El Destripador De Wepaher 5

5x05: Felices Vacaciones

La brisa del mar acariciaba el balcón del hotel mientras Tony se servía un café. Por primera vez en mucho tiempo, podía respirar sin sentir que el mundo estaba a punto de colapsar. Guther, recostado en la cama, hojeaba una revista sin prestar demasiada atención.

—Oye, ¿seguro que no quieres ir a nadar? —preguntó Guther con un tono relajado.
—Después —respondió Tony, con la mirada fija en la televisión.

El noticiero interrumpió la programación turística para transmitir una noticia urgente. Las imágenes mostraban la ciudad envuelta en un gigantesco domo de energía, cubriendo cada edificio, cada calle. La cámara temblaba por el caos: personas corriendo, autos chocando, policías intentando contener a la multitud.

Guther se incorporó de golpe.
—¡¿Qué demonios es eso?!

Tony apretó los dientes, sintiendo un escalofrío que lo recorría entero. Sabía exactamente qué estaba viendo.
—El domo… ha vuelto.

—¿Volvió? —preguntó Guther confundido—. ¿Cómo que volvió? ¿De qué hablas?

Tony respiró profundo, intentando ordenar las palabras.
—Esto… ya pasó antes. No puedo explicarlo del todo, . Jeff está detrás de todo.

Guther lo miró en silencio, tratando de procesar lo que escuchaba. Pero Tony no le dio más tiempo. Caminó hasta el armario y comenzó a meter sus cosas en la maleta.

—No hay tiempo para preguntas. Tenemos que regresar.

Intentó llamar a Tom, a Carlos, a Israel… pero todos los teléfonos estaban apagados. Ni un solo mensaje llegaba. El silencio del otro lado del móvil era más aterrador que cualquier ruido.

—Eso solo significa una cosa… —murmuró Tony.
—¿Qué?
—Que el equipo fue atrapado dentro del domo.

Mientras tanto, al otro lado del domo, Jeff observaba desde lo alto de un edificio. La ciudad se había vuelto su tablero de ajedrez. A su lado, una figura encapuchada permanecía en silencio, sosteniendo una piedra que irradiaba un brillo oscuro.

—Tony y Guther no están aquí… —escupió Jeff con rabia—. Están fuera.
—¿Qué quieres que hagamos? —preguntó el encapuchado con voz grave.
—Que los encuentren. No importa dónde se escondan, tráiganmelos.

El resplandor de la piedra hizo que los ojos de Jeff brillaran con un tono carmesí. La gente en la ciudad comenzó a detenerse, como si sus cuerpos ya no les pertenecieran. Uno por uno, ciudadanos comunes empezaron a obedecer sus órdenes, formando un ejército de marionetas bajo su control.

De regreso en el hotel, Guther se quedó observando cómo Tony cerraba la maleta a toda prisa.
—¿Y cómo piensas volver si el aeropuerto está en caos? —preguntó Guther, encendiendo la televisión de nuevo. En la pantalla mostraban imágenes de militares cerrando accesos a la ciudad y el aeropuerto bloqueado por fuerzas desconocidas.
—No lo sé aún, pero de alguna forma tenemos que hacerlo.

El teléfono del hotel sonó. Tony contestó de inmediato, con el corazón acelerado. Al otro lado, solo hubo silencio. Después, una voz distorsionada:

—La cacería comenzó, Tony. ahora entenderás que los viajes en el tiempo tienen consecuencias ..

La llamada se cortó. Tony dejó el auricular lentamente, apretando la mandíbula. Guther lo miró sin necesidad de preguntar.

Ambos salieron del cuarto, bajaron hasta el estacionamiento y se dirigieron al auto rentado. Pero a lo lejos, entre la multitud de turistas, dos figuras encapuchadas los observaban en silencio.

No era una coincidencia que estuvieran allí.
Jeff ya había enviado a sus cazadores.




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