¿el día de mi suerte?

Capítulo 2

Iba tarde.

Súper tarde.

Raro sería que no llegara tarde a algún lugar, pero cuando se trata del trabajo, me plantee la regla de no ser perezosa y levantarme temprano aunque me costara un mundo despegarme de las sabanas y de mi apreciada y cómoda cama.

¿Por qué no había sonado el despertador?.

¿No la había activado? Según yo, antes de dormir la había activado.

Estúpido despertador qué me regaló Harry el día de mi cumpleaños, suena solo cuando le conviene.

Iba literalmente corriendo por las calles como una loca esquivando a las personas para no tropezar con ellas, hace treinta minutos había pasado la hora de entrada del trabajo, me había quedado dormida, y la alarma no había sonado en ningún momento, unas de las razones por la cual iba tarde, cosa que casi nunca me pasaba.

La otra era porqué me acosté un poco tarde estudiando para los parciales que tenía entre poco en la universidad, así que por esa razón me vine quedando dormida como a la una de la mañana encima del escritorio junto a mi laptop con varios papeles pegados a mi rostro, y por si no fuera suficiente, por estar tanto tiempo en la misma posición termine con tortícolis.

Aun así tenía algo de tiempo para poder llegar, mire mi reloj por cuarta vez cuando ya estaba cerca del local, solo me faltaba cruzar esta calle y ya estaría ahí, era las ocho con treinta y cinco minutos.

Cruce corriendo antes del que el semáforo cambiará a rojo y no me diera tiempo de cruzar.

Casi un carro me lleva por el medio, pero lo importante es que ya había llegado literalmente a tiempo

Al entrar lo primero que hice fue dirigirme al mostrador donde ya estaba trabajando Vanessa.

—Pensé que te había sucedido algo malo—Dice Vanesa mientras limpia el mostrador, le di una mirada rápida mientras me ponía el delantal arrojando el bolso a alguna parte.—No sueles llegar tarde ¿Qué te paso?

Espero que la comida no se me haya volteado.

Suelto un suspiro, sentía mis cachetes rojos y el sudor recorriendo mi frente, guacala,recogí mi cabello en un moño para que se me pasara el calor que estaba teniendo en estos momentos por la carrera que había tenido.

Ya sabía yo que había pasado edificación física por una buena razón.

—El despertador fue lo que paso—Justo en ese momento llego Harry dejando unas bandejas al frente, para luego cruzarse de brazos y verme.

—¿Qué pasa con el nuevo despertador que te di? Puedo asegurar que es uno de los mejores regalos que he podido darte—asegura el

—Lo es, bueno, lo era. No quiso sonar está mañana, por eso llegué tarde—Tomo mi botella de agua para darle un sorbo rápido.

—Vale, entonces fue el despertador, no fue un chico guapo que se trepó por tu ventana y tuvieron una noche apasionada— subió y bajo las cejas de manera coqueta, yo solo negué con la cabeza, estaba loca.

Y si ese hubiera sido el caso, creeme... No estaría aquí mismo detrás de un mostrador firmando la asistencia.

—Deja de estar viendo novelas turcas por las noches, ya te está afectando— digo bromeando mientras la veo de reojo—Mejor dime qué mesa tengo que atender —Termino de acomodar mi uniforme, y el tonto gorrito que tenemos que usar—No hay tiempo que perder.

Definitivamente a Amelie le encantaba que usáramos esos gorritos que parecían estar hechos con papel reciclable, sentía que era como un personaje que de algún videojuego de comida súper Xs que conseguías en Google cuando eras pequeño.

Me había librado de usarlo por dos días, pero hoy no contaba con esa suerte.

—La número ocho —Responde Harry— es la que te toca esta mañana

El ocho me persigue a donde quiera que vaya, debería de jugarlo en la lotería.

Tome la Tablet donde era que anotamos los pedidos y el lapiz digital para luego ir a atender a la persona de la mesa número ocho, no había tanta gente, eso era algo bueno, esperaba que el día sea muchísimo más relajado que el de los últimos días 00, de solo recordar lo que sucedió me da rabia otra vez.

Somos una de las pocas cafeterías que abrían temprano, omitiendo a los Starbucks, por esa razón esta mañana no había muchas personas en el local, mayormente a esta hora solía venir estudiantes o personas que no le daba tiempo de hacerse un desayuno para ir al trabajo o al colegio, diría que más eran los estudiantes que se la pasaban por las mañanas por aquí.

Pero por fin algo bueno estaba pasando apenas empezando la mañana, omitiendo el detalle de que me había quedado dormida.

Y sí.

El aire acondicionado seguía funcionando, esa era la mejor parte.

Había empezado la mañana bien, este podría ser un gran día, solté un suspiro, para luego sonreír un poco he ir a atender la mesa que me habían asignado, no había prestado atención a la persona que se encontraba ahí, estaba sumergida en conseguir la App donde se anotaban los pedidos.p

Sin alzar la mirada, digo aquel dialogo de bienvenida que me sabía a la perfección.

—Buenos Días, ¿Qué va a orde...—No termine de hablar cuando mis ojos se alzan finalmente solo para encontrarse con unos ojos azules verdosos que me ven con intensidad y con un deje de burla.

Sentí como el aire de mis pulmones se quedaba fuera, como me quedaba como una estúpida, inmóvil enfrente de el, de aquella mirada cargada de burla y satisfacción ante mi reacción.

Coño de su madre pana.

¿Acaso este no era el hombre con el que tropecé?

Definitivamente si era el, no cabe duda, tome una larga respiración y lo mire dándole una de mis mejores sonrisas Colgate Luminous White y procedí a continuar con mi trabajo, cambiando rápidamente mi expresión de espanto.

—¿Qué va a ordenar?—Volví a repetir lo mismo, forzando mi sonrisa, espere qué el digiera algo, pero no lo hizo, solo me seguía mirando, analizando cómo si estuviera tratando de reconocerme.

O como si evaluará una rata de laboratorio.



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En el texto hay: romance, drama, comedia romntica

Editado: 04.08.2025

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