El día del accidente

• capítulo v: todo lo que necesito

Hoy me siento bastante extraño, pero prometí acabar con esto así que vamos. Supongo que me queda poco tiempo, o eso es lo que espero, pero... no lo sé. Creo que ya no tengo mucho que contar. He ido hablando de los años como si nada cuando en realidad están compuestos por muchos días, y ni hablemos de las horas, ¡y no quiero pensar en los minutos! Así que, además de haber estado jodiendo al tiempo, te he contado parte de la historia. Ya sabes que Whitney y yo no nos hicimos amigos gracias a nuestras madres sino gracias a Fletcher Joel Elmer. Y... pues que ella se cambió a mi Instituto gracias a un consejo de mierda que le di. Y, además, que se hizo amiga de Bessie incluso cuando esta tuvo el coraje de destruir lo que ella más amaba. Pero supongo que de eso se trata, ¿no? De superar y aprender a perdonar.

Es lo que me gustaría poder hacer con el destino.

Así que... oh, espera, estaba olvidando algo. No sé si te lo dije, pero los padres de Whitney solían dejarla decidir con quién quería pasar el fin de semana. Ella podía ir con su padre a la casa que este tenía en el campo para visitar a sus abuelos o quedarse con su madre y seguir con su vida monótona. En 2016 ella fue capaz de decir que quería ir con su padre y así lo hizo, dejando sola a su madre en su casa por dos noches. Por eso Thaleia, mi madre, se decidió a ir hasta ahí para hacerle compañía. Y, como no tenía nada mejor que hacer, yo también fui a pesar de que no tenía nada que hacer ahí.

Así que, como cuando tenía doce, me senté en el sofá y ahí me quedé todo el tiempo que fue necesario. Y, sin darme cuenta, estaba escuchando la conversación entre las mujeres porque hablaban realmente en voz muy alta y, en esa oportunidad, se encontraban en la habitación continua a la mía. Y recuerdo que mamá intentaba darle consejos a Eileen porque ella volvía a sentirse triste por lo del divorcio. Tengo entendido que fue él, Chayce, quien lo pidió, pero que ella no quería hacerlo. Como sea, le rompió el corazón, y cuando yo había llegado a creer que lo habían superado, ahí estaban, hablando otra vez de todo eso.

No alcanzo a recordar las palabras exactas con las que Eileen lo dijo, pero sí la idea. Fue algo así como...

—Mi hermana quería venir a visitarme porque piensa que yo no puedo quedarme dos días sola en casa pero, ¡joder! ¡Son dos malditos días!—se quejaba Eileen—. Ella cree que porque no estoy estudiando o haciendo algo a todas horas puedo volverme depresiva. ¿Puedes creerlo? Quiero decir... sé cómo me siento, pero eso no significa que porque no haga nada tengo depresión.

—Pero, Eileen, quizás...—intentó decirle mi madre, pero fue interrumpida.

—Estoy bien. Estoy completamente bien porque tengo a mi chica—lo decía con total confianza y seguridad, sin dudar, sin titubear—. Whitney es... mi razón para seguir adelante. Es todo lo que necesito. Si la tengo a ella, estoy completa.

Pero ahora Whitney está muerta.

¿Qué razón tiene Eileen para seguir adelante?

No lo sé. Y me gustaría saberlo. Pero evitemos pensar en eso porque es triste, y dirijámonos mejor al final del 2016, el último año de vida de Whitney Dixon. El primer día del 2017 fui a buscarla a su casa para salir a caminar o lo que sea, y la encontré otra vez esperándome como si supiese que ahí iba a estar. Entonces lo hicimos, fuimos a andar por ahí y volvimos a hablar de muchas cosas que harían de este escrito algo demasiado largo para mi gusto. Pero, en un momento, salió a colación un tema que no me esperaba que tuviese que existir siquiera.

—Fletcher está enfadado conmigo—sentenció Whitney de la misma forma en la que su madre había dicho que estaba bien: con total seguridad—. ¿Sabes que él y Bessie están saliendo, verdad?

—Claro. Acaban de cumplir un mes—dije yo.

—Pues... le dije que estaba feliz por ellos pero que desde que habían comenzado a salir, Bessie había comenzado a tratarme cada vez peor—repuso, encogiéndose de hombros. Estábamos cruzando una de las calles más transitadas y me costó oírla—. Y le dije que pensaba que me había estado utilizando todo este tiempo para acercarse a él.

—¿Y qué dijo?—pregunté, o casi grité.

—Que me vaya al cuerno—murmuró entre dientes—. Sin más. Y desde entonces no me habla.

Suspiré por lo bajo.

—Fletcher Joel Elmer puede ser un completo imbécil de vez en cuando. Deja que entre en razón—dije y no por primera vez—, pero por otro lado, yo podría...

—Escucha, Elvis, no me malinterpretes pero preferiría que no metas tus narices en esto específicamente—me detuvo ella abriendo los ojos de par en par para darle énfasis a la oración—. No quiero que las cosas terminen mal entre Fletcher y yo. Vosotros... sois lo único que importa. Que Bessie se vaya a tomar por culo.

Me cuesta... recordar... qué ocurrió después. Creo que caminamos un par de minutos más hasta casi las afueras de la ciudad, en donde se encontraba el cementerio. Y creo que, como era año nuevo, decidimos hacer algo loco y entrar. No tenía miedo, y sé que ella tampoco, pero nunca antes había ido al cementerio en toda mi vida. No tenía nada que hacer ni nadie a quien visitar allí, pero ver las diferentes lápidas y pensar en la muerte me chocó bastante. Whitney, al parecer, ya había estado ahí antes y me guió hasta una zona en la que ya no había ninguna tumba.




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