Raffe estaba de los nervios. Aún no había encontrado el anillo, ya que ninguno le llamaba la atención ni creía que fuera el indicado para Izzy. Mia se percata de ello, así que va en busca de Joseph.
- ¿Qué sucede? – pregunta Joseph al ver a Mia acercarse.
- Nuestro hijo no ha encontrado anillo – mira a su joyero -. Creo que sería bueno que hablases con él y le entregases este anillo.
Se acerca al tocador, de donde saca el anillo con el que Joseph le pidió matrimonio años atrás. Este antes había pertenecido a Casandra, la madre de Joseph. El hombre se queda mirando el anillo con una sonrisa y asiente.
- Sería una bonita tradición, ¿no crees? – susurra Mia -. Ve.
Joseph le da un beso a su esposa y se marcha a buscar a su hijo. Lo encuentra en su habitación, caminando de un lado a otro mientras se pasaba las manos por el pelo. El alfa sacude la cabeza al verlo, así que toca la puerta para que sepa que estaba ahí, y su hijo se detiene.
- Tenemos que hablar.
- ¿Ha pasado algo? – pregunta Raffe alarmado.
- No – lo tranquiliza su padre -. Es sobre lo que va a suceder esta noche.
Raffe reanuda su caminata dentro de su habitación, pero su padre lo detiene y hace que se siente en la cama.
- Raffe, sé que no has encontrado un anillo – la cara de terror que pone el chico hace que Joseph ría -. No te preocupes por eso, creo que tengo la solución.
El hombre coge el anillo que había guardado en su bolsillo y se lo entrega a su hijo. El chico se lo queda mirando. Lo conocía muy bien, ya que con ese anillo su padre le pidió matrimonio a su madre, y este antes perteneció a Casandra.
- Yo... - susurra el chico.
- Sí que lo vas a aceptar. Tu madre y yo estamos de acuerdo – pone el anillo en la mano de su hijo y hace que la cierre -. Creemos que este es el anillo indicado.
- No sé qué decir – susurra Raffe. Ese anillo era perfecto con esa esmeralda engarzada. Era muy sencillo pero a la vez magnifico -. Gracias.
- No hay de qué, pequeño – los dos se funden en un abrazo.
Esa noche se celebró una gran fiesta en el complejo, la misma fiesta que Emmett siempre organizaba para navidad. La casa estaba repleta de seres sobrenaturales. Había vampiros, lobos y brujas, pero también un ángel y los siete caídos.
Todos disfrutaban de estar juntos, para variar, ya que hacía mucho que tanto ser sobrenatural no se juntaba.
Fue una magnifica fiesta, y por fin llegó el momento en el que Raffe llamó la atención de todos los presentes.
- Muy buenas noches a todos – habla Raffe -. Es un placer estar aquí reunidos con todos vosotros ya que hace un par de meses no lo creía posible.
Entrelaza su mano con la de Isabelle, que había permanecido junto a él todo el tiempo.
- Es muy posible que algunos de vosotros no conozcáis a mi pareja – mira a Izzy con una sonrisa -. Ella es Isabelle. La mujer más fuerte que he conocido en mi vida. Es valiente, fuerte de corazón y espíritu, pero lo más importante es que es la mujer de mi vida – aparta la vista de los presentes para mirar a Isabelle -. Ahora sé que no podría vivir sin ti, Izzy. Estos seis meses que has estado alejada han sido los más horribles de toda mi vida. No sé qué haría sin ti – coge una bocanada de aire y mientras clava la rodilla en el suelo coge la caja del anillo que tenía guardada en la chaqueta. Isabelle contiene el aliento, sin poder creer lo que Raffe estaba a punto de hacer. El corazón le iba a mil por hora y estaba a punto de echarse a llorar de felicidad -. Isabelle, ¿me harías el gran honor de ser mi esposa?
Todos los presentes miran expectantes a Isabelle, esperando saber su respuesta, pero ella no hacía caso de ellos. Para ella solo existía Raffe, así que lo estaba mirando, con lágrimas en los ojos.
- Sí – logra decir a duras penas. Se le había ido el habla, ya que Raffe había conseguido sorprenderla, pero el chico la había escuchado, que era lo importante.
Una gran felicidad se instala en su corazón, tan así que no creía que pudiera respirar, pero eso no le impide poner el anillo en el dedo anular de Izzy y cuando por fin se levanta del suelo besa a Isabelle con todo el amor que siente por ella.
Phoebe grita de alegría, pues había sido la pedida de matrimonio más bonita que había presenciado.
Cuando por fin los prometidos rompen el beso todos los presentes se acercan para felicitarlos y entre tanto bullicio no se percatan de que alguien que no estaba invitado había aparecido.
Se trataba de Caliane. Había llegado a esa ciudad hacía muy poco y por fin pudo ver a sus hijos. No estaban todos, solo siete de ellos, pero sí que estaban Asmodeo y Lucifer.
La Diosa se quedó mirando sus dos hijo, queriendo saber que había cambiado dentro de ellos, y se llevó una gran sorpresa al descubrir que dentro de ellos había una bestia que era desconocida para ella. Alguien le había hecho eso a sus hijos y por lo que pudo ver, esa bestia no era muy agradable.
No hizo nada por el momento, aunque le estaba costando una barbaridad quedarse al margen, pero de momento lo estaba consiguiendo.
Mucho más tarde, muy cerca del alba, la fiesta llegó a su fin y todos se marcharon a sus respectivas casas. Todos menos Phoebe y Asmodeo. Los dos querían pasar un tiempo a solas, ya que con todos los invitados no habían podido estar solos ellos dos, así que decidieron ir a dar un paseo por las maravillosas calles del barrio francés.
- Esta noche ha sido maravillosa – susurra Phoebe cogida del brazo de Asmodeo.
La chica estaba agotada de tanto ajetreo, pero era maravilloso poder pasear con As, estar los dos solos después de mucho tiempo.
Desde que había vuelto sus momentos a solas habían sido escasos, dado que alguien siempre los interrumpía, pero ahora no.
- Tu hermano ha sido muy valiente al atreverse a hacer lo que ha hecho – susurra As -. Bueno, ¿cuándo es la boda?