El día en que los monstruos salieron

PRÓLOGO

No recuerdo mucho de el día anterior, solo recuerdo que hice lo mismo que todos los días, ir a la preparatoria, ir a comer con mi padre, ducharme y después dormirme. Eso fue lo que te recuerdo que  hice, pero al día siguiente cuando desperté algo malo estaba ocurriendo, cuando salí de casa todo estaba oscuro, no se veía nadie, parecía que el lugar estaba desierto. El aire me daba en la cara y hacía que mi cabello se enredara, así que cuando trataba de desenredarlo vi pasar algo, no sabía que era con exactitud, pero sentí curiosidad, saqué una liga de mi mochila y me hice una coleta para así poder ver mejor, esperé unos segundos y volví a verlo, era tenebroso, me asusté así que fui a casa.

Estaba aterrada, y no quería imaginarme que lo que estaba pasando era lo que pensaba.

Así que en casa traté de buscar respuestas con mi padre. Cuando lo encontré mire en su rostro la misma preocupación que yo tenía.

El día por fin había llegado, ambos estábamos preparados, solo esperábamos que eso fuera suficiente.

Tomamos nuestras armas y nos colgamos una mochila y salimos de casa, pero al parecer nos tardamos demasiado, ya habían unos cuerpos sin vida. Al caminar por las calles, se veían todos aquellos cuerpos que en tan solo unos minutos ya les habían arrebatado la vida, no quedaba más que hacer, así que seguimos buscando más personas en el pueblo. Y si, encontramos unas cuantas personas, pero estaban demasiado asustadas por lo que habían visto.

«Son horribles, Morgan. Jamás había visto algo así» había dicho temblando la señora Jones.

Mientras más buscábamos por el pueblo, habían más cadáveres, y talvez menos de cien personas quedaban junto a nosotros, mi padre y yo guiamos a las personas que quedaban a el refugio de nuestra casa. Ya nada se sentía igual, porque cuando voltee hacia atrás mire todo lo que transmitía aquel lugar. Ya no era el pueblo donde siempre estabas seguro, dónde conocías a todas las personas y cada mañana se escuchaban las aves cantar. Ya no se comparaba con lo que veía. Un cielo oscuro, cuerpos sin vida y frialdad.

Cuando ya estuvimos dentro de el refugio, mi padre les mostró lo mismo que a mí.

Un mapa, y fotografías.

No tengo idea de lo que es mi padre, pero siempre tuvo una fascinación con las historias y las investigaciones, y encontró una en particular, no era un mito, ni una idea loca, era la realidad. Eso ya había pasado antes, así que está no era la primera vez. Y era la realidad de el humano, aún cuando no la queríamos aceptar.

Cada tantos años, los monstruos salen de sus cuevas. No sé sabe el porqué, solo que la mitad de la población llega a ser consumida por ellos, es destrucción a todo paso. Acaban con pueblos y vidas, y solo dejan cenizas.

Mi padre, sabía que esto pasaría y les advirtió a sus compañeros de trabajo, pero siempre lo tildaron de loco. Así que no recibió mucho apoyo.

Yo siempre creí en él.  Así que me enseñó como defenderme de ellos.

Les mostró a todos lo mismo que me enseñó a mí, miraba caras dónde el miedo y la preocupación estaban plasmados en ellas. Y lo entiendo, hace algunas horas nos habíamos levantado para comenzar con nuestro día y sin embargo, el día inició para terminar con la vida.

Mientras más mi padre iba explicando lo que sucedía comenzaron a escucharse ruidos arriba de el refugio, con confusión levanté la mirada e iba viendo cómo el techo comenzaba a temblar, mi padre enseguida entendió lo que pasaba.

Ellos habían entrado en casa, y si queríamos seguir con vida, necesitábamos escapar.

Mi padre enseguida comienza a guardar cada una de las cosas en una de las mochila y me la extiende, la tomo y comienza a darle órdenes a las demás personas que se encuentran con nosotros. Todos prestan atención y tratan de seguirle la conversación.

De repente, un sonido se oye.

Y después como si todo pasara en cámara lenta la habitación se oscurece, lamentos comienzan a oírse y mi cuerpo pierde fuerza haciendo que me derrumbe en medio de la habitación, mi mundo se oscurece y lo último que recuerdo es el ruido de personas gritando de miedo.

 




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