—¿Nombre completo? —El detective Hunt ya se había sentado en el asiento del escritorio de Mondy, mientras el mismo Mondy se apoyaba en su puerta cerrada. Frente a Hunt reposaba, algo nerviosa y pálida, la ciclista que decía haber visto a Rachel por última vez.
—¿Es necesario?
—Si su declaración es verídica y desea hacerla oficial, me temo que sí.
—Amanda Graves.
—Edad.
—Veintiséis años.
—Ocupación.
—Estudiante de tiempo completo. Oh... Bueno, también trabajo para el correo local. Reparto paquetes cuando los hay.
—Muy bien, señorita Graves, según la detective Rocha fue usted la última persona en ver a Rachel Sweet, o al menos usted cree que es así. Dígame ¿Cómo reconoció a la señorita Sweet?
—¿Conoce al sargento Peck?... Oh, bueno, a quién le estoy preguntando eso ¿No? Estoy segura que le conoce... El asunto es que mi padre le conoce también. Son amigos de la infancia. Justo hoy pasó por el correo a recoger un paquete personal, fue donde me lo encontré. Me saludó al reconocerme, y una llamada interrumpió tan interesante conversación. —Hunt estaba ya tocado por los años, pero esa misma carga de experiencia le sirvió para distinguir las motas de sarcasmo en Graves—. Le dijeron; o al menos creo que se lo dijeron, porque eso fue lo que él me dijo luego de colgar la llamada; que una chica había desaparecido y que encajaba con un tipo al que están buscando. Por motivos evidentes, me advirtió que no saliera sola en futuras ocasiones, y que llevara gas mostaza para todos lados. Aprovechó la oportunidad para mostrarme la foto de la chica, porque quería saber si la conocía o si la había visto antes ese mismo día. La reconocí casi de inmediato. La misma cara de perdida en la imagen.
—¿Y dónde sucedió este encuentro?
—Como le dije a la otra oficial, pasó en el cruce de la 1402 y la 203. Parecía que había salido a correr a algo así, porque llevaba ropa pequeña y deportiva. Lo cual es mala idea con este clima.
—¿Notaste algo extraño en ella? Algo inusual, como su semblante, si estaba asustada, angustiada, como si alguien la estuviera persiguiendo. ¿Te pidió ayuda en algún momento?
—«Noup». Ni siquiera hablamos. Estaba como perdida, y yo solo pasé de frente, porque casi me la choco mientras regresaba a casa.
—¿Estaba sola?
—Al menos cuando la encontré, sí. Y no vi en realidad si alguien más se le acercó.
La puerta sonó dos veces, por lo que Mondy dio media vuelta y la abrió. Era Rocha. Informó a Mondy sobre los vídeos de la estación de gas y la tienda de segunda mano que solicitó aquella mañana. Hunt aprovechó el momento y pidió registrar cualquier cámara que apuntase a los alrededores de la 1402 y la 203 entre las seis de la mañana y el medio día, así como también el registro de las cámaras de autopista, ya que la carretera principal de la ciudad estaba a tan solo un bloque de la 1402, y es muy probable que la persona que se llevó a Rachel por la fuerza haya usado la autopista como medio de escape rápido antes que ingresar entre la zona urbana.
Al notar que Amanda Graves ya había cumplido con su parte, y que ya más nada de lo que saliera de sus labios le interesarían en lo más mínimo a los detectives del caso, la dejaron ir con un aviso de estar alerta para cualquier futuro llamado, y como recompensa le anularon las cuatro multas de tráfico que tenía grabadas en el sistema.
—¿Pérdida de tiempo? —comentó Mondy, cuando Graves ya había abandonado su oficina.
—No del todo. Tenemos dos calles, que si bien es muy probable que no estén vigiladas, al menos nos da una huella qué seguir. Dame esas grabaciones. Déjame subirlas y ver si hallamos algo en ellas.
Ambas cintas mostraban autos que aparecían al azar con rumbos desconocidos. Ninguna de las dos mostraba a Rachel, lo que le restringió en el mapa algunos caminos que ella no pudo tomar, y de esa manera no ser captada en las tomas.
Trazó tres posibles tramos de acera que Sweet pudo o no seguir hasta llegar a la 1402, se los mostró a Hallie, que esperaba paciente en la sala de estar del departamento de policía de Dells y que hace un minuto le agradeció encarecidamente a la señorita Graves por su contribución, y por suerte, pudo indicarle al detective Hunt cuál sería el sendero más indicado por el que su hija pudo haber corrido, lamentablemente, ninguna de las calles indicadas tenían vigilancia en vídeo.
Mondy fue el encargado de mantener contacto directo con la madre de Rachel mientras la búsqueda de la menor seguía en curso, por otro lado, Hunt se unió a Rocha en la revisión de las cámaras de vigilancia puestas en lo largo de la autopista principal.
El permiso aún estaba en trámite, pero el sargento Vincent Peck tenía algunos conocidos en la fiscalía de Dells, por lo que en cuestión de minutos les facilitaron los vídeos solicitados sin aún haber firmado los papeles necesarios, esto último apresuró y ahorró al mismo tiempo horas esenciales y vitales para la adolescente.
El detective Herrera y el teniente Jason Quintana se unieron a la revisión de las evidencias audiovisuales, en búsqueda de autos que dejaran atrás la 1402 e interceptaran la autopista entre las siete de la mañana y el medio día.
Fueron solo ocho autos los que lograron diferenciar entre ese parámetro de horas, autos en su mayoría con placas conocidas, ya que dos de ellos eran patrullas policiales, y otros tres pertenecientes a civiles con trabajos gubernamentales, dejando tres más como principales sospechosos. Un KIA Río 2014 de un azul brillante y viscoso que paseó por la 1401 e ingresó a la carretera a las 7:23 a. m., un opaco Elantra 2015 que se saltó una señal de alto en la 1408 y tomó la pista rápida a las 11:38 a. m., y por último, un Civic caprichoso del 95 que entraba cautelosamente en la carretera exactamente a las 7:12 de la mañana dejando la 1406, tan plomo que se confundía con los cimientos tallados en tierra y que cavaban profundo en los recuerdos de Herrera.
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Editado: 19.06.2020