El día en que los monstruos salieron

CAPITULO VEINTE

Todo nos lleva a un sitio

 

Piso una rama y hace una gran ruido en todo alrededor. Y, aunque no lo crean, se escucha tenebroso. Demasiado tenebroso.

Estoy casi temblando de frío, mientras más entramos más frío esta, parece como si no hubiera salida y el camino es largo, muy largo. El mínimo ruido que hacemos hace eco en todo el lugar. Diría que estamos en una burbuja o que entramos en una burbuja que nos hizo alejarnos de la humanidad.

Vuelvo a pisar otra rama y pego un brinco del susto.

Honestamente, es como si estuviera en el primer bosque. Paranoica a más no poder.

Avanzamos y avanzamos hasta llegar a… una cabaña. Una horrenda cabaña.

Lo mismo del otro bosque.

La madera se mira podrida y como si el cualquier momento se hará polvo. El techo está inclinado y hay agujeros, la puerta está semi abierta tentándonos a entrar a fisgonear.

No nos quedamos con las ganas. Nos acercamos a la cabaña y nos quedamos mudos, nos miramos unos momentos y después miramos la casa.

No hay que perder tiempo.

Doy el ademán de entrar, pero Blake me aparta y me pone detrás de él.

Se asoma adentro y después entra completamente, dejándome sola aquí afuera.

—Puedes entrar — alcanzó a escuchar su voz, y no es como si fuera difícil, hay muy poco sonido.

Empujo la puerta y me adentro a esta.

Una biblioteca enorme se cierne ante mis ojos y quedo impactada por lo hermosa que ésta resulta.

Parece que entré a otro lugar. Todo el frío desaparece de golpe. 

Por dentro el espacio está bien reservado y las estanterías de los libros se encuentran completas y firmes.

En cambio, por fuera parece que estuviera a punto de caer en pedazos.

Si, hay polvo por todos lados, pero eso no cambia que el lugar me resulte de lo más fascinante. Me acerco a los libros que están a mi alcance y en ellos visualizo el nombre de varios libros que jamás había escuchado en mi vida.

“la historia de entre dos mundos “

“Amor y guerra”

“la viajera”

“Antes del amanecer”

Son los libros que llaman mi atención, ya que están escritos a mano.

No dice nombre de autor o alguna señal de quién lo escribió. Pero parece ser la misma persona, ya que la caligrafía es la misma.

Y, curiosamente, se me hace conocida.

Me giro para ir a la camioneta, pero Blake me impide el paso.

—¿A dónde vas?— curiosea. 

—Voy a por las hojas que me dio mi papá.—enarca la ceja esperando una mejor explicación— Puedo jurar que es la misma persona que escribió algunos de esos libros— le digo sonriente.

Tengo un poco de esperanza de que haya algo más en esos libros.

O que diga lo que buscamos exactamente.

—Iré yo.

Sale de la cabaña dejándome entre todas las historias y comienzo a buscar más libros que estén escritos a mano.

Me encuentro con miles de títulos y ninguno de ellos me parece haberlos escuchado, comienzo a creer que no encontraré estos libros en otros sitios.

Blake entra con las hojas en mano y me las tiende, tomo un libro y comparo la escritura.

Efectivamente, es la misma letra.

—Es la misma letra, Blake. — lo confirmo. Tomo los cuatro libros y se los doy a mi compañero con una sonrisa de oreja a oreja. —Tenemos una esperanza, tal vez en uno de ellos pueda decir algo de lo que encontraremos, tal vez nos facilite el trabajo y estemos preparados para lo que nos vayamos a encontrar. Tendremos respuesta.

—Morgan… son historias— me susurra con voz suave tratando de no romper mis ilusiones. —Son historias de amor. No creo que ahí encontremos lo que buscamos.

—No entiendes, Black. En las letras se oculta lo que no se puede decir en voz alta. —argumento— Ella en sus historias escondía lo que sabía, tal vez de manera metafórica, pero trataba de que alguien la entendiera, esos podemos ser nosotros. Podemos encontrarle significado. En las hojas que teníamos ella hablaba de un lugar, no podemos asegurar que sea un sitio en específico, pero ella quería que lo encontráramos para salvarnos. Las fotografías y escritos de mi padre querían que nos llevaran a un lado, los mapas y las historias… todo nos lleva a un sitio. Y comienzo a sentir que estamos cerca.

—¿Estás tan segura de eso?— ¿Estoy segura de que estamos cerca? Completamente.

—Jamás había estado tan segura de algo, Blake.

—Entonces, ¿Crees que estamos cerca de lo que buscamos?

—Estoy segura. Quiero creer que el viaje será más tranquilo. —sonrío— Cuando menos los pensemos tal vez estaremos en casa gozando de la felicidad.

—Cuando termine todo esto, ¿Qué harás?

Sonrío, pero ahora con una nostalgia embargándome.

Creo que eso es fácil de responder. Desde el principio supe lo que haría al final de todo esto.

—Buscar a mi padre. —respondo apartando la mirada. Él solo se acerca más a mi y no me juzga por querer encontrar a quien me abandonó. —Por más que quiera odiarlo por abandonarme, no puedo hacerlo. No puedo porque no sé que fue lo que sucedió en realidad.

—No te estoy reprochando que lo sigas queriendo, Morgan. —murmura.

—Quisiera… quisiera que — ¿Qué? ¿Qué me acompañe después de todo esto? Tal vez él quiera seguir con su vida normal y ya no me necesitará para eso—… dejáramos de hablar de eso. —carraspeo, incómoda.

Él nota que no estoy cómoda y cambia de tema.

—Creo que deberíamos irnos, buscar en este lugar resultó más fácil de lo que pensaba.

—Si, supongo. Esperaba encontrar demons por todos lados y escondites secretos. —salimos de la cabaña y comenzamos a caminar hasta llegar a la camioneta.

—Al menos Loki se divirtió. —murmura con ironía al ver a nuestro perro dormido debajo de la camioneta.

Me agacho para despertarlo.

—Es hora de irnos, Loki. —despierta enseguida, y sale con la lengua de fuera y moviendo la cola por felicidad.




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