El destino tu y yo

Capitulo 28

-Señorita despierte.- Oigo una voz desde lejos en noruego.- Creo que está inconsciente.

-Querida debemos llevarla a un hospital urgentemente, está embarazada, puede ser que le haya pasado algo grave.- Dice una voz masculina.

-Si llamare a una ambulancia.- Noto la voz de la mujer con urgencia.

 

Intento abrir los ojos, pero me cuesta horrores, siento los párpados pesados, solo quiero dormir, descansar. Aunque este sueño me guste más que el lugar donde estoy en realidad. 

 

-Vienen corriendo.- Dice la voz de la mujer que ya la oigo de lejos.- Que observemos si tiene pulso.- En ese momento vuelvo a caer en la inconsciencia.

 

Noto como un ajetreo a mi alrededor, alguien me coge la mano fuertemente. Abro mis ojos, veo paredes blancas a mi alrededor, luces encendidas como a media noche, observo mi brazo donde hay una aguja pinchada a mi piel por donde pasa el suero y la máquina donde se oyen mis pulsaciones. Es ahí donde me doy cuenta, que he vuelto, volví a mi siglo, a mi hogar. Toco mi barriga desesperada, pensando que al volver todo se desvanecerá, pero siento como mi pequeño me da esas patadas fuertes que me llenan el alma de amor y alegría. Lágrimas empiezan a salir de mis ojos al imaginar todo lo que dejado atrás, a Bjorn desesperado por que no me fuera, no desapareciera de su vida, pero no permitiría vivir lejos de mi hijo y como una prisionera. 

Observo mi mano que está sujeta a la mano de otra persona, su cabeza apoyada en la camilla y durmiendo profundamente. Apartó el pelo de su cara y veo que es mi hermana, me sorprendo al verla aquí. No se cuanto tiempo habrá pasado en mi siglo desde que me fui, pero he vuelto. Sigo llorando, pero ahora de alegría al ver a mi hermana.

Oigo cómo se abre la puerta despacio, para no hacer ruido y veo a la pareja más hermosa del universo, mis padres. Se quedan fijamente mirándome, pensando que soy un fantasma, que lo que están viendo no es real.

 

-¡Mi niña!- Grita mi madre al mismo tiempo que viene abrazarme fuetemente.- Mi pequeña niña, por fin veo esos ojos, por fin estás con nosotros.- Despierta a mi hermana a mi lado.

-Jade….- Se tira abrazarme.

-No la agobieis.- Dice mi padre.- Dejarme acercarme a ella, que vosotras la acaparan toda.- Viene a darme un beso en la frente y me aislo en su olor.

-Hermanita cuéntanos lo que te paso, desapareciste de la nada, no supimos nada de ti, sabes cuánto hemos buscado.- Dice preocupada con los ojos lagrimeando.- Dinos quien te llevo.

-No me llevo nadie.- Se me atoran las palabras en la garganta.- Agua.

-Si mi vida.- Se acerca mi madre con un vaso de agua.- Tómalo despacio.

 

Voy tomando agua poco a poco, veo como me observan los tres preocupados por mi. Como les voy a contar lo que he vivido sin que me traten de loca, ahora mismo están pensando lo peor. Que alguien me ha secuestrado, me ha violado y después de siete meses me ha abandonado a saber donde. Creo que hasta yo estaría preocupada de lo que pudiera pasar. Por una parte los entiendo, más ahora que sé lo que se siente cuando tu hijo está en peligro o que te lo arrebaten de tu lado.

 

-Gracias.- Digo con una pequeña sonrisa.

-Mi cielo que te a pasado.- Dice mi padre preocupado.- Quien te hizo esto.- Toca mi vientre, no se si con amor o con rabia.

-Es algo difícil de explicar, pero lo primero de todo, es que yo amo al niño que hay aquí dentro, espero que lo podáis entender y aceptar. Es vuestro nieto y es mi todo.- Les digo lo suficientemente decidida.- Se ha hecho con amor y es una historia bastante difícil de explicar, lo más seguro es que me trateis como loca.

 

Mi familia deja de preguntarme, sabe que cuando me cierro en banda nunca me sacarán información. Deciden respetar mi decisión que en el momento preciso lo contaré todo.

Los días pasan, vienen policías a hablar conmigo por si saben que paso o por que desaparece de la nada, la única respuesta que les di, fue que no me acuerdo de nada de lo que pasó. 

Pude ver a mi hijo por primera vez en un ultrasonido y sentir sus pequeños latidos, mi felicidad se notó al momento, sabía que estaba hay, pero viéndolo en esa pantalla se volvió tan real. La médica me dijo que estaba sano y grande para tener solo seis meses, que se nota que sería fuerte. Hablé con ella seriamente del vuelo de vuelta a España, ya que quería que mi hijo naciera en mi país y no en el país de su padre, creo que fue un resentimiento bastante fuerte.

Dos días después, cogimos a toda la familia en un vuelo hacia España, solo quería llegar y tumbarme en mi cama, volver a mi refugio. En mi mente solo pensaba que debía volver a rehacer mi vida, ya que tenía que sacar a este pequeño adelante si o si.

Cada vez me veía más grande con la barriga, a veces me costaba bajar las escaleras, ya solo me faltaban semanas para tener a mi pequeño Adam, por fin me decidí por un nombre que pensé que es lo suficiente adecuado para mi pequeño angel. Terminé contándoles la verdad a mis padres, al principio me dijeron que fue un invento del shock, pero cuando unos días después el collar se iluminó de la nada avisando de su poder empezaron a creerme. El collar lo llevo a todas partes, como en mi cuello sería muy vistoso, siempre lo llevo en una bolsita atado a mi brazo o en mi cintura y por una parte mi pequeño parece que se siente seguro estando al lado del collar.

Bajo al salón para pasar algo de tiempo con mis padres y me encuentro con mis exsuegros sentados en el sofá.

 

-Hola querida.- Dice Rocío la que fue mi suegra.- Enorabuena.- Me sonríe.

-Gracias.- Contestó tocándome la barriga con algo de protección.- ¿Qué hacen ustedes aquí?

-Nos enteramos lo que paso.- Dice Vicente el marido de ésta.- Me alegro de que estés bien, aunque estés pasando por esto.

-Aunque no lo creáis, para mi esto es una bendición.- Digo con algo de rabia.




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