Narra Diego
-Lo siento Girasol- dijo Diego en un susurro, porque el infierno iba a volver.
Todos estaban sorprendidos incluso ellos dos, pero Girasol estaba feliz así que decidí sacar una pulsera donde se lo coloqué en su muñeca.
-desde ahora somos pareja…- dije, aun mis ojos no consiguen el brillo, me abrazo donde le correspondí.
-Felicidades chicos- dijeron mis compañeros, aunque ellos estén felices yo aun siento un gran dolor…
Flashback
Cuando era un niño tenia un don y eso era ver los hilos rojos, creo que fue cuando tenia 3 años o desde que nací.
Al cumplir los 4 años pude ver claramente los hilos rojos, podía ver el hilo de mi mama y de mi papa, me di cuenta que estaban unidos. Cada vez que mi mama me sacaba a pasear pude ver mas hilos, algunos no tenían porque aun no a parecido, otros ya tenían, pero no estaban unidos y otros ya unidos.
-ve a jugar hijo- dijo mi mama.
Jugaba con unos niños en el arenero donde quise preguntarle sobre su mama.
-donde esta tu mama- dije.
-jeje, mi mama está sentada ahí en la banca junto con mi papa, sabes mi papa y mama se quieren muchísimo- dijo, el chico así que observe a su mama y note que su hilo no estaba conectado con su papa ya que ambos estaban unidos por otras personas.
-tus padres no durarán- dije, el me observo -ellos dos se separarán- dije, el niño comenzó a llorar.
Mi mama se acercó y pidió disculpas a los padres del chico.
-no deberías hacer llorar a los otros niños- dijo mi madre -que le dijiste- dijo.
- solo le dije que se separaran- dije, mi mama se echó a reír.
-la próxima no digas algo así, no debes mentir- dijo mi madre, habíamos llegado la casa, pero el teléfono comenzó a sonar.
-Mama quien es, es papa- dije.
-no, pero es tu abuelo, nos invito a pasar la navidad junto a el- dijo mi mama, pero algo cambio en su hilo.
Cuando mi padre llego a casa estaba feliz de la ida de pasar la navidad junto con mi abuelo, cuando mis padres eran jóvenes siempre pasaban la navidad junto con mi abuelo.
-nos queda 1 semana, que te parece Diego- dijo mi padre.
-quiero ver a mi abuelo- dije, estaba muy feliz.
El día llego, íbamos ir a la casa de mi abuelo para pasar la navidad y el año nuevo, pero otra vez el hilo de mis padres comenzó a cambiar de un color negro.
-Un hilo negro- dije, quería agarrarlo, pero mi mama me levanto para llevarme al auto, me puso en las sillas para niños.
-ahora Diego, iremos con tu abuelo- dijo mi padre, justo en ese día comenzó a nevar donde ocurrió lo inesperado.
-hay mucha nieve y se esta produciendo nieblas- dijo mi mama.
-no te preocupes, estaremos bien ya casi no hay autos en la carretera además tengo las luces aprendidas- dijo mi padre.
Pero apareció un camión que no respeto la ruta ya que estaba en frente de nosotros y papa intento girar el auto, pero había otro auto, causando choques demasiados fuertes.
Al día siguiente desperté en un hospital, tenia vendaje en la cabeza y en los brazos. Escuche como las enfermas hablaban de un accidente.
-pobrecito niño, fue el único que sobrevivió- dijo, estaba sorprendido -sus padres murieron en ese accidente- dijo.
-el no fue el único, otra familia murió, pero un niño sobrevivió- dijo la enfermera.
La puerta se abrió donde observe a mi abuelo, estaba alterado, pero él se acercó a mi dónde me abrazo y yo comencé a llorar.
-MAMA…PAPA- dije, mi abuelo me acompaño en el hospital y me crio como si fuera su hijo.
Al crecer pude entender un poco mas sobre el hilo rojo, su cambio y su forma.
-Mañana comienzas un nuevo año hijo mío- dijo mi abuelo.
-lo sé- dije.
Pero cuando estaba en mi Quinto año conocí a un chico nuevo llamado Edwin éramos muy buenos amigos, hasta que un día le conté sobre mi habilidad de ver el hilo rojo. Pero él estaba sorprendido.
-piensas que soy un fenómeno o piensas que estoy mintiendo- dije, pero hubo un silencio -jaja, tengo que irme- dije, pero el me detuvo.
-yo nunca pensé que fueras un fenómeno- dijo -Y se muy bien que tu nunca mientes- dijo, me di la vuelta.
-entonces porque no dijiste nada- dije.
-estaba pensando, si tu puedes ver los hilos rojos eso es porque eres especial- dijo, me sonrió -eres afortunado, Diego dime algo puedes ver mi hilo…dime si estoy unido a alguien- dijo Edwin.
-si puedo ver tu hilo, pero aun no estas unido a nadie- dije
-me alegro- dijo, estaba sorprendido por lo que me dijo.
- ¿Por qué te alegras? – dije, el me sonrió.
-porque tengo una oportunidad de estar unido contigo- dijo, me asombre -te imaginas si tu y yo estamos unidos por el hilo rojo- dijo.
-pero eso es imposible- dije, pero él se cruzó de brazo.
-eso lo sé, pero me haría muy feliz- dijo. -Dime tu también tienes tu hilo rojo- dijo.
Observé mi meñique donde pude ver un pequeño hilo, pero no estaba conectado con ninguno.
-claro que tengo, puedo tocarlo y estirarlo, pero no puedo romperlo- dije.
Nuestra conversación se extendió mucho más, pero siempre me alegre de que el pudiera entenderme hasta que un día empezó a llover.
-no tienes paraguas- dijo Edwin.
-no, no pensé que iba a llover- dije -ahora que hago- dijo, pero el me compartió el paragua conmigo.
-te dejare en tu casa- dijo, me sonroje y el se dio cuenta de eso -vamos- dijo dándome una sonrisa.
En el trayecto íbamos caminando, pero no a lo lejos observamos a un chico caminando bajo la lluvia, su ropa mojada y sucia, su rostro con algunos moretones. Decidí acercarme a el y no me importaba si me mojaba.
-Te encuentras bien…- dije, pero al observarlo vi que su ojo no tenía brillo.
-tú quién eres…- dijo serio.
-Diego ese es mi nombre…- dije, en mi bolsillo de mi pantalón saque un pañuelo decidí acercarme mas el pero el temblaba con miedo, puse mi pañuelo en su mejilla donde lo seque -se que no es mucho…pero algo ayudara o no- dije, le sonreí.