenerse, pero al fin había llegado el momento. Se habían separado y así le sería más fácil llevarse a Isabelle a la ciudad plateada, castigarla como se merecía y cuando descubriera como romper el vínculo que la unía a Raffe, volvería a manipular su mente, y esta vez lo haría mejor. Haría que lo amase y que nunca recordase al maldito lobo.
- Ya se han alejado bastante, hermano – avisa Gabriel.
- Que empiece el juego – sonríe desenfundando su espada.
Siempre iba con él. Gloriosa. Así la había nombrado cuando echó a sus hermanos de la ciudad plateada, ya que con esa espada había vencido a Lucifer y lo había llevado a la gloria. Era especial. La había mandado hacer al mejor herrero de la ciudad, y dentro de ella se encontraba fuego celestial. Una estocada de esa espada y el fuego entraría en el sistema del enemigo para acabar con él. La arma perfecta para acabar con su hermano, pensó cuando la mandó a hacer. Ahora esa espada acabaría con la vida de ese maldito lobo que se había atrevido a tocar a Isabelle, y sabía que disfrutaría de la carnicería que iba hacer con él.
Miguel esperó a salir de su escondite. El primer movimiento sería el de los lobos atacando a Isabelle y Alice, pero a la primera por poco tiempo. Gabriel se la llevaría lejos, mientras, Miguel se adentraría en la casa de la alfa. Mataría a Raffe mientras que Monic y varios lobos se enfrentaban a Phoebe. Sus dos hermanos se dividirían. Lucifer iría tras Alice al notar que estaba en peligro y con Asmodeo pasaría más de lo mismo. Todo estaba bien planeado. Divide y vencerás.
Gabriel se marchó para ir a por Isabelle, Miguel esperó a que Lucifer fuera tras su amada. La espera no fue larga.
Lucifer se pone tenso y empieza a escocerle el brazo. Liquido caliente empieza a bajar por él y cuando lo mira, ve que se trataba de un hilo de sangre.
- Alice – susurra antes de salir corriendo.
As tardó en reaccionar un segundo y fue a por Phoebe. Su hermano se las podría arreglar sin él por un corto tiempo.
A medio camino empieza a sentir la furia de Phoebe, y el caído supo que ella también estaba en peligro.
Raffe y Phoebe estaban luchando contra cincuenta lobos. Los habían abordado mientras hablaban con la alfa, y los habían pillado desprevenidos. No creyeron que la manada los atacase, pero no tardaron en reaccionar.
Estaban abriéndose paso para salir de ahí, y pronto se unió a ellos Asmodeo.
- ¿Dónde están los demás? – pregunta Raffe al no ver a Isabelle.
- Izzy y Alice se alejaron y las están atacando – Asmodeo le parte el cuello a un lobo que iba a atacar a Phoebe -. Lucifer ha ido con ellas. Se las arreglarán. Céntrate en salir con vida de aquí.
Raffe ve que Monic se acerca a él, peligrosa y con esa mirada de loca. Iba armada, con una espada de plata y no apartaba los ojos de Raffe.
El chico se preparó para la embestida de la alfa, que no tardó en llegar. Logró hacerle un corte con esa maldita espada, y el dolor que sintió no pudo explicarlo. Su sangre hervía, y supo que ese era el dolor que producía la plata.
Se centró en la pelea contra Monic, esquivando sus estocadas, pues era lo único que la alfa le dejaba hacer.
Sin darse cuenta se va alejando de As y su hermana. Monic lo estaba sacando de la casa, llevándolo directamente hacia Miguel, que lo esperaba ansiosos en el centro del pequeño claro donde se encontraba esa manada.
Raffe se percata demasiado tarde de que ha salido de la casa y mira a su alrededor. Monic había dejado de atacarlo. Es entonces cuando ve a Miguel. No sabía quién era, pero por su postura y mirada pudo deducir que no era un amigo.
- Rebánate la garganta – Miguel pronuncia esas palabras con perversión.
Raffe abre mucho los ojos y mira a Monic. Miguel se había dirigido a ella, y esta acató su orden. El chico lo vio todo a cámara lenta. Monic alzando su espada, poniendo el filo en su cuello, y entonces miró a Raffe. Era una mirada suplicante, le imploraba que la ayudase. El control que Miguel tenía sobre ella estaba menguando, pero Raffe no pudo hacer nada. Para cuando había llegado junto a Monic, ella yacía en el suelo, bajo un charco de sangre, que cada vez se iba haciendo más grande. Todo eso había ocurrido en un segundo, no dando tiempo a Raffe para actuar.
- ¿Por qué lo has hecho? – grita mirando a Miguel -. No tenía porqué morir.
Raffe lo mira con los puños apretados. Nunca había visto como una persona se quitaba la vida, y la mirada que Monic le había dirigido... No podía creer lo que acababa de pasar.
- Eso es lo que tú piensas – Miguel habla con tono burlón -. ¿Piensas hacer algo al respecto? He matado a uno de los tuyos.
Raffe volvió a mirar a Monic, ese fue un error. Por el rabillo del ojo vio como Miguel se movía hacia él, con la espada levantada. El chico actuó rápido. Da una voltereta en el suelo, coge la espada con la que Monic se había quitado la vida y detiene la segunda estocada de su oponente.