El día en que los monstruos salieron

CAPÍTULO SIETE

Observación
 

 

-Primero te diré algunas reglas- establece- Número uno, jamás salgas al balcón. Dos, por ninguna circunstancia salgas sola de noche ni de día. Tres, está prohibido salir del hotel después de la siete de la noche y antes de las siete de la mañana. Cuatro, siempre cierra las cortinas. Y cinco, no nos traiciones- termina por decir y sale de la habitación dejándome sola.

¡Rayos, no le pregunté su nombre!

Me levanto de la cama y reviso cada rincón del cuarto. No encuentro nada fuera de lo normal.

Vacío todas las cosas de la mochila en la cama y vuelvo a mirar la información.

A veces pienso que lo mejor es ir en busca de mi padre para que me ayude con esto. Pero, se que el tiempo es limitado.

La posibilidad de que lo encuentre es absurda, hay más probabilidades de que llegue sola yo primero a ese bosque.

Creo que al estar aquí varada un tiempo me ayude a tener el cerebro frío y a estar más concentrada.

Me recuesto y vuelvo a leer las hojas que me dio Blake.

 

"Nunca imaginé que podría encontrar un lugar que sacará lo mejor de mí.

Que curara una parte de mi alma que sentía que estaba muriendo.

La verdad está tan escondida, pero el resplandor de lo correcto es tan grande.

Recuerdo la primera vez que fui ahí.

Prometí que nunca regresaría, pero heme aquí en este mundo donde tengo que escribir mi aventura para no olvidarla.

Deje marcas en cada uno de mis caminos.

Era como un recordatorio de que en realidad si estuve ahí."

 

Deje marcas en cada uno de mis caminos...

¿Y si...?

¿Y si lo que se refiere a que dejó marcas en su camino es literal?

Probablemente ella marco el camino.

Me levanto de la cama y comienza a pensar más en ello.

Tal vez, en las demás páginas tenía toda la historia completa.

Y el padre de Blake solo encontró estás páginas.

¿Será que este libro viajo mucho?

¿O era un diario?

¿Pueden haber más personas que tengan la historia completa?

La realidad es que me ha ayudado mucho estás hojas, pero, sería genial saber más de toda la historia.

Por qué, ¿a qué se refiere con que haya encontrado un lugar en el que encontró magia, resplandor y la verdad?

***

Los golpes en la puerta no paran y hacen que me terminé de despertar totalmente.

El sol se cuela por pequeñas rendijas que quedaron descubiertas y me doy cuenta de que tal vez pasen de las ocho de la mañana.

Con pesar me levanto de la cama y abro la puerta encontrándome con el grandote.

Debo de preguntarle su nombre.

-Buenos días, bella durmiente- saluda, con una sonrisa.

-Buenos días...

-Duncan. Mi nombre es Duncan.

Que fácil fue saber su nombre.

-Buenos días, Duncan. ¿Qué haremos hoy?- pregunto mientras salgo junto a él de la habitación.

-Iremos por comida.- llega a la recepción, o ex recepción.

-¿Puedo acompañarlos?- cuestiono mientras observo como se empieza a guardar armas.

-Es peligroso.

-¿Sabes? Blake me enseñó a defenderme. Créeme puedo ir con ustedes.

-Es muy peligroso- repite molesto.- Además, no necesitamos a tantas personas.

-Anda, puedo ayudar. Además se cómo escondernos de los demons.

-¿Los tenebrosos?- cuestiona, confundido.

Claro, ellos los llaman de otra forma.

-Si, esos- afirmo, sonriente.

-¿Y qué es lo que sabes?

-Ellos se concentran más en los sonidos y que siempre se tiene que mantener el control.

-¿Cómo sabes eso?¿Quien te dijo eso?

Carajo, ¿Cómo le digo que todo lo encontramos por un libro?

Y qué además mi padre tenía sueños sobre ellos.

Me voy por lo seguro.

-Observación- suelto.

Ya. Fácil, sencillo y sin tantas explicaciones.

No es que no confíe en él, pero no tengo las ganas de enfrascarnos en este tema, ni en este instante.

-Aun así no quiero que vayas- murmura.

-Me gustaría ser de ayuda- refunfuño.

-Deja de pedírmelo, no voy a ceder- me advierte .

Vamos caminando por las grandes calles y Duncan siempre está a mi lado. Al final, los demás dijeron que entre más brazos mejor. Así que ya no pudo reprochar por ello.

Aceptó a regañadientes.

En este lugar hay demasiadas tiendas. Pero, Duncan asegura que las tiendas menos peligrosas son las más pequeñas.

Así que entramos en una de esos mini súper, siempre vigilando que no haya nadie al acecho. Él siempre trae consigo su arma y revisa cada rincón de la tienda. Afuera una persona se quedó vigilando y cuando detecte la mínima señal de que hay alguien entrará a avisarnos.

Tarareando comienzo a tomar todo lo que quepa en mis manos y podamos necesitar.

Duncan está detrás de mí y también tomando una que otra cosa.

Con lo que llevamos tal vez nos dure una semana. Tenemos que tener en claro que no somos las únicas personas viviendo en ese hotel. Hay que ser justos.

Tengo las brazos llenos, así que me dirijo a Duncan, él trae consigo una mochila. Abre la mochila y ahí vacío todo lo que tomé. O lo que se alcanzó. Toma otra mochila y ahí terminamos de vaciar todo.

Me pasa una de ellas y me cuelgo.

Estamos a punto de salir de la tienda cuando un golpe muy fuerte se oye.

Mi primera reacción es pegar un brinco del susto. Miro a todos lados y estamos los mismos de siempre. Ellos también escucharon ese golpe y ahora se encuentran atentos a volver escuchar cualquier ruido que los delate.

Duncan con una señal me dice que guarde silencio.

Todos están expectantes de volver a oír otro ruido.

Y otro golpe se oye.

Y esta vez más fuerte.

Duncan con una señal apunta hacia afuera y uno de los que están con nosotros camina a paso lento tratando de que sus pisadas no sean escuchadas. Llega hasta una de las ventanas y aparta una pequeña parte de la cortina que lo cubre.




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