2x07:Jeff y mi hermano

Había pasado un mes desde los últimos acontecimientos. Tony y Gunther, aunque marcados por las cicatrices emocionales, empezaban a respirar con algo de tranquilidad. Jeff y Dalton estaban tras las rejas, y Luke, su propio hermano, permanecía en un hospital psiquiátrico, recuperándose poco a poco y relatando a los médicos cómo aquella piedra había destrozado su mente.

La vida parecía avanzar.
La escuela anunció la fiesta final de graduación en un lujoso hotel. El último piso sería acondicionado para la celebración, y los estudiantes tendrían la opción de pasar la noche en las habitaciones.

Tony y Gunther, sin embargo, no podían evitar cierta inquietud. La última vez que estuvieron en un hotel, la tragedia los había alcanzado.

Aun así, decidieron dejar el miedo atrás.

Gunther reunió el valor para invitar a Melany, una chica de ojos brillantes que aceptó con una sonrisa entusiasta.
Tony, por su parte, se armó de valor y se acercó a Paola, la chica que había observado en silencio desde hacía meses.

—¿Quieres ir conmigo a la fiesta? —preguntó con el corazón acelerado.

Paola sonrió con dulzura.
—Claro que iré. Además, escuché que después de la fiesta podemos quedarnos en una habitación… suena perfecto.

Por primera vez en semanas, Tony sintió un pequeño rayo de esperanza.

Todo parecía estar listo. Nada podía salir mal.

Hasta que apareció el agente Redd.

—Chicos, necesito hablar con ustedes —dijo con seriedad.

Tony y Gunther intercambiaron miradas.
—¿Qué sucede?

Redd respiró hondo antes de soltar la noticia:
—Antes de que trasladen a Jeff y a Dalton a una prisión de máxima seguridad, ellos han solicitado verlos.

Los dos muchachos negaron de inmediato.
—¡Ni pensarlo! —exclamó Tony—. Después de lo que hicieron, no queremos volver a hablarles.

—Lo entiendo —respondió Redd—, pero hay algo más. Ellos dicen tener información sobre la ubicación de algunas de sus víctimas. Si hablan, varias familias podrían al fin descansar.

El silencio pesó en el aire. Finalmente, con un gesto resignado, Tony aceptó.
—Está bien… pero será la última vez.

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En la prisión

Los cuatro se sentaron frente a frente en una fría sala de visitas. Jeff observaba con su habitual calma perturbadora, mientras Dalton sonreía con sorna.

—¿Qué es lo que quieres? —espetó Tony con rabia contenida.

Jeff ladeó la cabeza.
—Solo quería saber si ya están listos para su gran día… su graduación.

Gunther frunció el ceño.
—¿Cómo sabes eso?

—Se escuchan rumores —intervino Dalton, divertido.

Jeff sonrió.
—Se los advertí… esa piedra no solo es mágica. Esa piedra ve el futuro. Y lo que yo he visto… es que deben cuidarse. Especialmente tú, Gunther… y tu preciosa Melany. Y tú, Tony… cuida a Paola.

Tony se levantó de golpe, con el puño cerrado dispuesto a golpearlo. Antes de que pudiera hacerlo, los guardias intervinieron y los separaron.

—¡Esto fue una pérdida de tiempo! —gritó Tony mientras era empujado hacia la salida—. ¡Nunca vuelvas a hablarnos de ellos, Redd! Queremos disfrutar de nuestra graduación y nada más.

Redd bajó la mirada.
—Entiendo…

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Entre sombras

En otra celda, Dalton se inclinó hacia Jeff.
—¿Funcionará el plan?

Jeff esbozó una sonrisa que helaba la sangre.
—Claro que sí. Mi hermano se encargará de todo.

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El despertar de Luke

Mientras tanto, en el psiquiátrico, Luke parecía más estable. Sonreía durante las terapias, jugaba con los demás pacientes y hasta los médicos comenzaban a hablar de una posible recuperación.

Pero por las noches, en la soledad de su habitación, la piedra lo llamaba en sus sueños.
El día de la fiesta, algo se quebró en su mente.

Los enfermeros apenas alcanzaron a reaccionar cuando Luke, con una violencia implacable, se abalanzó sobre ellos. La sangre corrió en los pasillos, los gritos inundaron el hospital, y las puertas se abrieron de par en par.

Luke salió libre, cubierto de sombras y con una sola dirección en su mente: la prisión.