El Devorador de Lágrimas

12

     De vuelta en el departamento de policía, todo el ambiente se mantenía tenso. Literalmente, un grito haría que todo el mundo dentro perdiese la cordura. 

     Cuando Michael Patton fue ingresado al vestíbulo principal, cada uno de los oficiales, detectives y mayores voltearon a observarlo detenidamente, juzgándolo antes de cuestionarlo. La única que le sonrió y le lanzó un amigable gesto como saludo, fue Hallie, la madre de Rachel, que le recordaba de aquel día en que lo conoció y lo torpe y lindo que pensó sobre él en aquel instante. Sin ninguna pista en mente sobre el por qué él había sido el único conocido que habían traído al departamento, el concepto que tenía sobre el muchacho no había cambiado en lo mínimo.  

     Michael ingresó a la sala de interrogatorios, mientras su padre se quedó fuera, separado por una pila de escritorios de la señora Sweet. Jamás tuvieron el placer de conocerse, y no lo tendrían en ese entonces. Dejaron al chico Patton dentro y esperaron a la llegada del detective Mondy, que no tardó demasiado interrogando a los posibles testigos en la lista de Hunt, al saber que su muchacho ya estaba preparado para cantar a capela la rola que él le pidiese.  

     —¿Y bien Brendan? —preguntó Hunt una vez que tuvo al detective en frente—. ¿Me explicas por qué ocultaste lo de la matrícula?

     —No estábamos seguros de a quién le pertenecía —mintió—. Le pedí a Quintana que buscara en el archivo, pero tampoco encontramos conexión. Luego, mientra hablaba con el joven Hopper mencionó que tal vez Michael pudiera estar involucrado, o al menos saber algo. Fue entonces cuando recordé que hace un año se le detuvo al señor Patton por ser la última persona en tener contacto con Ariana Torres. Por falta de pruebas, no se le pudo acusar de nada, pero esta vez ya no será coincidencia. Esta es la segunda vez en la que él podría ser la última persona con la que habló Rachel Sweet... ¿Ves el patrón?

     —¿Y por qué creyó conveniente mantener esta información para usted?

     —No quería que mi influencia interviniera en su juicio.

     La última parte fue la sentencia más sincera que había dicho Mondy jamás. Él sabía que incitar a que Hunt se centre en el muchacho impediría pensar en algún otro sospechoso. Ese error ya lo había cometido antes, y no volvería a cometerlo nuevamente. Su plan era claro: Hunt debería concluir por su propia cuenta que Michael es culpable, de lo contrario Mondy seguiría persiguiendo fantasmas y Rachel sería encontrada sin vida y destrozada a las faldas de un árbol.  

     —¿Tiene razones más específicas por las que deba tener al niño como sospechoso principal?

     —No... No detective. Solo eso.

     —Entonces... O el chico es uno de los asesinos más crueles y maníacos que he visto, o simplemente estuvo en el lugar equivocado con las personas equivocadas... Es un dilema difícil de zanjar, ¿No lo crees?

     —Lo sé. El mismo dilema fue el que mató a Ariana un año atrás. Simplemente no quiero que suceda lo mismo.

     —¿Interrogó a todos en la lista?

     —La señorita Sutton no tenía idea de la desaparición de Sweet. Su conexión es solo en la escuela, al igual que con el señor Hopper. La señora Shepard... Bueno, dijo haber llevado a las niñas a casa ayer por la tarde, pero hoy no las ha visto. Y los Bullock la vieron salir a correr por la mañana. La señora Bullock la vio, para ser más precisos, pero su testimonio no es confiable. Su discapacidad auditiva y su edad la inhabilitarían en cualquier juzgado como testigo.

     —Genial... Necesito que vayas a por el señor Hudson Williams también. Me gustaría tener los vídeos del instituto de Rachel. Revisar si tuvo algún contacto con alguien externo o ajeno al lugar, o si ha sido seguida de cerca. —Hunt miró ansioso a Mondy, e intuyó lo que buscaba—. Pensándolo bien, ¿Por qué no mandas a Rocha y a Garb a por Williams? Que consigan las cintas a como dé lugar. Luego puedes pasarte y ver la pequeña cháchara que tendré con tu amigo. —antes de retirarse, se volvió una vez más hacia Mondy— Por cierto, ¿Conseguiste al psicólogo?

     —Está en su camino. No debe tardar en llegar.

     —Cuando esté cómodo, pídele que hable con el señor Patton allí sentado. —Hunt señaló con la vista hacia el rincón donde habían sentado al padre de Michael. Mondy tardó en reconocerlo. Había escuchado que el tipo estuvo en rehabilitación por un tiempo, y que ahora era paramédico en el hospital de Dells, pero el cambio que había en el hombre... Hasta parecía alguien normal.

     —Entiendo. ¿En cuánto empiezas? —echó los ojos hacia la sala donde estaba Michael.

     —En quince. —Hunt palmeó el hombro de Brendan amigablemente—. Nos vemos del otro lado.

     Michael campaneaba rítmicamente los dedos de la mano derecha encima de la mesa de metal que tenía delante. Justo en medio del mueble, dos arcas semicirculares se erguían a la mitad de camino con una separación de por lo menos cuarenta centímetros. Michael caviló unos segundos. Ambas de sus muñecas ingresarían con facilidad en aquellos agujeros. Solo le faltaban los grilletes para estar oficialmente bajo arresto. 

     De pronto notó que ya no sentía miedo. Que en realidad su mente flipaba con la fantasía de ser descubierto, mas no con la de ser atrapado. Temía no poder lograr finiquitar su más placentera obra antes que lo detuvieran de un solo golpe.  

     Hunt ingresó entonces y quebró sus pensamientos con un suspiro. Se sentó en una silla al frente de su posición y le sonrió afablemente. Michael ya tenía un guión preparado, así que nada podía salir mal. Pero... Su mente no lo dejaba tranquilo, ya que justo antes de empezar el interrogatorio le recordó a Patton que luego de tanto tiempo algo sí salió mal... Con Ariana.  

     —Bien, muchacho, debido a que ya contestaste algunas preguntas acerca de Rachel hace unos minutos, ¿Qué te parece si vamos directo al punto?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.