¿el día de mi suerte?

Capítulo 11

6:00 am

Había estado dando vueltas en mi cama sin poder lograr conseguir una posición cómoda para poder dormir, pero cualquiera que encontraba me parecía exactamente molesta, con algo de frustración y desesperación me revolqué en la cama hasta que del tiro termine del suelo con cobija y almohadas, agradable. solté un quejido cuando el golpe lo había llevado en mi codo sintiendo aquella corriente que tanto odiaba cada vez que me golpeaba. Me levante del suelo con pereza para luego caminar con dirección a la cocina, estaba frustrada porque no habia logrado seguir durmiendo hasta las seis y cuarenta que era la hora que me levantaba para empezar a arreglarme e ir al trabajo.

—Que flojera tengo—Mis pasos eran perezosos arrastrándose por el suelo, volteo a la habitación de invitados solo para ver Karen durmiendo entre el desorden que tenía—Que suertuda.

Al llegar a la cocina de la nevera saque la botella de la leche achocolatada y de los gabinetes el cereal multicolor que adoraba, no me empeñaría en hacerme un desayuno elaborado, no tenía el ánimo suficiente para hacerlo, me senté en el sofá, viendo atreves de aquella pequeña ventana como el sol empezaba a levantarse por encima de la ciudad, sus rayos de luz entrando débilmente por la ventana, mi mente desde ayer andaba dando muchas vueltas referente a Liam.

Y eso también había quitado todo rastro de sueño que tenía, dándole vuelta a todo lo que había estado sucediendo durante las últimas semanas, en serio que estaba empezando a perturbar mi mente, no podía evitarlo, así que estando sentada en el sofá deje que mi mente se permitiera en divagar en todo.

Bien, repasemos los hechos desde los inicios de manera lenta y acorde, a como mi cerebro se va despertando a medida en la que yo voy desayunando.

O lo que se vaya acordando, como sea.

Recuerdo el día en que me encontré con Liam, Lucas había dañado el aire acondicionado, hacía mucho calor y la cafetería estaba abarrotada de estudiantes y trabajadores de empresas aprovechando sus pocos minutos libres que le brindaban, nos habíamos topado, mejor dicho, chocado uno con el otro creando una pequeña discusión entre los dos, yo con las bebidas en el suelo y el con su ceño fruncido mientras sostenía su estúpido celular, nuestra primera vez que nos encontramos, sí. Luego lo volví a atender cuando me acuso con que todo habia sido mi culpa, definitivamente el tenia el don de hacerme enojar de manera rápida, le daba créditos por eso porque me consideraba una persona con suma paciencia.

Después, sus visitas se hicieron más frecuentes en la cafetería, había cumplido su palabra en volverse cliente regular y se habia empeñado en que solo yo lo atendiera, todo por el simple hecho de hacerme rabiar, sacarme de mis casillas y si que lo lograba, posteriormente me ayudo con el trabajo de mi universidad lo cual agradecía un monton ya que tenía por raspada el trabajo o la vez que me enseño a jugar golf, había sido nuestra primera salida, no una cita.

Su cercanía me había puesto brutalmente nerviosa y aunque según yo pude haberlo disimulado, estaba casi segura que mis mejillas me habían delatado sin siquiera yo pensarlo, habia adorado aquella calidez que me transmitia su cuerpo al estar cerca, su perfume, la suavidad de sus manos, Dios.

Y todo esto se reduciría al día que nos encontramos en la parada de autobuses, por supuesto que el venía en su fantástico mercedes Benz realmente precioso, en realidad creo que me enamore primero del carro que de el, no estaba segura que había sido aquello que había sentido en aquel momento cuando se ofreció a llevarme hasta mi casa, como se habia preocupado en ofrecerme su sueter a pesar de que estaba empapada, para que no entrara en hipotermia, los demás encuentros, la visita hasta mi casa y aquella plantita tan bonita y la cual desconocía todavía.

Suelto un suspiro y paso mis manos por mi rostro con fuerza.

Mierda. Mierda. Mierda. Mierda.

Me estaba enamorando de Liam.

Me.

Estaba.

Realmente .

Enamorando.

De.

Liam.

—¿Por qué todo tiene que ser tan difícil?—me quejo.

¿Esto realmente estaba pasando o era un simple un simulacro de las chiripas que manejaban mi mente a lo intensamente?.

Su trato, su manera de ser, sus chistes poco graciosos, Dios, su interés, me estaba gustado todo de el ¿Estaba mal que sintiera nervios por esperar un mensaje de el? ¿Me estaba apresurando a los hechos y estaba confundiendo todo? No estaba segura, pero…

Era Liam… El hombre que llego a mi vida como tormenta dejando a su paso un caos al mi alrededor para nada aterrador, diría mas bien maravilloso y mierda, en serio que me encantaba su compañía, mis horas extras en el café se volvia livianas con el y esos jodidos ojos verdosos que empezaban a volverme loca cada vez que los miraba, podría perderme en ellos durante horas y horas, admirarlos como si fuera una obra en un gran museo importante.

—Estoy jodida— Me digo en voz alta dejando el tazon del cereal vacio y recostadome en el sofá subiendo mis piernas hasta llegar a mi pecho, abrazándolas, posición fetal le dice mi mamá—¿Qué es lo que haré ahora? ¿ignorar mis sentimientos o afrotarlos? .

O estar realmente segura de lo que sentía era una mejor opción antes de arrojarme a un barranco sin vuelta atrás, antes de darme tremendo estrellon y quedar como la propia tonta por estar romantizando acciones, mis sentimientos podían estar confusos,pero todos arrojaban a que me gustaba Liam, pero no estaría del todo segura si el sentía lo mismo.

¿De verdad el sentiría lo mismo?.

Me quede un rato en esa posición, divagando en mis pensamientos, dándole vueltas al asunto hasta que empezara a dolerme la cabeza. Finalmente se hizo la hora en la que debía empezar a mover el trasero e irme a arreglar para iniciar una vez más mi rutina del trabajo y no llegar tarde.



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En el texto hay: romance, drama, comedia romntica

Editado: 04.08.2025

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