El Devorador de Lágrimas

Prólogo

"No me gustan los lunes, solo lo hice para alegrarme el día."

— Brenda Ann Spencer

 

Puede que aquella frase se te haga peculiar, algo normal, usual, común y corriente. Es más, puede hasta que la uses tú mismo o personas cercanas a ti. Una frase hasta cómica, que los medios nos han impuesto en un trasfondo de sátira y chascarrillo. Pero en realidad, si bien aquella idea de que el lunes es sustentado como el peor día de la semana, parece de este siglo, fue dicha por alguien hace cuarenta años atrás (1979), al término de los setenta, y en un contexto no muy saludable, ni mucho menos cómico, al menos, no para sus víctimas ni familiares.

Brenda Spencer era una adolescente de tan solo 16 años cuando dijo aquello, al ser arrestada por la policía luego de disparar a quema ropa hacia una institución educativa, desde una de las ventanas de su casa durante seis agonizantes, estruendosas y escalofriantes largas horas. Una persona común y corriente, como tú o como yo, que un día simplemente decidió dispararle a un grupo de niños porque notó que eran presa fácil... ¡Oh, claro!, y porque estaba aburrida.

Hace algún tiempo una amiga muy cercana tuvo una tarea pendiente de escritura, un trabajo que consistía en escribir algo, lo que sea que se te viniera y te inspirara, pero solo usando un límite de hojas especificado por la maestra. Mi amiga escribió un relato relacionado a las drogas. Una chica atrapada en una celda, de la cual era casi imposible de escapar. Nunca quiso realmente alargar la historia, así que le pedí permiso para crear una novela basada en esas pocas hojas escritas. Pasó el tiempo y no tenía muy en claro sobre qué quería escribir encima de aquella corta, pero intensa historia.

Unos de mis placeres personales es leer sobre la capacidad mental del hombre, y en ello entran también sus defectos. Mirando un documental sobre Ted Bundy, me picó el bicho de la curiosidad, y empecé a leer más a profundidad sobre la sociopatía (síntomas, tratamientos y ejemplos), y me di con la sorpresa de que hay más de los que imaginaba (casos), y que el número de enfermedades mentales de esas características ha crecido con el paso del tiempo de una manera lamentable y silenciosa. Ahora los sociópatas se esconden mucho mejor en una sociedad envuelta de basura comercial y falacias en todos los medios de comunicación. Fue entonces y solo entonces, cuando pensé en escribir sobre ello, y tomar como base aquella pequeña historia de antaño de la cual prometí seguir, pero no cumplí, hasta ahora.

Las violaciones, las drogas, las ejecuciones, los raptos... Todo ello está vinculado muy de cerca y pasa día a día sin siquiera darnos cuenta, porque no nos informan del todo bien, o incluso peor, porque volteamos la cara cuando nos ponen la putrefacta realidad en frente. Este libro es un llamado de atención para todo aquel que cree que el avance en nuestra sociedad civilizada, no es directamente proporcional a su perversión.

Notarán que está dividido en subtítulos numéricos, ya que solo contendrá cuatro capítulos principales, los cuales estarán acompañados con diversos epígrafes, frases escalofriantes dichas por personas que en algún momento de la historia existieron (y existen), solo para hacer que otras dejen de existir. Los hechos que leerán a continuación son de mi autoría, ideas creadas y basadas en horas de información recolectada, mas no son acontecimientos históricos o bibliográficos. Es decir, es una recopilación de fragmentos de vida provenientes de la peor clase de personas que puedan imaginar, mas no centrada en un solo, y basándome en ello, logré crear una historia original y ficticia. Una sátira a los prejuicios, y suficientemente agresiva para darte la ilusión de que es real.

Sin más que aclarar, espero desde lo profundo de mi ser, que disfrutes de la lectura tanto como yo disfruté... O tal vez no tanto, en escribirlo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.