Desde fuera del hotel, los agentes y familiares de los estudiantes desaparecidos estaban en pánico. La incertidumbre y el miedo llenaban las calles. Nadie podía entender cómo un lugar tan grande y lleno de gente podía desaparecer de un instante a otro. Todos buscaban respuestas, tratando de localizar el hotel y a sus hijos.
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Dentro del hotel, Tony, Gunther y Redd se preparaban para enfrentar todo. La tensión era palpable. Redd, visiblemente afectado, se sentó junto a los chicos y comenzó a hablar:
—Si no me hubiera distraído… esto no hubiera pasado —susurró, con culpa en la voz.
Gunther frunció el ceño:
—¿Qué pasó? ¿Qué viste?
Redd tomó un respiro profundo y relató la tragedia que lo perseguía desde hace años.
—Ella tenía una hija… a quien amaba con todo su ser. Un día, unos malditos que yo había encerrado llegaron a su casa y mataron a su esposa y a su hija. Pasaron años, pero nunca supe cómo recomponerme. Cuando supe del caso de Navi, no quería que algo así volviera a pasar… pero Jeff y su ilusión me hicieron verla de nuevo.
Tony y Gunther, conmovidos, abrazaron a Redd.
—Navi hubiera sido un gran agente —dijo Tony—. Le habría caído muy bien.
Los tres compartieron una breve sonrisa, pero el momento se quebró con un ruido siniestro: Luke, acompañado de varios secuaces, los atacaba.
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Los tres huyeron a toda prisa por las escaleras y pasillos del hotel. Tony fue atrapado por Luke, mientras Gunther y Redd luchaban contra los secuaces restantes. Redd, utilizando la piedra, disparó una luz que devolvió la memoria a los estudiantes controlados, dejándolos aturdidos y confusos en un cuarto seguro.
Gunther entendió que debía rescatar a Tony a toda costa. Con la ayuda de la piedra, logró abrir camino entre los enemigos y avanzar hacia él.
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Tony frente a Jeff
Tony fue llevado ante Jeff. La piedra brillaba intensamente en el pecho de su enemigo.
—Muy bien, Tony —dijo Jeff con su sonrisa macabra—. Solo falta uno. Estamos aquí para un último baile de graduación.
Desde la distancia, Tony vio a Paola y Melany, atadas y desprotegidas.
—Llama a Gunther, o ellas mueren —ordenó Dalton.
Jeff se inclinó hacia Redd, con una expresión de satisfacción:
—Redd, tú también estás aquí. Esto será una buena fiesta… lástima que sea la última.
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Redd y Gunther continuaron liberando a los estudiantes que habían sido controlados por la ilusión, asegurándose de que quedaran en un lugar seguro. Pero sabían que aún faltaban muchos enemigos. Una bocina resonó en el hotel, anunciando que todo estaba a punto de comenzar.
Tony gritó:
—Gunther, Redd… ¡vengan al último piso! Es hora de terminar con esto.
Jeff, con una sonrisa cruel, golpeó a Tony, dejándolo inconsciente.
El escenario estaba listo. Todo apuntaba al último acto, donde las decisiones y el valor de Tony, Gunther y Redd definirían el destino de todos.