Me sentí feliz esa noche cuando me estiré en la cama para poder dormir junto a Ethan, el chico que había luchado junto a mi la batalla eterna que mi cerebro tenía con mi cabeza y no se ha rendido en ningún momento. Me sentía feliz por ver como mis amigos habían reaccionado a la noticia de mi novela, incluso entre todos me habían hecho entender que era la hora de afrontar mi miedo al rechazo y por tanto cuando volvamos de las vacaciones de navidad me pondría a buscar editoriales para ver si alguien quería publicar la historia.
También me sentía nerviosa por el día de mañana, siempre he sido la mayor fan de los cumpleaños, sobre todo del mío, pero durante los últimos dos años no lo sentía así. Este año con todos ellos en mi pueblo sentía que podía crear nuevos recuerdos y volver a adorar el día en que nací, sobre todo cuando decían que tenían preparadas sorpresas para mí.
Eso me recordo a que odiaba con todas mis fuerzas que el encendido de las luces de este año se habían pospuesto para mañana antes del desfile por la nevada navideña y aunque no me gustaba nada que las cosas se salieran del control en el que las llevaba había decidido no pensar en ello y pensar que el destino es quien está queriendo que el camino ocurra de esta manera.
Esa noche me dormí pensando en todo lo que había cambiado mi vida desde las últimas navidades hasta ahora, el año pasado solo tenía a Lía y un miedo atroz a salir de casa por si me encontraba con James y sus amigos pero este año estoy enamorada de una de las personas más buenas que he conocido y rodeado de amigos que me han demostrado el cariño que me tienen mismo cariño que yo siento por todos ellos.
El último momento con diecinueve que recuerdo es el momento en que Ethan me hizo dejar el teléfono en la mesa de noche para poder abrazarme y poder besarme la frente como siempre hacía.
- Te quiero mucho pequeña.
- Te quiero mucho precioso.
- Mañana será el primer cumpleaños que pasamos juntos.
- Lo sé, estoy bastante nerviosa…
-¿Por qué estás nerviosa? Soy yo quien tiene que estar a la altura que te mereces.
- Siempre has estado a mi altura, la verdad es que me sacas más de cabeza y media Ethan.- Me miraba mientras se reía lo que provocaba que los dos vibramos a la vez.
- Nunca dejarán de sorprenderme tus ocurrencias pequeñas pero lo digo en serio, espero que mañana todo salga perfecto.
- No quiero que salga perfecto, quiero que seamos nosotros mismos.
- Así será preciosa, siempre intentaré buscar tu felicidad aunque a veces no sea la mejor persona.
- ¿A qué te refieres?.- Es la segunda vez que hablaba de una manera como si fuera a desaparecer y eso me hacía removerme en sus brazos, no me gustaba nada la idea de que pueda perderlo cuando estamos empezando a tener un principio.- No me gusta nada que digas cosas así la verdad.
- Son simplemente maneras de hablar, ahora solo quiero dormir en tus brazos para empezar tu cumpleaños de la mejor manera posible.
Me volví acomodar en sus brazos mientras ponia mi oïdo a la altura de su corazón, ese que me había llevado a enamorarme de él de una manera increíble en estos meses, eso es lo único que necesitaba para sentirme bien, estar en mi pueblo, con mis amigos y con el chico que me trae loca abrazado a mi… Los parpadeos me empezaban a pesar, me rendí al sueño que mi cuerpo tenía, en ese momento escuche a la lejanía como Ethan me hablaba pensando seguramente que estaba completamente dormida.
- Espero que algún día puedas perdonarme cuando sea el ser más desgraciado del mundo.
Quería contestar, de verdad que quería, no entendía nada pero en mi pecho había un sentimiento extraño pero el sueño ganó la batalla esta vez así que solamente decidí soñar con los buenos momentos que quiero pasar junto a la persona que tenía al lado.
Desde luego no aprendía de mis errores, hace menos de veinticuatro horas me había quejado de por qué no había cerrado las cortinas antes de dormir pero si me ponía a pensar la realidad es que ayer noche si lo había hecho.
- ¡FELICIDADES PEQUEÑA! .- Sentí como tenía un cuerpo encima mio y después otro más.
- ¡FELICIDADES ENANA!
Al conseguir abrir los ojos me encontré con Ethan encima mio y Liam encima de él, por tanto el oxígeno que llegaba a mis pulmones era escaso, razón por la que empecé a toser.
- Me vais a hacer que deje de respirar el día de mi cumpleaños.
- Perdón, perdón.- Dijeron los dos a la vez, haciéndome levantar de la cama cogiéndome cada uno de una mano.
- Ahora si, felicidades pequeña.- Me dijo Ethan mientras me daba un beso, quería preguntarle lo que dijo ayer noche pero me perdí entre sus labios y quería disfrutar el día de hoy y principio de la navidad.
- Gracias a los dos, ¿quien ha abierto las cortinas de la habitación? .- Dije mientras los señalaba para ver quien era el culpable.
- He sido yo enana, es que se de sobras que si no no te levantarías y aquí mi amigo le daba miedo hacerlo por si te enfadabas con él.
- Dicho asi parezco un idiota que tiene miedo a su propia novia.- Su cara era para enmarcar la verdad. - Está bien, te tengo un poco de miedo pequeña.
- ¿De verdad estamos hablando de si me tienes miedo en mi cumpleaños?
- Tienes razón, solo veníamos a despertarte y a vendar los ojos para tu primera sorpresa del día.- En el momento en que Liam estaba acabando la frase Ethan se encontraba detrás mio con una venda de color azul celeste que me esta poniendo en los ojos.
- Confío en vosotros pero os pido que no hagáis que me haga daño con la pared, el suelo o cualquier obstáculo.
- Tengo suficientemente seguro que los dos hombres que te vamos a guiar no dejaremos que te hicieras daño.- Ethan afirmó la respuesta que me acababa de dar mi hermano, yo solo alargué mis manos hacia adelante y sentí como cada uno me sujetaba con la suya.
Por lo poco que habíamos andando y el abrigo que me acababan de poner estaba bastante segura que me encontraba en el jardín trasero de la casa pero no escuchaba absolutamente nada, solamente nuestros pasos al pisar la nieve. Cuando la cinta fue arrojada al suelo y pude volver a abrir los ojos me costo un poco acostumbrarme a la luz del sol pero lo primero que divise un arco lleno de globos de color blanco y plateado donde debajo se encontraba una mesa con muchos dulces y sandwiches en forma del numero veinte pero para mi lo más bonito era ver a todos mis amigos, hermano y padres aguantando una pancarta donde ponia “FELIZ CUMPLEAÑOS A NUESTRA LUZ”.
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una historia llena de aprendizaje propio, amor que se construye, una familia que se crea
Editado: 14.04.2025