☕ Capítulo 21 ☕

Los besos se habían intensificado, sentía como mis pulmones pedían de manera urgente que le diera un poco de oxigeno pero a su vez mis labios protestaban en no querer separarse de suyos, pero yo era más que consiente que necesitaba un respiro, recuperar el aire que me hacia falta y de poder organizar mis ideas e evitar pensar en aquello que se estaba presionando en mi trasero, sentía la necesidad de moverme, pero no.

Tenía que respirar profundo, muuuuy profundo, y mandar mi mente lejos de esos pensamientos que empezaban a hacer que me acalore, tenía que distraer mi mente en otra cosa.

No sé, pensar en la bolsa de clap y los frijoles chinos, en la cola de la gasolina, en los bajones de luz, el aumento del queso.

Algo marica, Algo.

Me separe de el lentamente, quedándome un momento quieta apreciando aquella vista que estaba teniendo de el, sus labios estaba hinchados y rojos por la sección de besos que habíamos tenido, aparte me había tomado el atrevimiento de haberle mordido su labio inferior, el cabello que siempre se molestaba en mantener peinado de manera impecable se lo había alborotado, el gel no era tan tieso como había pensado...Mi mirada se detuvo en sus ojos, estaban oscuros y su pupila dilatada, su agarre en mi cadera se apretó un poco más.

Madre de Dios.

Estaba consiente de que probablemente yo estaba hecha un desastre con las mejillas rojísimas como el tomate, pero también sabía que estos momentos impredecibles eran los mejores que sucedían, Liam me inestabilizaba por completo, haciendo que mi cerebro tuviera un corto circuito como si fuera un robot.

—Vas a ser mi perdición Andrea—su voz había salido ronca, con su pulgar acaricia con delicadeza mi mejilla, me permití cerrar los ojos y disfrutar de esa dulce sensación, sintiéndome en calma y en absoluta paz...abrí mis ojos fijándome en los de él.

—Creo que desordene un poco tu cabello—Digo tratando de organizarlo nuevamente, en un nulo intento.

—Ya no importa—detengo mis intentos, solo nos quedamos callados disfrutando de la cercanía que teníamos, daría mucho por tener estos momentos con él, era lo mejor al final del día, el silencio reinaba entre nosotros, siendo uno bastante agradable...ambos nos sonreímos cómplices, yo me enfoco en acomodar un poco su traje perdiéndome en el laberinto de mis pensamientos cuando su voz me saco de ellos.

—¿Esa que va ahí no es Karen?-—etengo lo que estaba haciendo y volteo hacia atrás para encontrarme con una Karen enojada caminando a grandes pasos a las puertas del edificio sosteniendo dos bolsos y una maleta que rodaba por el suelo, incluso pude ver como Tony se quedaba extrañado ante la actitud de ella.— Se ve enojada

—Sí, eso es extraño—me paso al asiento del acompañante tomando mis bolso, para luego voltear a verlo—Tengo que ir a ver que le sucede.

—No pasa nada, ve—le doy un beso sonoro en su mejilla en modo de despedida, para luego abrir la puerta del carro y bajarme rápidamente empezando a trotar en un intento vago de ver si la alcanzaba, cierro la reja de un fuerte estridente accidental logrando que el pobre tony se sobresaltara en su asiento, regañándome sin decir alguna palabra pero su mirada era más que suficiente, le sonreí apenada a la par que me recostaba en el mostrador, como era costumbre, estaba jugando al Candy Crush.

—¿Sabes que le sucede a Karen? Solo me dio las buenas noches de mala gana y no vino a presumirme una vez más que iba unos niveles más avanzada que yo— ellos y su bendita competencia de quien llegaba más lejos en el juego

—No estoy segura, apenas vengo llegando pero ya veré porque anda de malas—me despido de el mientras empiezo a subir las escaleras en dos en dos, una vez más, el ascensor de había averiado, durante el camino salude a la señora Benet junto con su dos terrier Max y Maxy, si, con equis. Jalo un poco la puerta al llegar a mi departamento, después de tres intentos logro abrirla asegurándome que no se haya estropeado el picaporte o la llave, al cerrar detrás de mí, me despojo de mi bolso arrojándolo al sofá rebotando para luego caer en el suelo.

Camine por el pasillo hasta llegar a la habitación de invitados que usaba Karen las tantas veces que se venia a quedar en mi departamento, no toque la puerta así que me limite a entrar, La cama estaba perfectamente desentendida con las cobijas en el suelo, me agache para recogerla y lanzarlas a la cama, eran difíciles lavarlas y no me podía permitir que la ensuciara, por otro lado, su bolso y la maleta estaba en una esquina con algunas prendas sobre saliendo, Pero no había rastro de Karen en ningún lado.

Salí de la habitación para caminar hacia la mía, sería lo más seguro que estuviera enrollada en mi cama usando mi vejez de laptop, pero un ruido seco en la puerta del baño me detuvo, retrocedí en mis pasos y me acerque a la puerta escuchando el chapoteo de lo que sería la bañera.

-¿Tengo que taparme la nariz para entrar?- pregunto, por si acaso.

—¡Estoy dentro de la bañera!—respondió ella al otro lado, giro el picaportes tapándome la nariz por si acaso, al asegurarme que estaba completamente metida en la bañera, cerré la puerta apoyándome en ella hasta dejarme caer en el frio suelo de cerámica de un horrible color azul. Observe a Karen, estaba rodeada por completo de burbujas jabonosas, el agua le llegaba hasta el mentón, la habitación más grande sin duda era la del baño, con bañera y regadera incluido.

Me sorprendía la rapidez con que se metía al baño, yo tardaba tres vueltas a la casa y luego me metía a bañar.

—¿Por qué están tus cosas aquí?, se suponía que habías llevado cierta parte por adelantado al departamento y la demás ya la llevarías el viernes—Pregunto al cabo de unos minutos en silencio, soltó un suspiro a lo cual podría ser de frustración, su ceño se volvió a fruncir aun más— Karen

Porque esa era otra cosa, se supone que hace como cinco días atras se había mudado a lo que vendría siendo el departamento en donde viviria con Lauren, entonces, ver sus cosas aquí me hace creer que no salío como se esperaba.