El Destripador de Wepaher 2

2x06: Lo siento amigo

Tony marcó con desesperación, enviando la ubicación a todos los agentes.
—Vengan rápido, necesitamos refuerzos —ordenó con la voz temblorosa.

Mientras tanto, Tony y Luke discutían, hasta que Gunther no pudo ocultarlo más. De su mochila sacó un objeto envuelto en una tela oscura. Al descubrirlo, la luz verdosa iluminó sus rostros.

—¡La piedra! —murmuró Tony, con incredulidad.

—¿Cómo la encontraste?

Gunther bajó la mirada.
—Después de que Navi murió, fui al bosque… quería estar solo. Y allí la vi. La tomé… pero no le dije a nadie.

Tony lo empujó con rabia.
—¡Ni siquiera a mí, tu mejor amigo! Maldita sea, Gunther… si hubieras hablado, Raúl seguiría vivo, la familia de Navi estaría a salvo, y el agente Redd no estaría arriesgando su vida ahora mismo.

Gunther, con lágrimas contenidas, murmuró:
—Lo siento… pero gracias a esta piedra sobreviviste. ¿Recuerdas la explosión en la graduación? No fue suerte, fui yo… la piedra me ayudó a salvarte.

Tony lo miró con dolor.
—La última promesa que le hicimos a Navi fue cuidar de su familia. ¿De qué sirve esa piedra si no podemos cumplirlo?

Gunther apretó los puños y se alejó, sintiéndose traidor a su amigo muerto.

En ese momento, se reencontraron con Redd, que venía acompañado de Alberto y Rex, el padre y el hermano de Navi.

—¿Redd? ¿Están vivos? —preguntó Tony, sorprendido.

Rex se abalanzó sobre él.
—¿Y mi madre? ¿Dónde está Juli?

El silencio fue la respuesta. Rex rompió a llorar junto a su padre, mientras Redd apretaba los dientes con impotencia.

—Sé que duele, pero la policía viene en camino —dijo Tony con voz firme—. Debemos refugiarnos y resistir.

Rex asintió entre sollozos.
—¿Y Gunther?

—Está… cerca. Tuvimos una discusión, pero debemos encontrarlo.

Se internaron en el bosque, llamando a gritos.

—¡Gunther! —vociferó Tony.

Gunther, a lo lejos, escuchó. Apoyó la espalda en un árbol, sosteniendo la piedra. Creyó escuchar pasos familiares.

—Tony… —susurró.

Pero al voltear, sintió un filo atravesarle el costado. Dalton, con una sonrisa macabra, lo sujetaba.

—Shhh… gracias por la piedra —susurró, arrebatándosela mientras Gunther caía al suelo, sangrando.

—¡Gunther! —gritó Tony al verlo.

De pronto, Jeff apareció con calma, sosteniendo la piedra.
—Ni un paso más —advirtió con una voz helada—. Antes que nada… gracias.

Luke dio un paso al frente, con lágrimas en los ojos.
—Hermano, por favor… mírame. Mira lo que has hecho. Aún podemos ser una familia.

Jeff lo contempló un instante, y con una sonrisa torcida respondió:
—Tienes razón… yo no puedo. Pero tú sí.

La piedra brilló y Luke gritó. Sus ojos se oscurecieron, el rostro se endureció, y de un movimiento sacó un cuchillo.

—¡Luke, no! —suplicó Tony.

Pero ya era tarde. Luke se lanzó sobre Alberto y lo apuñaló en el pecho. Rex gritó desesperado al ver caer a su padre.

El caos estalló. Jeff, fortalecido por la piedra, atacó con violencia. Tony y Redd apenas podían contenerlo. Dalton reía mientras Gunther se retorcía en el suelo.

Cuando Jeff levantó la mano para asestar el golpe final sobre Gunther, un disparo resonó en el bosque.

¡BANG!

Jeff se tambaleó, herido en el hombro. La policía había llegado. Varias luces iluminaron la escena, rodeándolos. Dalton fue reducido de inmediato, mientras Jeff cayó al suelo con una sonrisa manchada de sangre.

—Esto… no ha terminado… —susurró antes de perder la conciencia.

Luke fue apresado, forcejeando y gritando como una bestia.

Tony corrió hacia Gunther, presionando la herida con desesperación.
—¡Aguanta, hermano! Perdóname… no me dejes ahora.

Redd miró a su alrededor, exhausto.
—Al fin… se acabó.

Pero para Tony y Rex, la pesadilla apenas dejaba cicatrices imposibles de cerrar: dos padres muertos, un hermano corrompido, un amigo al borde de la muerte.

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Epílogo

Un mes después…

La escuela celebró, por fin, la fiesta de graduación. Tony y Gunther, recuperados, sonrieron al recibir sus diplomas. Todo parecía volver a la normalidad. Jeff y Dalton estaban encerrados en máxima seguridad, y Luke bajo vigilancia.

Tony respiró hondo.
—Al fin terminó.

Pero cuando revisó su casillero, encontró un papel arrugado. Lo abrió con manos temblorosas.

“Esto apenas comienza. —J”

Tony miró alrededor, buscando algún rostro conocido. Nadie. Solo la música de la fiesta y los aplausos.
Una sombra, a lo lejos, los observaba.

¿Realmente todo había acabado?




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