El día del accidente

• capítulo vi: despertar

Estoy... ¿despertando? ¿Así que... así se siente? ¿Volver a la vida? ¿Tocar la luz? No lo sé, pero ahora puedo entender por qué me sentía tan raro. Y, si lo pienso mejor, incluso podía sentir que esto estaba por suceder. Desde que comencé a escribir fui capaz de ver la luz más allá, cada vez más cerca. Y ahora está abrazándome, y las cosas giran y no entiendo nada, sólo dejo que ocurra. Quizás esto sea morir y por eso me sienta repentinamente bien. O quizás esto sea lo que las personas definen como ver la vida pasar delante de tus propios ojos. Por eso, estoy preparándome para lo que sea. Quizás se trate de despertar en el lugar blanco, el hospital, viendo a mi madre inclinada sobre mí con el rostro lleno de lágrimas, o podría ser en ninguna parte, junto a Whitney.

Puede estar sucediéndome cualquier cosa ahora mismo. Y yo siento todo y nada al mismo tiempo. Es difícil de describir esto, pero puedo notar cómo todo parece sacudirse como si de un coche en marcha se tratase. Así que, cuando despierte—si es que lo hago—, podré decir que despertar—o morir—se siente como viajar. Y será curioso porque muchas personas dicen que la vida es como un viaje... ¡ha! Si tan sólo supieran la historia de mi amiga... no podrían ni siquiera pensar en decir eso.

Pero, de repente, me siento vivo. Tan vivo como nunca antes me he sentido. Puedo recordar todas esas frases que solía leer sobre morir para saber que no se ha vivido en absoluto, o llegar al punto de agonizar para sentirse vivo en realidad. Quizás la vida sea eso: un constate camino hasta llegar al límite para terminar superándolo. Puedo equivocarme, claro que sí, pero ¿quién no lo hace hoy en día? Y, joder, ya estoy diciendo chorradas. No sé qué está sucediendo y, en definitiva, no sé qué decir. Sólo siento un peso extraño que tira de mí hacia alguna parte, como si estuviese levantándome y...

Abro los ojos.

Pero no veo lo que esperaba ver.

No me encuentro en ninguno de los lugares en los que esperaba encontrarme cuando, por fin, pudiese cumplir todos y cada uno de los favores que me han estado pidiendo: "¡Despierta, por favor!".

Estoy...

¿En el coche de Whitney?

—¡Vamos, abuela! ¿De verdad le dijiste que podía hacerlo?—dice la anteriormente nombrada en este exacto momento. ¿En serio? ¿Qué está ocurriendo? Ahora mismo... ¿de verdad me está mirando?—. ¡Oh, mirad quién acaba de despertar! ¿Cómo te sientes, bello durmiente?

Permanezco en silencio el tiempo suficiente como para saber que puedo responder y esto... está ocurriendo. Vuelvo a estar aquí y lo sé sin lugar a dudas porque noto el cosquilleo en la tripa que me producía estar tan cerca de Whitney. Eran los nervios, y me daban ganas de vomitar, pero... lo vuelvo a sentir. Pero no entiendo por qué o cómo es que vuelvo a estar aquí, tan vivo como ella y... ¡joder! ¡Whitney está viva!

¿Eso significa que el accidente nunca ocurrió?

—¿Hola? ¿Crees que esto es un sueño, Elvis?

—Oh, cariño—reniega la señora de Dixon, la abuela de Whitney—, deja en paz al pobre niño, acaba de despertar.

—¿Cómo te sientes, hijo?—me pregunta el abuelo. Pero... él debería estar muerto—. ¿La ruta te marea? Te ves algo pálido.

Whitney, su abuela y yo nos encontramos en la parte trasera. El padre de ella y su abuelo, en los lugares de piloto y copiloto. Así que todos pueden verme a la perfección, cosa que hacen... creo que ahora. No termino de saberlo o de entenderlo porque hace tan solo unas horas ellos estaban muertos y yo estaba flotando en quién sabe dónde, escuchando súplicas y el dolor de mi mejor amigo. Pero ahora no estoy seguro de nada. ¿Y si todo fue un sueño? Podría haberse tratado de uno largo, uno real y...

No.

El accidente ocurrió.

Y volverá a ocurrir.

Pero, ahora, hablando en serio, ¿qué cojones está ocurriendo?

Teniendo una repentina idea, busco mi móvil. Lo tenía en algún bolsillo, estoy seguro de eso... ajá, aquí está. Mis dedos buscan el botón de bloqueo y, cuando la pantalla se ilumina, busco en primer lugar la fecha.

17/02/2017.

Esto es tan raro...

Y, como si estuviese todo programado, entra una llamada de mi padre. Mi móvil comienza a vibrar y aparece su nombre en una pantalla en negro, además de la opción de atender o colgar. Dudo un par de segundos pero termino por aceptar la llamada y, al acercar el auricular a mi oído, escucho su voz.

—¿Archer? ¡Por todos los cielos! ¡Tu madre lleva llamándote casi una hora y ni siquiera te atreves a contestar! ¿Sabes en el riesgo que acabas de ponerme? Estaba hecha una furia.

Sigo sintiendo que la familia de Whitney sigue observándome pero, cuando vuelvo a prestarles atención, descubro que ya están hablando de algo más. Así que... no me escuchan.

—Lo siento, papá—respondí, notando mi voz extraña.

Llevaba tiempo de no escucharla.

—¿Va todo bien? ¿Habéis llegado ya?




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