5x02: Sospechas en el aire

La sala de reuniones de la base estaba en silencio, solo el zumbido de los monitores acompañaba el ambiente. Todos revisaban mapas y grabaciones, intentando diseñar un plan para rastrear a Jeff. Tony, sentado al frente, marcaba rutas en una tableta cuando la puerta se abrió de golpe.

Tom entró con el rostro pálido y la voz quebrada.
—Tenemos que hablar… —tragó saliva— Emi… murió anoche.

Las miradas se cruzaron con incredulidad.
—¿Qué? —preguntó Carlos, como si no pudiera procesarlo.
—Su auto… se estrelló.

Lo siguiente , las luces de patrullas iluminaban la calle del accidente. Oficiales examinaban los restos calcinados del vehículo. Entre los escombros, un agente de policía hablaba con otro en voz baja.
—Dicen que encontraron botellas de alcohol en el auto —comentó uno—. Puede que haya sido la causa.
—O… tal vez no —respondió el otro, con una mirada seria—. Hay cosas que no encajan.

De vuelta en la base, Tom, Carlos e Israel debatían con tensión.
—No olvidemos lo que pasó ayer —dijo Tom—. Tony atacó a Emi sin razón.
—Tal vez no fue un accidente —agregó Carlos.

Tony sintió un nudo en el estómago.
—¿En serio creen que yo lo mataría? ¡No soy un asesino! —su voz sonaba herida, pero también agotada.

El aire se volvió pesado.
—Solo digo que… últimamente estás bajo mucha presión —intervino Israel—. Tal vez deberías tomarte un descanso.

Sin ganas de seguir escuchando, Tony se levantó y se retiró de la sala.

El día del funeral llegó con un cielo gris y frío. Los miembros del escuadrón permanecían en silencio mientras el ataúd descendía. A lo lejos, un grupo de policías observaba cada movimiento de Tony. Las declaraciones previas lo habían puesto bajo un foco incómodo.

Cuando todo terminó, Guther se acercó y le puso una mano en el hombro.
—Reservé unas vacaciones para los dos. Te vendrá bien despejarte… y cuando volvamos, podremos aclarar todo esto.

Tony asintió, intentando ocultar el peso que cargaba.

Desde una esquina lejana del cementerio, un hombre encapuchado observaba la escena sin apartar la vista. Un leve movimiento de su cabeza, como si confirmara algo, dejó claro que la muerte de Emi no era el final… sino el inicio de algo mucho más oscuro.