La oscuridad se extendía como una niebla espesa dentro del calabozo. Guther despertó con un fuerte dolor en la cabeza, sus manos atadas y un frío que le calaba los huesos. Alrededor, en pequeñas jaulas de madera, estaban los niños desaparecidos.
Uno de ellos, de apenas ocho años, lo miró con ojos vacíos.
—¿Qué harán con nosotros? —preguntó Guther en voz baja.
El niño respondió con un temblor—: La bruja… quiere un niño de cada mes. Dice que con eso podrá revivir a sus hijos. Esta noche… será el ritual.
Guther sintió un nudo en el estómago. A lo lejos, criaturas deformes, con rostros cubiertos y ojos rojos, vigilaban la entrada. No había escapatoria fácil. Pero su mente ya trabajaba en un plan.
A kilómetros de allí, Tony y Altea seguían el rastro por el bosque. La luna llena iluminaba el camino, y entre el silencio de los árboles, comenzaron a hablar.
Tony sonrió por primera vez en mucho tiempo.
—Nunca pensé volver a sentirme así de tranquilo.
Altea bajó la mirada, sonrojada.
—A veces… la calma se encuentra en el caos —respondió.
Rieron. El momento fue breve pero real. Al mirarse, los dos se acercaron y se besaron.
El viento se detuvo.
Hasta que un rugido rompió el instante.
Tres sombras los rodearon. Dos criaturas y Magüi se lanzaron contra ellos. Tony protegió a Altea, luchando con su cuchillo y un destello azul proveniente de la piedra Wepaher. Tras una batalla brutal, Tony logró abatir a las criaturas, pero una lanza mágica atravesó su costado.
—¡Tony! —gritó Altea al verlo caer.
La bruja Maguie huyó riéndose , dejando un rastro de fuego. Tony, sangrando, tomó la mano de Altea.
—Cuida de Guther… y… dale esto. —Extendió la piedra, sus palabras perdiéndose mientras cerraba los ojos.
El bosque quedó en silencio.
En otro lugar, Guther rompía sus cadenas con un trozo de hierro oxidado. Los niños lo observaban esperanzados.
—Volveré por ustedes, lo juro —susurró antes de huir.
Corrió entre las sombras, pero dos monstruos lo acorralaron. Estaba perdido… hasta que una figura encapuchada apareció, moviéndose con precisión letal.
En segundos, los monstruos cayeron.
—¿Quién eres? —preguntó Guther jadeando.
La figura se quitó la capucha.
Era Navi.
—No hay tiempo. Corre —dijo con voz firme.
—¿Cómo… estás vivo? —preguntó Guther, incrédulo.
—No importa. Solo estoy devolviendo un favor. —Y antes de que pudiera responder, Navi desapareció entre los árboles.
Tony despertó sobresaltado. Su herida… había desaparecido.
Altea lo abrazó con lágrimas.
—Estás bien, Tony. Lo logré.
Tony la miró confundido.
—¿Qué hiciste?
Ella dudó, hasta que confesó:
—Soy bruja, Tony. Pero no como Maguie. Uso mi poder para curar, para proteger. Gregory lo sabe… me ha ayudado a ocultarlo.
Tony bajó el arma que había tomado por reflejo.
—¿Por eso curabas a todos en el pueblo?
Altea asintió.
—Magui… es mi hermana. Perdió a sus hijos hace años. Solo busca traerlos de vuelta, pero… la oscuridad la consumió.
Tony no soy mala quiero que estemos juntos protegerte - Altea lo mira
Pero una vez que terminemos tengo que volver a mi época salvar a un amigo - dice Tony
Yo te seguiré a donde vallas - los dos se mira felices
En ese momento, Guther irrumpió, jadeante.
—¡Tony! Wow no se que pasa aquí pero depsues vemos eso... ¡Sé dónde están los niños! ¡El ritual será esta noche!
Tony lo abrazó, aliviado.
Altea dio un paso al frente.
—Entonces no hay tiempo que perder.
Tony sostuvo la piedra en su mano.
—Es ahora o nunca… terminemos con esto.
El sonido de un trueno anunció el inicio del final.
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Editado: 25.10.2025