¿el día de mi suerte?

Capítulo 10

Existen muchas maneras en las que se podría describir la situación en la qué me encontraba sumergida, pero yo prefería reducirla en tres simples palabras:

1. Vergonzosa

2. Desastre

Y mi favorita.

3. Mala suerte

La cual siempre era la respuesta a todos mis problemas.

Aunque yo no podía haber prevenido la caída brutal de Karen—a pesar de que le repetí varias veces que se podría caer estando en aquella silla y la muy estúpida no me hizo ningún caso—tampoco podría haber adivinado que sería tan fuerte el sonido de la silla al caer que incluso Harry estando en el almacén lo había escuchado.

Ahora bien ¿Cuál era la situación actual?.

Yo evitando en cualquier circunstancia la mirada de Liam que yo sabía perfectamente que estaba sobre mí, mientras sostenía el brazo de Karen mientras le sobaba el codo ya que se lo había lastimado, solo tenía que aparentar que no lo había visto durante al menos quince minutos y que tampoco había notado aquel acercamiento de Aurora hacia el.

Fácil, hacerme la loca es lo mejor que se hacer.

Karen vuelve a sentarse en la misma silla, haciendo una mueca, por mi parte vuelvo a estar detrás del mostrador acomodando el servilletero.

—Te está viendo— repite nuevamente Karen, viéndolo sin disimulo alguno.

—Dilo más alto que no te escucharo—la fulminó con la mirada— deja de verlo ¿No sabes que es disimular?

—¡Pero si te esta viendo!—insiste ella.

—¡ya lo se karen! Hazte la turista un rato ¿quieres?—Doblo aquella servilleta de mala gana, la diversión del momento se habia esfumado dejando en el ambiente una tensión insoprotable.

—Deberías saludarlo—Insiste ella.

Gracias, pero no quiero.

—Karen…—Advierto por ultima vez

—Lleva cinco mi… ¡Auch! ¡no hagas eso loca!—le había apretado el brazo donde se había lastimado con algo con fuerza, un poco cruel de mi parte, pero realmente quería ignorar el hecho de que me recordaba la presencia de Liam— Eso duele animal.

¿Por qué lo estaba evitando? Empezando por ahí, estaría segura que actuar sin pensar y medir las consecuencias me traería problemas a futuro, ya que soy doña imprudente junto con doña dramática, solo faltaba que estuviera don amargado y el trio ya estaría completo, aunque don amargado no lo veríamos hasta finales de noviembre.

Bien bonito pues.

—Evitarlo no solucionara sea lo que sea que esté pasando en esa cabecilla tuya, Andrea—Karen se aleja de mi para ordenar otro jugo de naranja a Vanesa, al menos ella no estaba al tanto de lo que estaba sucediendo, si era que Karen se le iba al rollo al primero.— los piojos se te volverán loco de tanto pensar chama.

—No estoy evitándolo—aseguro mientras vuelvo a mi área de trabajo— y en mi cabecilla no está pasando nada, así que déjame tranquila

—Hay días que no te entiendo de verdad—dice ella mirandome—Ya entiendo porque mi papá se obstinaba tanto contigo.

—Era contigo no conmigo, te volvías ladilla cada vez que íbamos a salir.

—Eso es falso.

Ella solo murmuro cosas intangibles mientras se sentaba quedándose esta vez tranquila y se tomaba su jugo tranquila, como debe ser.

Me aleje un momento de ella para acercarme al otro lado del mostrador para agarrar un panecito de trocitos de chocolate, le daría uno a Karen para que se quedara quieta, alegrarla con comida siempre era la mejor opción, y la más cercana que yo tenía.

Y la mejor manera de mantenerla callada.

—¿Por qué siempre que te veo tienes cara de amargada?

Al escuchar aquella voz me sobresalto, y como si no fuera suficiente,me golpeo mi frente contra el extremo del mostrador, soltando un “Coño de la madre” en el proceso, alzo mi rostro lentamente, manteniéndome aún agachada mientras me sobaba la frente que seguramente estaría más roja que un jodido semáforo, al igual que mis ridículas mejillas.

Bruta vale, no había otra palabra que me identifique más.

Me quedo viendo sus ojos, mientras el se mantenía observándome con una ceja alzada, no había rastros de burla en su mirada, solo una genuina curiosidad pintada en esos ojos azules verdosos.

—Liam…Que grata sorpresa no te había visto—Digo mientras trato de recuperar mi calma y no sobresaltarme ante su presencia, el relame sus labios y sonríe mientras se apoya al mostrador, viendo hacia abajo para lograr verme con perfecta claridad.

Claro que mentía en lo que me dije, eso era obvio.

Pero aquí teníamos que actuar con completa naturalidad, claro que sí, o por lo menos disimular un poco su previo acercamiento y en como este empezaba a afectarme.

—¿Eso dices? Me pareció ver a una pequeña muy torpe estar observándome aproximadamente durante unos quince minutos—Mis mejillas arden aún más, me sentía avergonzada y atrapada—no creo que hayas sido tu ¿o si?

Oh oh, te han atrapado con las manos en la masa como si fueras un delicuente.

El desgraciado lo estaba disfrutando, y su sonrisa me lo estaba confirmando, esa tonta sonrisa que empezaba ya a atormentarme en mis sueños, me coloque de pie de manera torpe, viéndolo directamente a esos ojos azules que cada vez empezaba a compararlo con el espacio.

Pase mis manos por mi delantal varias veces alisando alguna arruga invisible, tratando de ganar tiempo, pero en realidad era porque estaba nerviosa y mis manos estaban empezando a sudar y eso era algo que me daba asco.

—Yo no… yo… — Él sonríe aún más al ver cómo me trabo—¡Yo no te está viendo! Estás alucinando Liam José.

Trataba de excusarme pero con el era relamente imposible, siempre estaba un paso adelante.

—Cariño ¿Qué te hace pensar que te estoy acusando? Tú sola te delatas— aprieto mis puños aguantando las ganas de estamparle aquel pan con chocolate contra su estúpido rostro y borrarle esa sonrisa de un solo coñazo— Hey, estoy bromeando torpe, no me mires así como si me fueras a golpear



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En el texto hay: romance, drama, comedia romntica

Editado: 04.08.2025

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