CAPITULO 35

No tenía palabras, por mucho que intentaba abrir la boca para poder emitir algún sonido no salía nada, solamente podía ver mis manos temblorosas sujetando con la derecha la figura tan emblemática de mi ciudad favorita y en la izquierda un papel que decía las palabras que me habían hecho llorar.

Para que estas navidades sean definitivamente las

mejores de nuestra vida vamos a acabar de disfrutarlas

en la ciudad más bonita.

Pequeña nos vamos a Nueva York.

- Si sigues temblando así empezaré a pensar qué quieres huir en cuanto me dé la vuelta.- Sus palabras me hicieron volver a la realidad, su voz es la que me hizo girarme hacia él y abrazarlo, tanto que pensé que lo iba a dejar sin respiración, algo poco probable viendo que este chico era el doble que yo.

- Esto ha costado un dineral Ethan…

- No empieces, solo te voy a pedir esto Emma, es un regalo que si lo he hecho es porque puedo permitírmelo o ¿es que no te hace ilusión?- Lo miré atónita por pensar ni siquiera por un segundo que esto no me hacía de verdad la ilusión que estaba controlando dentro de mi cuerpo.

- Escuchame Ethan Evans, es el mejor regalo que me han dado en la vida, no sabes lo que amo la ciudad de Nueva York y ni siquiera la he conocido.

- Me encanta cuando dices mi nombre completo con tu dulce voz. - No me pude aguantar más, salté encima de él para agarrarme a su cadera con mis piernas mientras mi boca se estampaba con la suya.

Me daba igual la comida, el tiempo, la navidad y absolutamente todo. Ahora mismo quería besar a este chico hasta quedarme sin aire, al chico que me ha ayudado a salir de la oscuridad y está construyendo conmigo un camino lleno de luz.

El enseguida posó sus manos en mis nalgas para poder apretarme más contra él y con el primer gemido que salió de mi boca supe que estabamos perdidos, desde luego la comida se iba a enfriar demasiado. Poco a poco subimos a mi antigua habitación sin dejar demasiados espacios entre nuestras bocas, me sentí incapaz de dejar de lames y morder esos labios que cada día me volvían más loca y mucho menos si sus manos seguían apretando con tanta fuerza hacía él.

Cuando llegamos al filo de la cama sentí com en vez de tirarme sobre ella se inclinaba para que los dos a la vez acabaramos tumbados en ella, me encontraba debajo de él cuando sus dedos empezaron a rozar partes de mi cuerpo que enseguida se despertaban en busca de más tacto, podía sentir la conexión que teníamos en los momentos que nos quedamos mirando a los ojos esperando a ver quien daba el siguiente paso.

- ¿Seguro?

- No vuelvas a preguntar nunca más, a tu lado no tengo ninguna duda pero sobre todo no vuelvas a tardar tanto en tocarme porque perderé la cabeza de verdad.

Sus ojos se abrieron como si no pudiera creer que de verdad de mi boca saliera algo así a la que no estoy para nada acostumbrada pero el me provocaba tantos sentimientos que no me sentía capaz de reprimir ni una sola palabra pero sobretodo ningún tipo de deseo, es por eso que agarré su camiseta para atraerlo hacía a mi y volver a besarlo. Es así cuando él me dio el mejor regalo de cumpleaños que alguien me podría haber dado, me enseñó su amor de la manera más bonita que una pareja te lo podía dar, convirtiéndonos en uno solo.

El reloj marcando las dos y media de la tarde abrazada junto a Ethan desnudos en la cama el día antes de navidad y celebrando mi cumpleaños era algo que no pensé que podría pasar pero sí que deseaba que sucediera, me sentía tan feliz a su lado…

- ¿Significa que nos vamos a Nueva York?

- Nos vamos a Nueva York pequeña, el día después de navidad hasta el dia de año nuevo.

- Vamos a empezar el año allí entonces.

- Allí y sobre todo juntos, por eso estoy seguro que será mi mejor año.- Levanté el mentón para poder mirarlo la cara.

- ¿Cómo estás tan seguro?

- Porque este año ha sido increíblemente agotador y tú has sido la luz que vino a decirme que no me rindiera pero el año que va entrar lo va a hacer ya contigo a mi lado por eso se que va a ser el mejor de todo.

- Cuando te conocí nunca pensé que serías alguien tan romántico.

- No lo era, sabes mi historia y mi vida pero contigo solo me sale ser así, un terrón de azúcar andante.

- Eres mi terrón de azúcar andante entonces.

- Y tu eres mi mundo entero Emma Morgan.

- Alomejor somos aún muy jóvenes para poder decir esas palabras.- Vi cómo se incorporaba de repente sin darme tiempo recapacitar lo que acaba de salir por mi boca.- No quería decir eso.

- Si querías pequeña y no pasa nada, a veces yo también pienso que somos jóvenes pero es que estar a tu lado me hace darme cuenta que solamente son números y que lo importante son los sentimientos.

- Eres consciente de que me habéis dado el mejor cumpleaños de mi vida ¿verdad?.

- Eso intentamos todos, aunque la comida que he preparado esté en la mesa de l piso inferior completamente helada.

- A decir verdad yo he comido muy agusto la mejor comida del mundo.- Sus ojos se convirtieron en llamas cuando entendió por dónde iba y fueron dos segundos los que tardó en volver a tumbarse en la cama mientras con su brazo me rodeo la cintura para ponerme a horcajadas de él.

De esa manera pasamos la próxima hora y media, entre caricias, besos y bastantes orgasmos. Nunca había sido una chica que le encantaba pasar el tiempo con un chico en la cama porque pensé que eso me hacia ser alguien vulgar, una fácil que solamente le importaba el sexo pero con el todo era diferente, el me había dado mis tiempos mis momentos.

Por eso gracias al chico que tengo la suerte de decir que es mi novio he podido entender el daño que puede hacer la sociedad y como puede autodestruirnos todo aquello que nos inculcan de la mano de Ethan he podido tirar todos los muros que por años se habían levantado en mi interior para poder disfrutar del amor de una nueva manera. Podría haber seguido así durante muchas horas más pero el reloj daba casi las cuatro de la tarde y era hora de que fuera yo quien diera la sorpresa a los chicos así que aproveché que Ethan se había quedado dormido para poder cambiarme y preparar todo lo necesario.