Luke, bajo control momentáneo, se movía como sombra en la oscuridad. Había logrado infiltrarse en la prisión y, con astucia y fuerza, liberar a Jeff y Dalton. Los tres se reunieron, con la piedra brillando entre ellos. Ahora estaban listos. Todo debía terminar esa noche.
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En el hotel, la fiesta de graduación transcurría con música, risas y bailes. Por un momento, Tony y Gunther pudieron olvidar los horrores recientes. La dirección rindió homenaje a los compañeros que no habían podido graduarse, generando aplausos y lágrimas entre los asistentes.
Tony sonrió a Paola mientras la llevaba hacia un cuarto privado para divertirse un poco. Gunther y Melany estaban a punto de hacer lo mismo cuando un ruido estremecedor cortó la música.
—¡Gunther! —gritó Melany, sujetando su brazo—. Los destripadores… Jeff, Luke y Dalton… se han escapado.
Las luces del hotel parpadearon una vez, y luego se apagaron por completo. Solo quedaba el sonido de respiraciones agitadas, susurros y pasos apresurados. El silencio era pesado, casi tangible.
Algunos estudiantes se aferraban unos a otros, aterrados.
Lía sostenía con fuerza la mano de Joel, los ojos clavados en la puerta cerrada del salón de eventos, donde minutos antes celebraban. Ahora, el aire olía a humo, sudor y miedo.
—Está aquí… —susurró Joel, temblando—. Lo vi. Es el mismo.
Lía asintió, sin palabras. Sabían quién era: el asesino que había matado a Navi. Y la piedra… ahora brillaba en el pecho de uno de ellos. No sabían cuál, ni cómo había llegado allí, solo que estaba entre los invitados.
Una explosión sacudió el piso inferior, haciendo vibrar las paredes del hotel. Gritos y caos llenaron el aire.
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Jeff, Dalton y Luke estaban listos para atacar. Gunther recordó lo sucedido antes: esta era otra ilusión, otra prueba. Sabía que debían moverse rápido.
Gunther y Melany encontraron refugio en una habitación vacía, tratando de idear un plan mientras escuchaban los pasos y gritos que resonaban en los pasillos.
Mientras tanto, Tony y Paola se escondían en otro cuarto, protegiéndose de cualquier ataque inesperado.
Afuera, Luke avanzaba sin piedad, atacando a los presentes con un cuchillo, mientras Dalton y Jeff manipulaban la confusión a su favor. La desesperación se extendía como fuego por todo el hotel.
De repente, la voz de Jeff resonó por los altavoces del lugar:
—Queridos amigos… si creen que esto ha terminado, se equivocan. Esto apenas comienza. Recuerden que esto pudo terminar antes, pero esta ilusión es implacable. Nadie saldrá sin enfrentarla. Tony y Gunther… los espero. Tienen hasta el amanecer para encontrarnos y terminar con todo. Sean los héroes que se supone deben ser.
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Tony y Gunther se miraron con determinación. El reloj marcaba la 1:00 a.m. Tenían cinco horas para reunirse y enfrentarlos antes de que la noche terminara en muerte y destrucción.
El tiempo comenzaba a correr. La adrenalina subía. Cada puerta podía esconder un ataque. Cada sombra podía ser la muerte acechando.
—Comienza —murmuró Tony, apretando los puños—. Esta noche, todo termina.