El devoto

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Pero ella no hablaba no quejaba, su brazo estaba echo hielo al igual que suave, ahí es donde sospeche que al tener una similitud a un muerto cadáver, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y ella me miro pero no dijo ni un susurro.

-Estas demasiado fría,─con esfuerzo le dije al tener mi paladar de estambre.─me gustaría invitarla a ir a mi chosa,

No pience mal señorita solo quiero brindarle un poco de calor de una fogata...─Ella asintió con cara de soledad con aquella mirada perdida pero viva.

-De donde vienés ? Que haces a estas horas por estos corrales!? ¿Tienes hambre?.─preguntaba mientras ella solo caminaba como si conociera el camino, no hablo ni contesto ni siquiera me prestaba atención.

Que enfado, al quejarme de pronto comenzó a echar dichas notas de murmullos que comenzaron a tener algo de nostalgia...

Hera una voz hermosa pero madura, siento como el viento toma control de la tierra como si el agua y ella cantarán al mismo compás, esa voz esa belleza la hacían ser una persona muy especial pero también muy ocurrente.

Sin darme cuenta mi hogar estaba en frente mio, es como si mis zapatos no hubiesen tropezado ni siquiera desgastado y si solo con el aire charlaran.

Me miro con cara de aliviada pero como si la tristeza se apropiara de su rostro;

Entre mientras ella solo miro mis torpes pasos

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