¿el día de mi suerte?

Capítulo 3

Tener que madrugar era mi mayor debilidad, desde pequeña siempre he sabido que tener que despertarme a ciertas horas de las mañanas no era lo mío, razón por la cual siempre llegaba tarde al colegio.

Soy una persona a la cual le cuesta separarse de su cómoda cama, la relación que tengo con mi cama es la más estable que he tenido en toda mi corta vida.

Okey sí, soy un poco floja, no lo voy a negar.

Había tenido una noche larga, pasando la noche entre libros, apuntes y PDF, estaba estudiando para los exámenes finales de la universidad, los cuales se presentaría entre poco, bueno, en realidad seria en octubre, no faltaba casi nada.

Teniendo en cuenta que siempre me a costado quedarme grabado los temas en los que estudio, y en aparte, soy el tipo de persona que aprende y sé que le queda todo grabado es escribiendo, los parciales serian de varias materias, en sí, duraría una semana en total como mucho dos semanas para aquellos que le daban alguna segunda oportunidad, yo por mi parte, no quería entrar en ese lote de los que vuelven a tener una segunda oportunidad, tenían que mantener mi cuadro de mejores calificaciones al margen.

Estaba agotada, pero el simple hecho de pensar en que tendré mi título universitario hace que me sienta orgullosa de lo que he logrado durante todo este tiempo yo solita, pero aún me faltaba camino por recorrer todavía no podía cantar victoria.

Por suerte hoy el día en la cafetería estaba bastante tranquilo, no había casi gente, no me sorprende, siempre a habido algunos días más flojos y otros más movidos de lo habitual, pero no me quejaba en lo absoluto.

—Adoro los jueves—Charlie za sus brazos por encima de su cabeza estirándose con una sonrisa perezosa— La gente no viene tanto este día.

—Sí, es un alivio que sea así—le respondo apoyando mi mejilla en mi mano.

Estaba lo suficientemente vacío, porque hoy era jueves y estos días suelen ser bastante flojos al igual que los domingos, los domingos son para quedarse en casa y ver un maratón de FRIENDS mientras se come el pedido de delivery , con tu mejor pijama, un domingo de flojos o de sopa, aunque dudo mucho que la gente de aquí conozcan los domingos de mondongo, quien sabe.

—Ire a aprovechar de hacer el inventario—El se levanta de la silla y se aleja con dirección al almacén.

Estaba en el mostrador junto con mi laptop llevada por la vida, si, la rengo desde que cumplí los diecinueve años, a durado lo suficiente, aunque la carcasa esta algo rota por culpa de Karen. Estaba haciendo unos diseños que me habían pedido en la universidad, un logo que tiene que ver con la marca de un producto inventado por nosotros mismos, algo imaginario e innovador.

Mi marca era A&G, algo sencillo, no me iba a atormentar en buscar un nombre tan sonado o incluso elegante. La inicial de mi nombre y mi apellido era más que perfecta, tampoco echaría tanto coco en crear una mega y súper recontra marca para dejar con la boca abierta al profesor Sullivan, aunque ese viejo no se impresionaba con nada, no me sorprendería si me llegase a decir “Bonito” eso sería todo, y viniendo de él, sería un buen halago, pero mientras veía el logo que lo hice por Canva (porque el adobe photoshop no me corre en la carcacha que tengo por laptop, toca ajustarse en las medidas básicas, o sea, san google) sentía que había cosas que cuadraban, muy sencillo, parecía el logo de una funeraria.

—Bueno, pero la creatividad hoy la tengo por el suelo—Digo haciendo una mueva mientras miraba el logo.

Suelto un suspiro mientras dejo caer mi mejilla en la palma de mi mano, dándole vueltas a que más debería de agregarle, ¿Qué le faltaba? ¿Vida? ¿Emoción?, luego de darle tantas vueltas al asunto llegue a la conclusión del que problema no era la página, era el logo, estaba horrible.

Muy horrible.

Horas de sueño sacrificado haciendo está cosa para que se viera como el logo de una funeraria.

Debería resignarme y dejarlo así.

—Que cagada—murmuro mientras observo la pantalla el diseño, cuando hago este tipo de trabajos me concentro tanto en el punto dónde no me doy cuenta que me están hablando, como en este caso.

—¿Disculpa?

Deje la laptop a un lado aun sin despegar la mirada del asqueroso diseño que había hecho, sé que dije que no me rompería el coco en crear algo único, pero mierda, sí que era feo… me acomode los mechones que caían en mi frente y mire a la persona que me llamaba al espera que lo atendiera, al verlo no pude evitar rodar los ojos con cierto toque de molestia.

Dios ¿hasta cuándo seguiré viendo a este ser? ¿Qué clase de mal estaré pagando yo? ¿es por haberme reído en plena misa verdad?.

—Liam— digo con molestia, la emoción se desbordaba al hablar, claro que si

Me coloco de espaldas a la laptop para que no viera que era lo que estaba haciendo, apoyando mis brazos en el borde del mostrador.

—Ese soy yo —Sonríe dejado a la vista sus reluciente dentadura perfecta, se acerca un poco al mostrador cruzando los brazos encima de su fornido pecho,las mangas de su camisa se ajustaban al mover sus brazos, Dios— Que alegría verte el día de hoy pequeña torpe, luces radiante.

—No puedo decir lo mismo.

El suelta una risa y continua viéndome, por su puesto que su mirada no se apartaba de la mía en ningún momento, estaba empezando a sentirme inquieta con aquellos inminentes ojos azules verdosos en sima de mi.

Presiono el interior de mi mejilla con la punta de mi lengua, había jurado que el no sería capaz de pasar todos los días, que lo iba a hacer por fastidiarme.

—Sé que estás contenta de ver a uno de tus mejores clientes— el me guiña un ojo.

—Claro, desbordó felicidad con tan solo verte —Digo sarcásticamente—Y solo te conozco hace cuatro días y ya me caes mal

—¿Siempre eres así?— pregunta el con curiosidad yo frunzo el ceño sin entender muy bien a qué se refiere.

Mentira, si que sabía pero me gustaba hacerme la loca.



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En el texto hay: romance, drama, comedia romntica

Editado: 04.08.2025

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