El día en que los monstruos salieron

CAPÍTULO VEINTIDÓS

Maravilloso. Extraño. Perturbador.

 

“—Cada día logro sorprenderme más de lo que imaginas. Esto es maravilloso.

—No entiendo…

—Por supuesto que no entiendes, querida. Ella te lo ha ocultado todo este tiempo, por más extraño o perturbador que sea, es mejor que se quede así por un tiempo.

—¿Quién es ella?

—Quien te dirá toda la verdad. —responde por último. “

 

 

 

—¿Estás bien?— pregunta una voz con extrema delicadeza.

La figura de Blake se cierne sobre mí. Y se encuentra preocupado, pero por primera vez no siento ningún tipo de dolor extremo, solo hay confusión y un deje de extrañeza. Estoy bien. Él se arrodillada a un lado de mí y solo me observa. No hace ningún ruido y ninguna mueca. Sus ojos están llorosos y no hay señales de que haya estado bien los últimos momentos.

Mis ojos captan algunos moretones que se encuentran en su rostro, así que de manera involuntaria, mi mano se alarga para tocar los golpes que se ocasionó.

—¿Tú estás bien?— devuelvo la pregunta.

—No duelen tanto. — responde en un suspiro. — Me dolió más… —guarda silencio y teme decir algo equivocado o teme decir demasiado. Cierra los ojos e inhala profundamente. —Tienes que dejar de desmayarte cada que nos encontremos con un monstruo, solo harás que me de un infarto del susto.

Una pequeña sonrisa se asoma en mi rostro y respondo con voz temblorosa.

—No es mi intención… Ni siquiera yo lo entiendo.

—Yo tampoco entiendo.

—No esperaba que lo hicieras.

Y es la realidad, no espero que él entienda que es lo que sucede, cuando ni siquiera yo puedo comprender algo. Pero agradezco que me ayude siempre que algo me pasa, es muy amable de su parte salvarme y no dejarme ahí tirada.

Otros hubieran huido ante cualquier señal de un monstruo. Pero él no escapa, no abandona.

—¿Te duele algo?— murmura con temor a que responda con una afirmación. 

—Solo estoy confundida. No me duele nada. —admito en voz alta.

Puedo recordar que es lo que pasó antes de que Blake nos trajera a éste lugar—una casa demasiado alejada de la comunidad—, un lugar donde sí podríamos descansar, pero pensar en ello me pone nerviosa. 

—No quiero molestarte con muchas preguntas… —inicia, pero lo interrumpo antes de que continúe.

—Blake, eres la única persona que puede molestarme todo lo que quiera, es más, te agradecería. — sonríe y suelta las preguntas que lo estaban consumiendo.

—¿Qué viste?—cuestiona en voz baja que pienso a creer que no hizo ninguna pregunta, pero después vuelve a preguntar en voz más alta—¿Qué es lo que ellos te mostraron?

Y empiezo a recordar.

Yo mirándome a mi misma debajo de ellos.

Yo escuchando sus pensamientos.

Yo asesinándome.

Yo a punto de morir.

Yo siendo ellos.

—Morgan… — dice, susurrando, como si estuviera a punto de quebrarse.

—Me miré a mí desde la perspectiva de ellos, como si hubiéramos cambiado de cuerpos.— guardo silencio unos momentos— Escuché lo que pensaban, quieren asesinar a todos los humanos. Quieren que ninguno de nosotros queden con vida.

Y no logro entender como es que nosotros si habíamos podido sobrevivir.

Simplemente no puedo comprender.

Estamos en una línea delgada entre la vida y la muerte.

Y por un momento, yo había pensado en que podríamos volver a tener una vida normal.

Pero no será así.

—Creo que jamás será un buen momento para descansar, cuando pienso en que es buena idea, algo malo sucede— y me reprocho por querer tener un día para mí, un día para nosotros. No nos lo podemos permitir, cada día alguien está muriendo y tal vez no hay quien nos ayude.

—No está mal querer ser normal por un vez. — me consuela y entonces me abraza. —Un día, solo uno. Solo por hoy dejemos de preocuparnos por los demás y comencemos a pensar en nosotros. — aunque el mundo se esta haciendo pedazos a nuestro alrededor, sus palabras me tranquilizan.

Al fin de cuentas, no hay quien nos regañe por descansar. Nadie podía impedir nuestro momento.

Y me relajo entre sus brazos hasta que logro quedar dormida. Otra vez.

 

★★★

 

—La escritora tenía una manía por los bosques— llego a esa conclusión cuando en la historia la pareja se reúne siempre en un bosque.

Llevo por lo menos la mitad del libro y no hay nada fuera de lo normal, a diferencia de que está escrito a mano. Ni siquiera puedo imaginar cuánto se habrá tardado en redactar toda esa historia.

—Tal vez los bosques son importantes para la historia — rebate, Blake está acostado en el piso del cuarto y Loki está a un lado de él, encima, mejor dicho, pero no parece molestarle.

Yo estoy en la otra esquina de la habitación, sentada y con la espalda pegando a la pared. Entretenida leyendo y con la vista fija en cualquier indicio de una revelación importante.

—O tal vez son solo historias — vuelve a farfullar mi compañero — Lo mejor sería es que descanses.

Si, supongo que es lo mejor, pero en realidad me ha gustado la historia. Blake si ha descansado, ayer no había estado demasiado bien.

Nunca nos habíamos recuperado cien por ciento de los golpes anteriores, solo habían medio sanado y cualquier material para curarnos se agotó, lo único que nos queda es no meternos en más problemas.

—Lo mejor es que tengas la mente abierta, Blackie— respondo burlándome de él, escucho un resoplido proveniente de su lado y me doy cuenta de que ahora tiene la mirada fija en mí.

—Creí que te habías olvidado de ese sobrenombre — murmura con fingido fastidio.

—Para nada. No me olvidó de muchas cosas.

—Solo recuerdas lo que te conviene. — una sonrisa asoma a su rostro y no se que pudo pasar por su mente.

No me abstengo de preguntarle.

—¿En qué pensaste?

—¿Qué?— cuestiona, confundido.

—¿Qué pensabas? Sonreíste de la nada.




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